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DEBATAMOS MICHOACÁN: Padres y madres con hijos gay

Los padres no estamos preparados, porque no se nos prepara para ello, recibir y brindar la crianza a un hijo gay, o una hija lesbiana, o bien, a un hijo o hija que toma la decisión de no ser binaria. (Foto: especial)

Los padres y, las madres aspiran a tener un hijo o una hija, en primer lugar sana, que este completa, es decir sin discapacidad, pero además heterosexual, si bien no lo dicen, lo contemplan así, lo perciben así; los padres y las madres no se encuentran preparados para recibir a un hijo o hija, que a la luz de algunos años, se asuma como no binaria, o bien que vive en niñez trans, más aún, que sea intersexual, o que tendrá una orientación sexual diferente a la hegemónica. Y no se encuentran preparados porque aprendemos de nuestros padres, sus prácticas homofóbicas, misóginas, machistas, clasistas, racistas, xenófobas, su androcentrismo, su visión binaria, lo que le toca al hombre y lo que le toca a la mujer, de tal suerte que algo que es considerado como de peligro lo excluimos de inmediato.

No es así, los padres reciben a sus hijos o hijas y no preguntan sobre su condición sexual, les interesa saber si es niña o es niño, y que este completo, repetidas ocasiones lo escuche de mis hermanas, amigas, vecinas, y gente cercana a mí, quien siempre expresó que nazca bien el bebe, que este completo y nada más.

Los padres no estamos preparados, porque no se nos prepara para ello, recibir y brindar la crianza a un hijo gay, o una hija lesbiana, o bien, a un hijo o hija que toma la decisión de no ser binaria, o que desea transgredir o transitar en el género alineado con el genital con que nació; como criar a un nuevo ser cuando se nos enseñó a generar prácticas de exclusión por diferencia y temer de los gay por ser “raros”.

Esto que no se nos enseña a ser padres de hijos o hijas gay o trans, o no binarias, o intersexuales, o queer, genera situaciones complejas cuando a nuestra familia llega un hijo o hija en estas condiciones de vivir en diversidad sexual; no sabemos cómo comportarnos frente a algo que en ocasiones incluso lo excluimos por nuestras ideologías, pese a ello, ahora lo tenemos a nuestro lado y es nuestro hijo o hija, así de simple, lo amaremos por el resto de nuestra vida y lo debemos comprender, apoyar y sobre todo, reitero, amar.

Mientras más experiencias y conocimientos va teniendo el paterfamilia sobre el tema, mientras más aprendizajes adquiridos en los servicios educativos, mientras más conoce a sus hijos, es menos compleja la dinámica de interactuar y dialogar con él o la hija; así me lo hicieron saber decenas de madres y padres de familia, cuando escucharon diferentes narrativas de la vida cotidiana de una persona gay, pero también cuando escucharon posiciones teóricas respeto al sexo biológico, el género y el ejercicio de la sexualidad; la información, forma y ayuda en mucho a la comprensión del otro, de la otra, que es justamente nuestro hijo o hija.

Por otro lado, y en la historia reciente de la humanidad, justamente después de la Segunda Guerra Mundial, dieron inicio la formación de organizaciones no gubernamentales para atender diversos temas: derechos humanos, feminismo, problemas del medio ambiente, diversidad sexual, la Paz, entre otros.

Así, la década de los sesenta del siglo XX, generó en el mundo movimiento sociales que han permanecido durante todos estos años, ya en el nivel universal, regional o bien nacional, incluso estatal. Todas estas organizaciones de la diversidad sexual fueron primero atendiendo asuntos de los homosexuales, así como de las lesbianas, hasta las últimas fechas se han visibilizado el movimiento de personas trans en la lucha por sus derechos, y ahora los grupos de las personas no binarias y la niñez trans, es decir, una diversidad no solo sexual, también social y cultural que no puede seguir siendo sometida a la homogenización y binarismo, así como tampoco a la opresión social.

Lo que no habíamos visto de manera recurrente eran organizaciones de padres de familia atendiendo a sus hijos e hijas gay; los observamos en los espacios de la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, pronunciándose por los derechos de éstos. Así como en España, en Madrid un conjunto de organizaciones con amplia participación política lucha al lado de sus hijos, e hijas para alcanzar la felicidad que demandan.

En Morelia, pero también en otras cabeceras municipales, existe la preocupación de los padres de familia para iniciar una lucha por la defensa de los derechos de las personas que viven una orientación sexual diferente a la heterosexual; se confirma que sus padres se encuentran dispuestos a dar la cara para defender los intereses de éstos y así lo hemos visto en las marchas contra la homofobia y la discriminación, en las caminatas por el orgullo gay, en las acciones para la defensa del matrimonio igualitario, el concubinato igualitario, y considero conveniente que también se impulse la lucha de los padres por la defensa de las personas trans.

Hoy por hoy en Michoacán se realizan ya trabajos organizativos y de colaboración entre organizaciones de la sociedad civil y sus membresías, principalmente padres y madres de familia, para impulsar un modelo de atención colaborativo con éstos; padres y madres, amigas, amigos, familiares que podrán sumarse a este trabajo colaborativo, en donde coincidirán diversos profesionales que coadyuven al entendimiento y después a la atención de diversos aspectos culturales, sociales, políticos, jurídicos, así como de salud que permitan la comprensión de lo que viven las personas con orientación sexual no hegemónica, no binarias o de identidad y expresión de rol de género, que facilite una mayor participación de los padres de familia con hijos o hijas gay en un principio de unicidad.

Estamos trabajando en ello, sabemos de la importancia de reconocer a nuestros hijos en el marco de una diversidad social, cultural y sexual, incluso de discapacidad, que nos permita abrazarlos y amarlos sin prejuicios, sin estigmas, sin exclusión, sin violencia, sin discriminación, sin renegar de lo que es producto del amor.

“Cuantos padres ignoramos lo que pasan nuestros hijos, nuestras hijas, para expresarse libremente y sin prejuicios en sus afectos y amor”. Recordemos que a nuestros hijos e hijas las trajimos al mundo no a sufrir, sino a comprometernos por hacerlos felices. Amo a mis descendientes por eso busco la ayuda para conocer, para saber, para comprender y establecer un diálogo horizontal, sin asimetrías de poder, en complementariedad, en ecología de saberes, en alteridad e intersubjetivación, en tolerancia y el respeto que merece porque se reconocen sus derechos, entre ellos, el libre desarrollo de la personalidad, los derechos sexuales y reproductivos,  su intimidad, y la dignidad humana.

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