VIVILLADAS: Bedolla y Alfonso, ¡a trabajar!

Persisten desencuentros entre Alfredo Ramírez y Alfonso Martínez. La imagen, en los primeros días del mandato del gobernador, en un café céntrico de la ciudad.

Todos entendemos la situación tan complicada, en cuestión de  finanzas, que dejó Silvano, pero mientras él anda pidiendo socorro  y clemencia como supuesto “perseguido político”, aun dejando en la ruina el estado y vaciada la casa de gobierno, los regímenes de la entidad y de la capital municipal moreliana, andan dando palos de ciego o tronándose los dedos  en relación a cómo le harán para cumplir de la mejor manera  su gran encomienda, porque saben lo que se necesita pero no tienen dinero para hacerlo; no obstante , ya debieron buscar y encontrar  los canales correctos para obtener los recursos necesarios para responder a las expectativas provocadas. Días van, días vienen y todo está paralizado.

La lista es grande de lo que requiere la ciudad capital de la entidad, que demanda que los ejecutivos mencionados ya se pongan las pilas y a trabajar,  porque existen obras que han sido olvidadas  ya que las participaciones correspondientes y los fondos monetarios  están en calidad de olvidados o, para decirlo mejor, defraudados. Es muy cierto que el gobierno federal tiene su responsabilidad pero como  se metieron a la cueva del lobo y  como representantes de sus gobernados, les toca enfrentar y resolver los problemas pendientes que dejó el “Señor del Banquito”, quien está en calidad de mago: “nada por aquí, nada por allá”.

El rostro de Morelia son sus entradas, mismas que esperan la llegada de miles de automovilistas, locales o visitantes, pero la añorada ciudad de las Canteras Rosas parece una población sitiada ya que sus principales accesos son imposibles de sortear y  las filas de automovilistas enojados, nerviosos y desesperados, por más que desean,  no ven la luz al final del túnel, bueno, la de seguir adelante, no la del más allá.

No podemos entender cómo es posible que las obras de infraestructura, muy necesarias en la capital tarden meses y más meses, causando inconvenientes a la movilidad y seguridad de los ciudadanos. La verdad, hasta ya parecen parte del paisaje urbano, como si fuera lo más común de la vida, pero no debe ser así.

Las autoridades  deben apostar a la eficiencia, a la eficacia y a la sensatez; no a la decidía, a la burocracia y a la falta de compromiso, ya que cuando llegaron al poder sabían de todos los inconvenientes que tendrían que enfrentar  y  por lógica resolver.

Las arcas financieras están vacías por lo que gusten y manden, las causas todos las sabemos, pero estamos caminando a  noviembre, casi esperando diciembre, y nada se ha avanzado; no es tiempo de lamentaciones, es tiempo de resolver los problemas existentes,   es tiempo de estrategias convenientes y apropiadas para salir airosos, Morelia merece ser una capital de estado con personalidad y funcional. De plano ya se están tardando. Nadie duda que las administraciones referidas tengan buenas intenciones, magníficos proyectos  pero obras son amores y no buenas razones.

En otro sentido ¡Vaya trabajo que tiene el presidente municipal que fue independiente, que no era independiente y hoy es   tutifrutti!; entre baches, problemas de agua, semáforos descompuestos, puentes de construcción eterna y desde luego cantidad enorme de servicios de salud requeridos, entre múltiples necesidades más, porque él aspira a que su gobierno sea mejor que en la primera oportunidad, aunque  por lo pronto ha empezado con el pie izquierdo.

Deseamos que tanto Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador del estado, como Alfonso Martínez encuentren las mejores opciones para salir adelante, para ser lo que la población espera de ellos y para ser lo que Morelia y Michoacán merecen.

Todos anhelan puestos u posiciones importantes  pero a la hora de la verdad, una vez que se han sacado la rifa del tigre, salen con que… nomás no se puede o la culpa es de los otros. De modo que a demostrar capacidad y compromiso, porque la verdad: ya se están tardando.