Los fraudes y la medicina alternativa

El término “Medicina alternativa” o medicina no convencional se aplica a cualquier tratamiento cuya eficacia terapéutica no está demostrada y que es usado en lugar de un tratamiento estándar. (Foto: especial)

Primero, recordemos que se entiende por fraude. En el sentido más amplio, el fraude incluye cualquier delito por medio del cual se obtiene una ganancia y que utiliza el engaño como su principal manera de actuar. Concretamente el fraude se define por “Una declaración falsa para inducir a otro a actuar a en su detrimento”.  

Quien comete un fraude sabe que el ciudadano promedio es proclive a creer  prácticamente cualquier cosa, y curiosamente mientras más absurda más probabilidad tiene de que la crean, aquí entran los OVNIS, el Tarot y  el Psicoanálisis hasta la ideología, homeopatía, Flores de Bach y un etcétera que puede ser tan largo como se desee. 

El término “medicina alternativa” o medicina no convencional  se aplica a  cualquier tratamiento  cuya eficacia terapéutica no está demostrada  y que es usado en lugar de un tratamiento estándar. Recordemos que los  tratamientos estándar se  basan en una investigación científica rigurosa, verificada y probada.

Es un hecho que las medicinas alternativas están en boga, en realidad me parece que siempre lo han estado, solo que la facilidad para incomunicarse en la actualidad hace más evidente este fenómeno. Las medicinas alternativas son una realidad y no van a desaparecer cerrando los ojos. 

La cultura promedio en nuestro país es más bien mala, por no decir que muy mala, estamos reprobados en cuanta evaluación se haga, y eso lo saben, o lo intuyen aquellos que se dedican a estafar incautos, y lo más vergonzoso, cuentan con la complicidad, por apatía, omisión o colusión de una parte de la profesión médica. Es altamente probable que si el grueso de la comunidad médica las hubiera criticado y combatido, hoy  tendrían una aceptación menor. ¿Por qué no lo han hecho? Hay varias posibilidades, en primer lugar, dinero; la demanda de las medicinas alternativas se incrementa y es un negocio creciente. Y negocios son negocios.

En  segundo lugar,  desinformación e ignorancia;  la formación de los médicos durante la carrera no es todo lo completa que debería ser. Se memorizan muchos datos,  pero pocas veces se les  explica de dónde vienen esos datos y cómo se ha llegado a ellos a través del llamado “Método científico”.  En la materia de  farmacología se  aprenden las características y propiedades de los medicamento y sus indicaciones, pero no como fue el camino de su descubrimiento y los protocolos seguidos. En otras palabras, aprende para que sirven pero no como se descubrieron.

Otro. Criticar en el consultorio a las medicinas alternativas es garantía de bronca con los pacientes que creen en ellas, y vaya que son bastantes. Por lo tanto muchos médicos evitan estas situaciones para llevar la fiesta en paz.  

La medicina alternativa no es, ni puede ser una opción frente a la  medicina científica. La medicina científica se basa en ciencias establecidas, verificables como la bioquímica y la fisiología, la medicina alternativa se basa en anécdotas, nebulosas teorías inverificables y fe, sobre todo eso, fe.  

¿Cuántas medicinas “alternativas” existen? Muchas, no hay un número preciso y varias de ellas se superponen; otras van y vienen, según las modas, como es el caso de las flores de Bach, que datan de los años treinta, durmieron el sueño de los justos por varias décadas y ya resurgieron. 

Una de las características de las pseudomedicinas es el abuso que hacen de palabras grandilocuentes. Se recurre a palabras complicadas para impresionar ignorantes y encubrir lo vacío de sus conceptos; así encontramos a la Medicina Integral Quántica, la Biorresonancia, Moraterapia, Quirorreflexoterapia, Magnetoterapia, Técnica Bioenergética Cuántica Holográmica (?). Se abusa de vocablos extraídos de la física como energía, iones, cuantos, cargas positivas, cargas negativas,  salto quántico, frecuencia vibratoria, inducción, radiaciones etc., sin tener la menor idea de lo que significan. 

 En el caso de algunos métodos como la ideología y la reflexología simplemente se inventan indemostrables conexiones “neurológicas” o “canales energéticos” entre un órgano y el iris. 

Finalmente, ¿existe algo, en todo esto, que haya sido demostrado?  No, no hay nada comprobado de acuerdo a un método científico.  Ningún partidario de las pseudomedicinas ha demostrado (ni intentado demostrar) que las energías que dicen manipular existan en algún lugar fuera de su imaginación. Ni que los cristales de cuarzo sirvan como algo más que de adorno.

Pero ya lo sabemos, creer es más cómodo y fácil que pensar.