VIVILLADAS: Reflexiones de navidad

Pastorela en Morelia. (Foto: especial)

La festividad  navideña es la celebración más esperada en decenas de países en el mundo cristiano, su connotación, de manera preponderante, es de índole religioso, pero se ha caracterizado por múltiples festejos donde el júbilo , la algarabía y el lazo familiar y amistoso se respalda en la una rica cena,  donde se intenta vestir bien y desde luego tomar bebidas etílicas sin descanso alguno, al menos en México ponemos pie adelante en este sentido, aunque por obvias razones sabemos que en miles de hogares buena  puede pasar como un día más porque simplemente… no tienen los recursos suficientes para el cortejo.

Ha tenido tanta influencia la natividad de Jesús de Nazareth que las etapas de la historia del hombre y el mundo  se dividieron antes de su nacimiento y posterior a él, también gracias a ese episodio podemos decir que bellas tradiciones surgieron , aunque algunas , como las posadas, poco a poco han ido perdiendo su esencia,  donde quizá intervinieron otras formas de vivir, la cuestión financiera y desde luego cierto momento de aculturación, lo que se entiende como reemplazo de expresiones culturales propias que son suplantadas por otras.

Es toda una fiesta, tanto por la devoción cristiana como por parte del famoso aguinaldo de las posadas que desde hace tiempo también se manifiesta en beneficio económico para un buen número de trabajadores, mismos que esperan convertirse en Reyes Magos o  en el Niño Dios, como se vive en algunos lugares como  Guadalajara, para que sus hijos reciban la bendición de algunos juguetes por la madrugada. Cabe mencionar que asociaciones civiles o ciudadanos unidos gustan preservar esta práctica, regalando artículos a pequeños que viven en pobreza o pobreza extrema y también a niños y niñas que sufren cierta enfermedad terminal, lo que sin duda es muy loable.

La página de internet Guioteca (2021) publicó algunas reflexiones que nos parecen de gran valía en esta celebración:

Hay muchos quienes critican la Navidad y, especialmente, el consumismo excesivo que la acompaña. Desde mi experiencia personal, siento que, en realidad, no tiene nada de malo inicialmente. Muchas veces sentimos la necesidad de liberar nuestra mente de las preocupaciones y volcarla hacia aquellas cosas que nos hagan sentir más felices, aunque sea por unos momentos. En este aspecto, elementos tales como el árbol de navidad, las luces, la cena y la entrega de presentes constituyen toda una tradición y una instancia de agradecimiento y la retribución hacia los demás. El punto es cuando esto se vuelve el centro de estas fechas y se convierte más en una obligación que en un disfrutar tranquilo y relajado, haciendo que se vaya desvirtuando su significado y repercutiendo entre otras en nuestro nivel de calma y, por qué no decirlo, también en nuestro bolsillo personal. Existen distintas formas de celebrar la Navidad. Y si bien es cierto, tendemos con bastante frecuencia a buscar aquello que nos sea más fácil y práctico de realizar.

Lo anterior lo puntualizan con cierta razón, pero también hablan de tres elementos esenciales que pueden regalarnos cierta paz espiritual y moral.

Gratitud: La gratitud es esencial; es darnos cuenta de todo lo bueno que somos y tenemos en este momento, sin necesidad de nuevos elementos externos. Si hubiese un regalo que pudiese realizar a cada uno es la invitación a practicar el poder de las gracias tan solo unos minutos. Es impresionante el efecto que genera instantáneamente en nuestro interior, cambiando nuestro nivel de energía interna y volviéndonos más contentos, agradecidos y, por supuesto, más festivos.

Generosidad: La generosidad es una consecuencia natural de la gratitud. El desafío, en este caso, es sentir que realmente estamos compartiendo algo con un valor más profundo. Comprometernos a sentirnos mejor, a entregar lo mejor de nosotros desde nuestro estado de ánimo, acordarnos de quienes no lo están pasando bien y realizar pequeños gestos de reconciliación con quienes hemos estado distanciados son hechos que, ciertamente, hacen una gran diferencia.

Responsabilidad: Tomar responsabilidad por nosotros mismos cobra especial sentido en estas fechas. Apreciar nuestra vida, celebrar por ello y cuidarnos a nosotros mismos, desde la organización de nuestros gastos personales a la realización de una celebración tranquila y sin riesgos ni excesos, son aspectos esenciales a considerar.

Señalamos que la Navidad, más allá de la celebración y de los regalos, es una gran oportunidad para conectarnos con nosotros mismos y reflexionar de forma sencilla en torno al verdadero espíritu que encierra esta fecha.

Mucho debemos reflexionar, de revalorar en estas fechas, sobre todo, en esta etapa de virus, coronavirus, insensibilidad y hasta banalidad, donde lo material ensombrece los valores y sentimientos que deben ser representantes indiscutibles de los seres humanos

Todos sabemos que la Navidad despierta una enorme alegría en los corazones de las personas, pero tal vez no nos hemos puesto a pensar el por qué sucede esto o qué cosas son realmente importantes durante esta celebración y que nos pueden llevar a experimentar una mayor felicidad.

El verdadero regalo esta Navidad es el poder estar todos juntos en familia. No obstante debemos recordar que si la propia familia es determinante  aun así vivimos y convivimos en sociedad, si buscamos la armonía habrá que recordar: “Si tienes un corazón mezquino y no te gusta compartir con quien menos tienes, esta Navidad es tu mejor oportunidad para que te propongas un cambio y seas una persona más solidaria y generosa”.

 Que “Si buscabas una oportunidad de acercarte más a tu prójimo esta es la época más propicia para el perdón y la reconciliación.” Y desde luego “Alégrate en estas fiestas, busca ser mensajero de sentimientos de paz e irradia en los demás el amor que sientes hacia Dios que renacerá a través de su hijo en esta Noche Buena”.

¡Vivilladas les desea una Feliz Navidad!