URBANÓPOLIS: Más pequeño y más cerca

Previo al pasado “puente” o, mejor dicho, fin de semana largo, festivo e inhábil en conmemoración del natalicio de Benito Juárez, el Gobierno de México anunció que todos los estados se encontraban en “semáforo verde” ante la pandemia de Covid.

Dicha noticia se puede interpretar como una estrategia para tranquilizar a aquellos individuos que aún mantienen preocupación por la pandemia y el riesgo de contagiarse de Covid, o bien, como una invitación para salir, vacacionar o simplemente pasear, en el entendido de que la economía del país requiere que todos y cada uno de los individuos volvamos a los niveles de consumo pre-pandemia.

En cualquiera de los dos escenarios, el objetivo parece ser el mismo: que olvidemos la pandemia. Aún y cuando, de manera consiente, la mayoría de la población sigue cargando y, en ocasiones usando un cubrebocas, parece que lo hace más por no arriesgarse a cuestionamientos sociales o que se le niegue el acceso a algún establecimiento o comercio, que por convicción propia de evitar contagios. Tal vez, en gran medida porque las noticias, los conteos sobre el número de contagiados y fallecidos ya no ocupan los titulares en diarios y noticieros, han dejado de ser noticia o bien, han dejado de ser noticia porque ya estamos en el momento post-covid.

Utilizo post-covid simplemente para definir un momento distinto al existente al inicio de la pandemia, aunque en un inicio mucho se habló de la “nueva normalidad”, creo que esto se debió a un inesperado ímpetu porque pasara la pandemia y con ello, todo siguiera siendo igual. Toda vez que “normalidad” proviene de norma, palabra que en latín se usaba para nombrar la escuadra utilizada por albañiles y carpinteros, con la que podían comprobar que sus obras siguieran las medidas deseadas, es decir, las medidas regulares, predecibles y habituales. Así, se debe de entender que la normalidad no puede considerarse un término absoluto y universal, sino por el contrario, dependerá del individuo y del contexto en el que se desarrolla.

El tema de interés es señalar algunos de los aspectos que cambiaron en la ciudad y que tal vez, aún y cuando los observamos durante los últimos dos años, deberíamos de reflexionar en torno a que tan temporales son, o si simplemente constituyeron una acción emergente ante la situación, pero que ahora parecen caracterizar a la ciudad post-covid.

El primero de los aspectos que cambiaron es MÁS PEQUEÑO; durante la pandemia una de las estrategias fue limitar el contacto con el mayor número de personas, se redujeron los aforos en restaurantes, bancos, teatros, oficinas, museos y prácticamente en cualquier lugar. De forma simultánea a la estrategia del gobierno para limitar la concentración de personas en un mismo sitio, los usuarios comenzamos a evitar lugares muy concurridos; preferimos la tienda que el supermercado, el cajero automático que la ventanilla en la sucursal bancaria, restaurantes pequeños y al aire libre, que grandes restaurantes o bares en sitios cerrados y con clima artificial.

Este comportamiento fue rápidamente asimilado por los establecimientos y, por ejemplo, algunas de las empresas bancarias cerraron las puertas de sus grandes sucursales para optar por sucursales de menor tamaño, recibiendo, en consecuencia, una menor cantidad de usuarios simultáneos.

Muchas de los establecimientos comerciales optaron por desocupar grandes y costosos espacios en centros comerciales ante la posibilidad y aceptación de sus consumidores de comprar vía internet. Consecuencia de esta dinámica ya no se requiere de grandes áreas de exhibición, pero sí de espacios de almacén, obviamente a costos menores.

El otro aspecto que se modificó como consecuencia de la pandemia parece ser común a los establecimientos, sin importar su giro; es lo que podríamos sintetizar en MÁS CERCA.La pandemia nos redimensionó el tamaño de la ciudad, nos obligó a recuperar una escala menor: la del barrio, colonia o sector; a buscar establecimientos cercanos, tal vez para no recorrer grandes distancias, por no usar transportes públicos o por otras razones pero hoy, una realidad es que los establecimientos comerciales y de servicios están buscando ubicaciones más cercanas a las zonas habitacionales, que les garanticen una mayor accesibilidad a bajo costo, sea para el reparto domiciliario o, a menores costos, fuera de plazas comerciales a donde la gente acude más en fin de semana que de forma cotidiana.

Estos son solo dos aspectos a partir de los cuales se reconfigura la ciudad y a los que debemos de estar atentos, pues aunque para algunos pudieran parecer insignificantes o intrascendentes, la realidad es que trastocan la esencia misma del principal enfoque bajo el cual se planifican las ciudades mexicanas: la zonificación de usos de suelo, criterio que entre otros muchos aspectos ha dado origen a extensos conjuntos habitacionales de cientos y hasta miles de viviendas, cada vez más lejanos de las zonas de empleo, educación o equipamientos de salud. Así que, MÁS PEQUEÑO Y MÁS CERCA,aplica también para el caso del equipamiento, y los gobiernos deberían de aplicarlo para lo correspondiente a salud, educación, cultura, áreas verdes y seguridad, equipamientos menos grandes, pero más cercanos al lugar donde habita la población a beneficiar.

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