El nicolaicismo requiere de nuevas formas de lucha, plantea ex rector

El texto recoge 19 colaboraciones y plantea los diferentes momentos históricos de la institución a través de sus protagonistas

El ex rector de la Universidad Michoacana, Napoléon Guzmán Ávila. | Agencia Comunicación Gráfica

Morelia, Mich.- Una invocación al nicolaicismo como núcleo de la tradición histórica de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y sus aportes a la sociedad, en una época en la que el compromiso se anteponía a los intereses personales e incluso era carta de presentación de todo aquel egresado de la centenaria institución, son recreadas en el texto Experiencia Nicolaita XX/XXI. Generaciones entre siglos, volumen uno publicado por Editorial Jitanjáfora y presentado este miércoles en el Aula Mater del Colegio de San Nicolás, evento en el que el ex rector Napoleón Guzmán Ávila señaló que mantenerse congruente con este ideario requiere reconocer errores y replantear nuevas acciones ante la inoperancia de paros o plantones.

El texto, publicado bajo la iniciativa del Movimiento en Defensa de la Jubilación, el Estado de Derecho y la Autonomía Universitaria (MDJEDAU), recoge 19 colaboraciones de quienes profesaron la docencia, la investigación y los cargos públicos dentro de la Casa de Hidalgo, texto que, con palabras de una de las autoras y presentadora del mismo, Laura Eugenia Solís Chávez, busca mantener encendida la llama en torno a uno de los máximos emblemas de la UMSNH, un nicolaicismo que “se lleva en el alma”.

La obra fue comentada por la maestra Lelia Próspero Maldonado; el ex rector Napoleón Guzmán Ávila, Tania Álvarez Guzmán, ex directora de la Preparatoria 5 “Melchor Ocampo”; Humberto Urquiza Marín, y un complemento final por el editor de Jitanjáfora, el poeta José Mendoza Lara, quien planteó dos retos para analizar al nicolaicismo, tanto en su vertiente artística como hurgar en su lado dionisiaco, el humor que, dijo, ha sido el rasgo de muchos personajes emanados de la política y la cultura universitarias.

Guzmán Ávila señaló que con toda la carga histórica, la UMSNH es una institución que no puede eludir el renovarse y aún cuando el nicolaicismo “se lleva en el alma”, éste se debe asumir como un compromiso permanente, que no tiene que ver con “expresiones sindicales” sino que atañe a una fidelidad y conciencia permanentes.

La UMSNH ya no es la misma que antes, sentenció el fundador del Instituto de Investigaciones Históricas. Huelgas y paros han demostrado su ineficacia, apuntó al exhortar a reconocer que se requiere de buscar nuevas formas, “llegar a la comunidad con nuevas propuestas y nuevas prácticas para conducirse”. ¿Qué tanto conocemos a las nuevas generaciones?, se cuestionó al pedir a los presentes un esfuerzo para verlas y poder “encaminarlas”.  

En sus reflexiones finales, Guzmán Ávila señaló que los retos que enfrentan los universitarios es rescatar a la UMSNH y al Sindicato de Profesores (SPUM), reconocer los errores y ponerle un alto a “la cultura del odio”, del desmantelamiento de la institución fundada por Pascual Ortiz Rubio, derroteros en los que confío en que las nuevas generaciones “construyan una nueva etapa del nicolaicismo”.

Álvarez Guzmán -quien señaló que el desconocimiento de la historia de la UMSNH se refleja en el cómo los universitarios actuales pronuncia nicolaita, “lo pronuncian mal”-, señaló que aunque no fue participe directa de los acontecimientos narrados en el volumen, ya que no forma parte de esas generaciones, afirmó sorprenderse con las rememoraciones, visiones y acciones de los autores como protagonistas de un momento difícil en la Universidad Michoacana como lo fueron los movimientos estudiantiles en la década de los 60 y que tuvieron como desenlace la intervención del Ejército y la represión y encarcelamiento de maestros, a la par del auge del marxismo y los movimientos de liberación en América Latina, el comunismo ruso y la hegemonía imperialistas de los Estados Unidos de Norteamérica.

Ubicados en entre los años 1944 a 1970, los autores han pasado desde aquellos años de prueba a sus convicciones, hasta los periodos actuales donde la ex directora destacó los movimientos de reforma a la Ley Orgánica de 1985 y al bachillerato en 1990.

Con alusiones a un contexto sobre cambios en la institución que hicieron a un lado la tradición histórica nicolaita, Álvarez Guzmán mencionó la irrupción de generaciones que no forjaron su trayectoria “de abajo hacia arriba”, como destacó en los autores del volumen, sino que en sentido contrario, “perdieron la perspectiva” al arribar nuevos docentes con posgrados y quienes se integraron a la institución a nombre de la excelencia académica desde el 2006, y “llegaron con la plaza directa” al igual que en otro momento, abundó: “conocerán su instituto pero no a la Universidad Michoacana”.

Sobre este punto y en una intervención inicial, la maestra Lelia Próspero apuntó que el “desmantelamiento” de la Universidad Michoacana inició en 1999, cuando el propio rector descalificaba a los maestros universitarios, y ahora, en tiempos en los que las propias autoridades universitarias mantienen sus ataques a la institución, “no podemos estar callados”.

Por su parte, Urquiza Marín señaló su paso por la Facultad de Altos Estudios que impulsara el rectorado de Eli de Gortari, con maestros “que nos dejaron la inquietud de ser mejores que ellos”, muchos de ellos provenientes del exilio español “profundamente dedicados a la investigación y la enseñanza”.

Los autores incluidos en este primer volumen -donde a comentario de Guzmán Ávila respecto a que plasmaba la equidad de género, tanto Laura Solís Chávez como José Mendoza Lara, editores de Jitanjáfora, se comprometieron a enmendar en el segundo volumen-, son de acuerdo al orden en que son presentados en el texto: Francisco Gerardo Becerra; Guillermo Ramón Campillo García; Arturo García Campos; María Eugenia Figueroa Hernández; Baltazar Júnez Vega; ;arco Antonio López López; Raúl Mejía Alfaro; Carlos Melgarejo Cortés; José Mendoza Lara; Jaime Moreno Villa; Oscar Olvera Reyes; Santa Ortega González; Nelio Pastor Gómez; Yiringari Pompa Flores; Hilda Lelia Próspero Maldonado; María Esperanza Rangel Aguilar; María de Jesús Sierra Ballesteros; Laura Eugenia Solís Chávez y Everardo Urquiza Marín.

El volumen incluye dos homenajes, a Manuel Camacho Orta y a Raúl Mejía Alfaro, con un In Memoriam a Humberto Puente González, testimonio especial de Antonio García Ahumada, a Gaspar Aguilera Díaz; a Rafael Mendoza Castillo; a Roberto Mendoza; a Jesús Morales Pérez; a Raúl Ortega González y a J. Jesús Urtis.