La violencia y la impunidad imperan

Marcha del 8M en Morelia. (Foto: ACG)

Es alarmante el grado de violencia, intolerancia, discriminación y separación que existe actualmente.

El grado de descomposición social, aumenta día a día, poniendo en riesgo no solo el presente, sino el futuro de nuestro amado México.

El daño que causa la violencia va mucho más allá del daño físico. La violencia se puede dar en muchos ámbitos: en el trabajo. La escuela, el lugar donde vivimos, etc. Puede haber violencia de género, por diferencia ideológica, por creencias religiosas, e incluso como lo vimos el pasado domingo por preferencias – fanatismo en el futbol.

Las imágenes de lo sucedido en el estadio eran desgarradoras, impactantes e indignantes. En lo personal la que me pareció más demostrativa de lo que sucede, es la de un niño de aproximadamente seis o siete años, al que le tienen que quitar la camiseta, del equipo de su preferencia, o más bien de preferencia de su papá, para que no lo golpeen los del equipo contrario.

Del papá, de los tíos, de los amigos se aprende, a que equipo irle, se aprende el fanatismo, la intolerancia e incluso la violencia, al grado de volverse una cuestión cultural, como el machismo.

La impunidad que existe hacia la violencia en todas sus formas y ámbitos, esta literalmente desgarrando a nuestra sociedad, a nuestro país.

Fue impresionante ver los videos; la gente en el estadio de foot ball, agrediendo a otros, casi matándolos, por el simple hecho de apoyar a otro equipo. Los policías estaban ahí, se hacían los que no veían.

El 27 de febrero pasado, hubo una masacre en San José de Gracia, Michoacán. Fusilaron a más de once personas que asistían a un velorio.   El hecho en si es terrible, y fue un caso mas de los muchos que ha habido en el país. En los videos, se veía como les dispararon. Varias horas después, cuando llegaron las autoridades, decían no había cuerpos, solo restos de masa encefálica, y en grandes bolsas negras pedazos de cuerpos. Les era difícil saber que había pasado sin ver las evidencias, declararon a los medios.

Justamente los medios dieron a conocer   otro video, en el que se podía ver como llegaban en una camioneta con su “kit” de cloro y varios productos para quitar la sangre y evidencias incriminatorias. Hasta una Karcher (hidro lavadora), mangueras y lentes protectores para lo que salpicara. Iban bien preparados para limpiar todo rastro. Al verlo, pensé seguramente los de ese cartel, ven la serie “The cleaning girl”, (la chica que limpia) de HBO, la cual narra como una chica inmigrante se gana la vida limpiando casas, baños públicos e incluso va a los Casinos, fabricas, y antros.

 La serie se lleva a cabo en Las Vegas, la chica filipina se encontraba limpiando un baño, en el mismo lugar donde un cartel mexicano había asesinado a alguien, al darse cuenta de que estaba ahí la chica, la iban a matar, pues podría delatarlos. Ella para impedirlo les ofrece limpiar la escena del crimen, saca su kit de limpieza y deja todo brillando de limpio.  Como queda limpio, sin rastro de lo que ahí había sucedido, al llegar el FBI, y la DEA, no pueden levantar cargos, pues no hay evidencias. Al ver esto, el cartel utiliza este método; que siempre se vaya a limpiar sin dejar evidencias. 

En San José de Gracia, pasaron horas antes de que llegara cualquier autoridad, dando tiempo suficiente para que limpiaran con mangueras, cloro etc.

Viendo se aprende, así esta sucediendo, así se está reproduciendo la violencia de generación en generación. La impunidad ha abonado el campo para que esto suceda.

 La violencia impera, el odio, la descalificación y rechazo a quien piensa, viste, habla diferente, o tiene otras creencias o gustos, y claro la violencia de genero que también se da  en todos los ámbitos y en todo lugar.

El martes pasado se conmemoró el día de la mujer. La lucha de las mujeres por sus derechos, por la igualdad, contra la violencia, la lucha por su derecho a vivir, a ser respetadas, ha sido larga y cruenta.

Si observamos, la lucha de las mujeres ha sido y aún es por la humanidad, más que por ellas mismas. Así ha sido al largo de la historia en todo el mundo.  Es solo en los últimos años, que las demandas se han visto centradas en la violencia ejercida hacia ellas.

 La violencia contra las mujeres ha aumentado de manera desenfrenada en nuestro país. Miles de mujeres han sido asesinadas, desaparecidas, violentadas, violadas, golpeadas, miles han sido   víctimas de acoso sobre todo sexual, en el trabajo, miles maltratadas de manera física y emocional en sus hogares. Por la miseria en las comunidades indígenas de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, se ha llegado a vender a niñas. No puede llamarse un país con justicia mientras siga ocurriendo todo este tipo de violencia.

 Tan solo en los últimos tres años ha habido 10,753 feminicidios.  Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, publicados el 27 de octubre del año pasado, son asesinadas 16 mujeres al día en nuestro país.

Según datos aportados por la secretaria de Seguridad pública, Rosa Icela Rodríguez, de enero a mayo del año pasado, 423 mujeres fueron asesinadas por razón de género. Otros delitos como violaciones han crecido más de un 30% en comparación con los mismos meses del 2020.

El Comité de las Naciones Unidas contra la Desaparición Forzada (CED) expresó su seria preocupación por la gravedad de la situación de las desapariciones forzadas en México. Al 26 de noviembre de 2021, último día de la visita del CED a México, 95,000 personas estaban registradas oficialmente como desaparecidas.

Estamos hablando no de cifras, sino de dolor, de impotencia, de angustia, de miedo, de coraje, en miles y miles de personas a lo largo y ancho del país.

Y las mujeres salen, y denuncian, lloran, buscan y buscan, durante años, muchas veces hasta su propia muerte. Buscan a sus hijos que quien sabe que les pasó, quién sabe donde están, si están vivos o muertos.

 El martes pasado salieron, salimos. Paseo de la Reforma, el Monumento a la Revolución, la Alameda, avenida Juárez, se vistieron de morado y verde. Parecía que los cientos de Jacarandas en flor, se unieran a la marcha y caminaran con las 75 000 personas que abriendo camino, tocaban flautas, violines, guitarras, panderos y huehuetles. Bailando, corriendo, saltando, de felicidad de estar vivas, pero también de indignación, de coraje, de tristeza por lo que ha pasado, por lo que pasa. Y justamente intentando ya no pase, se exige, se denuncia, se alza la voz y se canta a los cuatro vientos la verdad.

Por todo el país, se alzaron las voces. En Ciudad Juárez los cientos de cruces rosas son testigos de la impunidad y la injusticia. Estas cruces nacieron de la tristeza, angustia y coraje de Paula flores, por la desaparición de su hija de 16 años María Sagrario González Flores, en 1998. Paula y muchas madres más en la misma situación, se organizaron y fundaron el primer grupo de madres: Voces sin Eco, “porque cuando a las niñas las agarran nadie las escucha.” Paula y su familia cada año retocan las cruces que están en las avenidas principales, el centro de la ciudad, y hasta en la garita. Esta insignia de duelo y de fuerza ha estado presente en todos los espacios donde hay una manifestación contra esta forma de homicidio.

Cada madre, cada familia, busca, hace hasta lo imposible por encontrar a sus hijas, porque se encuentre a los que se las llevaron, a los que las mataron. Y nadie sabe quién fue.

“Las rastreadoras”, se llama el grupo de   madres que buscan a sus hijos desaparecidos. “Te buscaré hasta encontrarte” es el lema de este grupo de mujeres del estado de Sinaloa que se han dado a la tarea de investigar el paradero de sus hijos ante la desidia judicial.

Hubo marchas de protesta en todo el país, el enojo ante la violencia, hacia la impunidad imperante se manifestó mediante miles de voces que se unieron al grito de; ¡Ni una más! 

Zacatecas, Nuevo León, Michoacán, Guerrero, Chihuahua, Juárez, Puebla, Estado de México, Querétaro, Guanajuato, Veracruz, Durango, Tamaulipas, Yucatán, Jalisco, San Luis Potosí, Campeche, Coahuila, Baja California Sur, Quintana Roo, Ciudad de México, fueron una sola voz, reclamando justicia, alto a la violencia y la impunidad.

Mujeres y hombres de Acteal y de San Cristóbal, marcharon y protestaron por el despojo y la enorme violencia de que son víctimas las comunidades indígenas.

El 8 de marzo es día de conmemoración, agradecimiento y compromiso con las mujeres que nos dieron vida, por las que lucharon por todos nosotros, por nuestros derechos, por nuestra libertad y ya no están. Por los miles que han muerto dando vida, por las miles a las que se les ha quitado la vida por el solo hecho de haber nacido mujeres.

Por ellas, por nosotras, por nuestras hijas, nietas, por todas las que vendrán, sembremos semillas de respeto, tolerancia, justicia, amor, que sin duda harán florecer a la humanidad.

No nos cansemos, no desfallezcamos, no tengamos miedo, sigamos abriendo caminos, sembrando anhelos de justicia y cese a la impunidad.    

Hagámoslos realidad.