Con un crecimiento de 2.5%, en el 2021 se profundizó la crisis en la economía estatal

Consumo interno retraído ante la caída del empleo, escaso gasto público y el efecto de la deuda, con impactos negativos en la inversión, los principales indicadores en el año que termina, de acuerdo con analista de la Facultad de Economía

Finanzas y estabilidad económica estatales con impactos desde la pandemia, retos para estabilizar un crecimiento que se prevé no supere el 2 por ciento en el 2023. | Ilustración: Pixabay

Morelia, Mich.- En el año que termina se profundizó la caída de la economía michoacana, tanto por la dinámica marcada por la recesión generada por la pandemia, como por factores de rezagos que se arrastran desde hace dos décadas, lo que trae como consecuencia que en el 2021 apenas alcanzó un crecimiento de 2.5 por ciento.

Así lo establece el analista y profesor investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Michoacana, Heliodoro Gil Corona, quien señala que “el recuento de poco más de dos décadas pone al descubierto el frágil crecimiento y los daños ocasionados en sectores económicos clave. La economía de la entidad de 2000 a 2021 reportó un aumento del Producto Interno Bruto Estatal (PIBE) a tasa media anual de 1.5 por ciento, vislumbrando trayectorias muy irregulares y una tendencia reciente de menguado comportamiento del PIBE”.

De acuerdo al análisis del también integrante del Colegio de Economistas del Estado, entre los indicadores con los que cierra el año destacan:

-El retraído consumo interno, por el fuerte descenso experimentado en el empleo formal. “Después del techo más alto alcanzado de creación de empleos formales de 30 mil 551 empleos formales en 2017, inició la debacle en el mercado laboral michoacano, terminando en 2020 con una pérdida de (-) mil 487 plazas y en 2021 con una creación de nuevos puestos estimadas de 9 mil 650. La contracción del consumo en este periodo fue acentuada, en virtud de que la dinámica del trabajo productivo formal cayó en (-) 68.4% de 2017 a 2021”.

-Raquítica inversión pública, con efectos adversos en varios sentidos. “Fue notoria durante el periodo reciente recursos anuales de inversión que apenas rebasaron en promedio los mil 400 millones de pesos de 2012 a 2020”.

-Carencia de inversión. No inculcó confianza en las empresas instaladas en la entidad, “ni pudo incidir en el ´efecto arrastre´ para atraer inversión extranjera directa de las actuales y nuevas empresas con intereses de negocios en los mercados nacional y extranjero (…) En 2021, la inversión pública ejercida apenas ronda los 832 millones de pesos, ante necesidades de inversión de 5 mil millones de pesos anuales para potenciar la mezcla de recursos entre los gobiernos federal y municipales, iniciativa privada, organizaciones de productores, fundaciones y organizaciones internacionales”.

-Estancamiento del gasto, con apenas un crecimiento medio anual de 1.4 por ciento de 2012 a 2021, pasando a valores reales de 62 mil 135 millones registrado en 2012 a 70 mil 724 millones de pesos estimado al cierre de 2021. “La dilatación del gasto público estatal tiene varias explicaciones que no se deben perder de vista para un mejor entendimiento. Las fuentes de ingreso ordinarias locales y federales no han sido lo suficientemente robustas para corresponder en la misma medida a los requerimientos de gasto para sostener la normalidad operativa gubernamental, niveles adecuados de inversión productiva y el cumplimiento de obligaciones financieras que socaban las precarias finanzas estatales”.

-Tamaño de la deuda pública directa alcanzado hasta 2021, “distrajo recursos para solventar el servicio de la deuda en capital, intereses, gastos, comisiones y garantías, que menguaron en mucho la eficacia del gasto público en temas torales relacionados a la inversión productiva y el desarrollo estatal”.

-Ahorro externo, mediante la exportación de mercancías, la atracción de inversión extranjera directa (IED) y remesas familiares, “pone de manifiesto la modesta vinculación y participación de las actividades económicas locales a los mercados internacionales. Sin soslayar que las remesas familiares son tema aparte para explicar sus bondades en el tejido social y económico de las regiones de la entidad”.

En resumen, concluye el analista, en 2020 y 2021, los principales factores económicos “vislumbraron un acentuado deterioro de los indicadores clave de la entidad, resumido en un raquítico crecimiento económico, precario mercado laboral, débil estructura económica en los sectores tradicionales – campo, manufactura industrial y comercio -, franca desindustrialización y endeble capacidad para incorporar ahorro externo”.