DEBATAMOS MICHOACÁN: Descolonizar el inconsciente

Suely Rolnik. (Foto: especial)

Posiciones teóricas construidas desde el pensamiento crítico, redefinen las crisis que vivimos; crisis que se expresa en el medio ambiente, la sociedad, la subjetividad, la educación, la salud, el miedo, pero también una crisis del sistema financiero, así, nos lo hace saber: Guille Lipovetzky, Deleuze, Guattari, Bauman, Suely Rolnik y otros.

En este Debatamos Michoacán, me referiré a Suely Rolnik, brasileña, a ella la conocí a través de una narrativa que hizo la doctora Rosalba Cruz, en el doctorado de Género y Derecho, y nos invitó a darle lectura a su obra teórica; yo, ya había leído las Mil mesetas, libro interesantísimo (ella hizo la traducción al portugués), en donde logré la comprensión del continuum a través de conocer el concepto rizomático, es decir, un continuum entre un punto y otro punto a través de nodos o nudos que permiten las interconexiones y subjetivaciones con la mismidad y la otredad y ello me ayudo a la comprensión de echar abajo el discurso binario de sexo, género y sexualidad. Los libros escritos por ella en coordinación con Félix Guattari, como Micropolítica: Cartografías del deseo, así como Esferas de la insurrección, entre otros, constituyen un acicate para su lectura y la comprensión de la micropolítica y desde luego el inconsciente colonial-capitalístico.  

El trabajo teórico de Suely Rolnik, es la subjetivación en estos tiempos del neoliberalismo, situación que analiza desde la complejidad, desde la transdisciplinariedad, el holismo, lo sistémico, pero también su interdependencia, relacionado y desde una revisión conceptual con el arte contemporáneo. Hoy por hoy, más allá de la disciplina, el campo del conocimiento de donde abrevan reflexiones que se complementan entre el conocimiento científico y las experiencias y sabidurías de la población, de los pueblos originarios.

Derivado de su lectura aun en una primera revisión del libro Micropolítica: Cartografía del deseo, podemos obtener algunos elementos importantes para conocer los procesos de subjetivación, deseo, consumo, búsqueda del placer que genera el capitalismo a través del capital financiero, es decir, a través de la subordinación de las subjetividades y las inteligencias al proceso de producción del capital.

Rolnik, sostiene que el neoliberalismo no solo tiende a instrumentalizar las fuerzas mecánicas del proletariado, sino a las fuerzas de creación del cognitariado; es decir, el propósito ya no es solamente utilizar la fuerza mecánica de las personas, sino su fuerza de creación, su fuerza cognitiva, por ello, el nombre de capitalismo cognitivo o cultural-informacional.

En un primer momento, deja claro que, el capital industrial es diferente al capital financiero; el capital industrial crea productos, bienes, o servicios, en tanto que el capital financiero crea, incluso fabrica los mundos, las ideologías, las formas de pensar. Los mundos a los que se refiere son la publicidad, los signos, los símbolos, y desde luego la cultura de masas.

Suely Rolnik, insiste en que las grandes empresas, invierten importantes recursos de sus ganancias anuales para la publicidad, toda vez que la publicidad es una actividad anterior a la fabricación de bienes, productos, servicios o mercancías (industria de los alimentos, armadoras, construcción, incluso la venta de boletos para viajar a otro espacio fuera de la tierra). Justamente serán las campañas publicitarias en donde se generarán las imágenes de mundos con los que los consumidores se van a identificar y luego van a desear tener ese bien, servicio o mercancía, y solo entonces el capital industrial echara a andar las máquinas para producir aquello que ya se desea tener; es decir el deseo, el hedonismo, el placer de tener.

La publicidad generada a través de estos procesos de fabricación de mundos, permiten que las imágenes que se presentan invariablemente, expresa Suely Rolnik, den mensajes a la población de que existe en este momento y ahora el paraíso terrenal, que por cierto está aquí en el mundo en que vivimos y no en un más allá que nadie conoce, y que lo mejor, para quienes lo consumen, tendrían el privilegio de habitar este paraíso.

Esta invitación que de entrada ya nos hace el buscar ser hedonistas, es decir, en búsqueda del éxito, el placer, el lujo, y para ello permite incluir la ideología de la meritocracia, a trabajar, a trabajar para poder tener dinero y en el deseo acceder a dicho paraíso y ser una persona VIP´s; para lograrlo debemos de invertir toda la energía vital (de deseo, de afecto, de conocimiento, de intelecto, de erotismo, de imaginación, de acción, de comprensión) para dar sentido a nuestra existencia y actualizar los mundos virtuales de signos, de publicidad, a través del consumo de bienes, servicios, productos, mercancías que los mismos nos proponen para diferentes acciones en la vida del cuerpo de las personas: sexuales (vigor sexual para el máximo placer), de alimentación-nutrición, de corrección del cuerpo (cirugías estéticas, arreglas cosméticos) de alquiler de vientres  para niños o niñas a la carta, entre otros.

A decir de Rolnik, el capitalismo ofrece un nuevo paraíso, aquí y ahora, con lo que rechaza la idea de lo natural, de la naturaleza y su cuidado, porque ella, la naturaleza,  no te ofrece el hedonismo y el placer sobre tu cuerpo sobre todo con las adicciones, las marcas, bienes, servicios y productos que dan prestigio, que te dan poder, te hacen individual, narcisista, pero sobre todo en la racionalidad de utilizar el otro cuerpo de manera subordinada o bien dominada.

Suely Rolnik, precisa en una entrevista que “la idea occidental de paraíso prometido corresponde a un rechazo de la vida en su naturaleza inmanente de impulso de creación continua. En su versión terrestre, el capital sustituyó a Dios en la función de garante de la promesa, y la virtud que nos hace merecerlo pasó a ser el consumo: éste constituye el mito fundamental del capitalismo avanzado”. Siempre existe un mito para el fortalecimiento de una ideología.

De esta forma, existen mitos en la etapa contemporánea de la humanidad, y es precisamente a través de la creencia en el mito religioso del neoliberalismo, que los mundos-imagen que el modelo económico produce, se vuelven realidad concreta en nuestras propias existencias. 

En estos mundos de imágenes que se nos presentan, nos podemos sentir frágiles de no poder alcanzar estas realidades que se ofrecen; la fragilidad no es mala, encarna el corazón de la realidad objetiva y subjetiva. Cuando una persona se siente frágil frente a lo que le rodea, y cuando tus fuerzas no generan condiciones para enfrentarlas, te vez forzado a crear.

La verdad es que una persona no crea porque eres guapo o guapa, o porque quieres ser famoso, al contrario, creas porque estás forzado, porque en la realidad no tienes otra solución, y tu opción es esa, hacerlo. Un ejemplo podría ser, la persona que busca trabajo y después de decenas de solicitudes entregadas no lo llaman, se ve forzado a tomar otras medidas, una de ellas a crear, y seguramente aperturara un negocio informal de venta de algún bien, producto o servicio, es decir el emprendurismo, pero igualmente nos debe quedar claro que puede articularse al crimen organizado, a ser una persona sicaria que utilice la necropolítica y que con ello, no solo busque crear para tener acceso al paraíso, sino cubra las necesidades del mandato de masculinidad y potencias como proveedor de la familia (Rita Segato, Sayak Valencia). “Esta fragilidad, que es tan importante política y éticamente, es la verdadera salud: hacerse cargo de esta fragilidad en vez de huir de ella”.

De esta manera, el mundo atractivo y hedonista que nos ofrece el neoliberalismo a través de la publicidad, es decir, aquí y ahora para disfrutar de los bienes, servicios y productos, prometen frente a esta fragilidad, dar una solución inmediata que consiste en cambiar el chip para atender nuestras emergencias o fragilidades o miedos y temores. Para hacerlo basta el consumir en el día a día los servicios y mercancías que ofrece el mercado para cubrir mi cuerpo, para mejorar mi casa, para transitar en un vehículo, para hacer narcisismo, egolatría; es decir, saldré al centro comercial a comprar, a sentirme bien, a decirle al otro a través de mi persona y los productos de novedad que compro, que puedo, que debo hacerlo, que necesito renovar mi imagen, que estoy viviendo en el paraíso ofrecido por el capitalismo, el consumo en el mercado neoliberal.

El fondo de estas reflexiones permite insistir que el sujeto social requerirá de la fuerza subjetiva del deseo y de la acción de promoverla, para pensar que reconstruyo su vida de modo que todos los servicios o mercancías que pueda consumir lo haga. “Y ahí se completa el ciclo, porque las fuerzas son producidas y consumidas en el mercado”. De esta manera tenemos una triada, la fuerza de creatividad de la publicidad de masas y las fuerzas subjetivas del deseo de consumir y desde luego, los profesionales, proveedores de bienes y servicios, mercancías que son los proveedores, profesionales y asesores para compartir contigo el hacer la mejor imagen para el mercado de tu cuerpo (dermatólogos, cirujanos, maquillistas, diseñadores de moda, diseño de bisutería, cremas, perfumes, zapatos y accesorios), sólo así seremos parte de este increíble mundo del que podemos estar excluidos sino consumimos. De esta manera, la subjetividad, con su fuerza de creación y deseo, funcionan como la fuerza que produce la realidad de este modelo económico.