Sólo el gas lacrimógeno pudo contener a las feministas

Los intentos de mujeres de derribar las vallas metálicas en Palacio de Gobierno provoca la reacción de elementos de seguridad que resguardaban el inmueble

Morelia, Mich.- Sólo los gases lacrimógenos pudieron contener la avalancha feminista que este 8 de marzo salió a las calles a protestar por los feminicidios y la violencia contra la mujer, que  nutrida por varios contingentes dejó a su paso vidrios rotos, edificios pintados y escasos daños en el inmueble que era el blanco y objetivo de la indignación, el Palacio de Gobierno.

Después de las 17:00 horas, sale de la Calzada Fray Antonio de San Miguel el primer contingente de colectivas, la Red Feminista, conformada por varias decenas de mujeres que, festivas, inician la marcha que a los pocos pasos empieza a manifestarse con energía: martillos en mano, rompen vidrios de los inmuebles a su paso y llueve la pintura sobre las fachadas.

Al paso de las mujeres se escucha el caer de las cortinas metálicas de los negocios que se mantienen abiertos, muchos otros han cerrado desde hace varios minutos.

Luego de desviarse por la calle Fray Antonio de San Miguel, el contingente arriba al templo de San Francisco donde una valla de feligreses vestidos de blanco acompañados de un cura no impide que caiga la pintura sobre la fachada. Consignas contra el patriarcado, “que va a caer, que va caer”, aplausos y hurras acompañan a la improvisadas oradoras que sin referirse a casos concretos solo generalizan en su discurso la condena a la violencia y los feminicidios. Ningún dato o número para aludir a la situación que mantiene al estado dentro de los primeros cinco lugares en el país como zona de riesgo para las mujeres.

De ahí parten la mujeres hacia el Palacio de Gobierno, a cuyo arribo empiezan a golpear las vallas metálicas colocadas en torno al inmueble desde el viernes pasado. La presión de las patadas que llegan a sr ininterrumpidas en momentos, logra hacer ceder una de las partes de la estructura, lo que permite ver al contingente de policías atrás del muro de metal.

Así se mantienen un rato, hasta que las manifestantes optan por un momento de calma, tal vez a la espera de un mitin que nunca se hizo o un acto cultural que tampoco llegó a realizarse.

Casi a la 19:00 horas, otra marcha se acerca por la Avenida Madero, proveniente también de la Calzada Fray Antonio de San Miguel. Más nutrido, también exhibe su indignación rompiendo vidrios a su avance y metiéndose con los reporteros, situación que ya se había dado con el primer contingente. Empujones, insultos y hasta amagos de agresión con palos, generan tensión entre manifestantes y periodistas. “Ustedes marchen y a nosotros déjenos hacer nuestra chamba”, clama un reportero gráfico, y si, justamente los compañeros fotógrafos y camarógrafos son los más agredidos y objeto de baños de aerosol a sus celulares y cámaras.

Colectivas como Las Incendiarias, entre otras, participan en este segundo contingente y hacen gala de su bloque negro, como se conoce al contingente a la ofensiva que marca el paso de la marcha, con vandalización de espacios.

Arriban en pocos minutos al primer cuadro de la ciudad, no sin antes detenerse a romper vidrios en el Congreso y en los bancos que se encuentran en la esquina de Morelos y Madero, ya a pocos metros de Palacio de Gobierno donde el primer contingente sigue y se al ver la cercanía de las otras colectivas se reagrupa para embestir de nuevo a la vallas, donde salen chispas desde atrás de las mismas, señal de que las están saldando para reforzarlas.

Surgen los primeros chorros de lacrimógeno y a cada disparo del gas, las manifestantes y algunos hombres vestidos de negro que las acompañan en  sus embestidas se retiran momentáneamente para volver a la carga.

El otro contingente avanza hacia la sede del Ejecutivo, luego de haber destruido las débiles barreras de madera con que se pretendieron cubrir las ventanas de una sucursal bancaria y romper todos sus cristales.

La cercanía del segundo contingente alienta a quienes siguen embistiendo el muro metálico. La notoria mayoría que conforma a los recién llegados alienta con gritos de bienvenida a los refuerzos, pero ante el ataque con mayor intensidad con patadas y lanzamiento de objetos hacia las vallas, genera que el lanzamiento de gas lacrimógeno se intensifique y provoque una estampida para alejarse del lugar, con escenas de niños aterrados que desde los hombros de sus madres, gritan, mientras algunas feministas muestran los primeros estragos de las nubes que en momentos hacen denso el ambiente, quejándose de los efectos del gas en ojos y garganta.

“¡Botiquín, botiquín!”, gritan algunas, pero sus llamados se oyen débiles a comparación de las consignas lanzadas hace unos momentos, mientras algunos ciudadanos observan impávidos desde las aceras y en algún momento también empiezan a alejarse del lugar.  

Las mujeres intentan reagruparse a dos cuadras del lugar, a la altura del Congreso del Estado. “No corran, mantengámonos unidas, aléjense de la zona de Catedral”, pide una con altavoz en mano, pero en realidad las participantes se empiezan a dispersar y abandonan poco a poco el lugar.

En la calle quedan cartelones tirados, algún grupo que rodea a una afectada y siguen pidiendo auxilio, mientras que en torno al Palacio de Gobierno el humo se ha disipado y el inmueble luce con sus luces de morado, como se dispuso hoy que todos los edificios públicos lucieran con ese color sus fachadas.