ECOS LATINOAMERICANOS: La oposición en su laberinto

Resultados electorales del 5 de junio de 2022. (Imagen: especial)

El domingo pasado se realizaron elecciones en los estados de Hidalgo, Aguascalientes, Quintana Roo, Oaxaca, Durango y Tamaulipas, para renovar a los titulares del Poder Ejecutivo. Las encuestas señalaban como puntero en cuatro de los seis estados al partido MORENA y sus aliados, específicamente en Hidalgo, Quintana Roo, Oaxaca y Tamaulipas, mientras que Aguascalientes y Durango aparecían con preferencia opositora. Publicados ya los resultados del conteo rápido, todo parece indicar que la mayoría de las encuestas acertó considerablemente. Cuatro a dos fue el resultado final, en favor del oficialismo, y en la mayoría de sus casos ganadores, por un margen bastante considerable.

En Oaxaca se ganó aproximadamente con un 60% de la votación; en tanto en Hidalgo la victoria morenista fue calculada con un promedio de 62% de votos obtenidos; en Quintana Roo el porcentaje de votación ganador de MORENA fue de 57%; por su parte Tamaulipas tuvo un resultado más estrecho, sin embargo, el margen fue suficiente como para asegurar una victoria de MORENA con un promedio aproximado de 51% frente al porcentaje promedio de 43% de votos obtenidos por el bloque del PRI-PAN-PRD.

Todo ello indica que la 4T, sobre todo MORENA, permanece no solo intacta, sino que más bien parece estar en un proceso de expansión estatal, lo cual es clave para apuntalar a las próximas elecciones locales del 2023 y las federales de 2024. Sin duda alguna MORENA, aun con todos los tropiezos políticos y su polémica dirigencia nacional, ha logrado permear en el electorado promedio. Esto resulta notorio sobre todo en estados como Tamaulipas e Hidalgo, donde la izquierda había tenido muy poca influencia en los últimos lustros. Lo anterior debe poner a reflexionar a la oposición acerca de la victoria morenista en estas cuatro entidades de la república. A su vez, tampoco debe subestimarse la actuación del partido del presidente en los estados donde la 4T no ganó la gubernatura, ya que aunque no se obtuvo el control del ejecutivo estatal en Durango y Aguascalientes, eso no significó que el partido de AMLO haya dejado de crecer en dichas entidades federativas.

Recordemos que en el año de 2015, en Durango, MORENA no llegó ni al 3% de la votación a gobernador, claro, en ese año dicho partido fue estrenado electoralmente; posteriormente obtuvo un 25% en las elecciones legislativas locales intermedias de  2018, año del triunfo de López Obrador en la disputa presidencial; el año pasado obtuvo 31% en las legislativas estatales; finalmente, en estas pasadas elecciones, aun cuando no hay resultado oficial, acorde al conteo rápido de las autoridades electorales, MORENA obtuvo un promedio de votación aproximada de 39%, y aunque no fue suficiente para derrotar a la coalición PRI-PAN-PRD, no debe minimizarse la cantidad obtenida por el partido del presidente, la subida desde su primera elección hasta este ultima es de 36 puntos porcentuales. La izquierda anterior al surgimiento de MORENA jamás había llegado a ese nivel de votación, escasamente rascaba el 5% de la votación estatal.

En Aguascalientes, el otro estado ganado por la oposición, la historia tampoco es tan distinta a la de Durango, en esta entidad federativa más que todo asociada al conservadurismo político, concretamente al PAN, donde la izquierda tampoco tenía influencia relevante, MORENA en 2016, a un año de originarse como partido, obtuvo poco más del 3% de la votación de la gubernatura; después en las elecciones intermedias para la legislatura local consiguió 24% de la votación; en las locales siguientes de 2021, tuvo un pequeño descenso, pero finalmente logró 23% de la votación del estado; y en las elecciones de este pasado domingo su candidata al gobierno estatal obtuvo un promedio aproximado de 34% de la votación.

Si bien, los resultados no fueron el escenario más óptimo para la coalición de la 4T, sin embargo, los institutos políticos de dicha coalición, especialmente MORENA, se han logrado consolidar como una opción tanto ganadora, como lo fue en Quintana Roo, Oaxaca, Hidalgo y Tamaulipas, como competitiva, como lo fue en Durango y Aguascalientes, donde, aunque no ganó logró demostrar que posee gran capacidad de movilización electoral. También debe señalarse que las seis entidades citadas eran gobernadas por la oposición, es decir, MORENA no arriesgó ninguno de los estados que actualmente gobierna, por lo tanto, más que una victoria contundente de la oposición es más bien una victoria pírrica lo que se observa en las poblaciones duranguense e hidrocálida.

MORENA, esta bastante lejos de verse contra las cuerdas como muchos líderes de la oposición tratan de proyectar mediáticamente. Lo que se observa es que MORENA continúa un proceso de expansión y de crecimiento lineal, en tanto la oposición apenas logra darle pelea en los que alguna vez fueron bastiones consolidados del PRI y PAN. La oposición tiene mucho que reflexionar, estos resultados solo son alentadores para el presidente López Obrador y su coalición gobernante, quienes ahora gobernarán 22 estados de 32.

La oposición política mexicana, específicamente la coalición PRI-PAN-PRD, está en aprietos, la falta de congruencia ideológica de dichos partidos tras haberse aliado entre sí, sumado también al enorme alejamiento de sus bases electorales con el fin de preservar acuerdos y cuotas políticas entre las élites de dichos partidos, han hecho que de manera individual pierdan una enorme cantidad de votos, lo que pretenden compensar con sumatorias especulativas, y no obstante, como se ve, tal formula falló en cuatro de seis elecciones.

Sin duda alguna la oposición de “Va por México” debe tomarse unos momentos para reflexionar serenamente sobre sus propios resultados y también sobre los obtenidos por el oficialismo y no solo los de estas últimas elecciones sino también de las pasadas, para así entender mejor qué ha venido ocurriendo en términos políticos en las diversas entidades federativas, de las cuales, la mayoría últimamente ha preferido optar por la 4T.

Solo haciendo esta profunda reflexión, dicho bloque opositor podrá restructurar su estrategia política para poder competir exitosamente contra el movimiento encabezado por López Obrador. Pero francamente no parece haber razones para el optimismo, las actuales dirigencias de los partidos que forman el bloque opositor ya señalado prefieren, de manera arrogante y altanera, presumir que sus victorias pírricas en Durango y Aguascalientes son más que suficientes para demostrar que pueden dar pelea en las próximas elecciones locales de 2023 y en la federal de 2024. Dicha suposición no puede estar más errada, es claro que ese bloque opositor no tiene un liderazgo fuerte que pueda articular un proyecto sólido para oponerse a la 4T.

Mientras la oposición no admita que ha cometido grandes tropiezos y ha abandonado a sus bases sociales electorales, de poco le servirán las alianzas pragmáticas para tratar de derrotar a la 4T de López Obrador. Incluso es probable que, en los próximos días, a raíz de los resultados electores del domingo pasado, el bloque PRI-PAN-PRD recrimine a Movimiento Ciudadano no habérseles unido en estas elecciones locales y estar presionando al partido naranja para que sume próximamente al resto de la oposición y así ampliar las posibilidades de ganar.

Dicha propuesta tampoco resulta muy creíble, MC ya ha señalado que no le interesa formar parte del “Va por México”, es claro que el partido de Dante Delgado prefiere optar por posicionarse como una tercera vía para captar los votos de aquellos que no se identifican ni con la 4T ni con los partidos tradicionales, todo lo anterior con el propósito de convertirse en un partido bisagra, que incluso hasta pueda colocarse como una segunda fuerza de oposición y que así se le tenga que tomar en cuenta en las principales discusiones políticas del país, ya sea en favor del oficialismo o del resto de la oposición.

Ciertamente, esto último es mucho más redituable para MC que arriesgarse a perder votación si van en alianza con el resto de los partidos tradicionales. Hay que recordar, la política electoral es más parecida a la química que a las matemáticas simples, los votos que se consiguen por cada partido en lo individual no necesariamente se traducen de la misma forma en coalición. MC aprendió de ello a la mala en 2018, cuando su votación como partido apenas logró superar el margen del 4% de la votación nacional cuando estuvo en coalición con PAN y PRD, en tanto en 2015 estuvo rebasando el 6%. Por lo anterior, no hay incentivo real para que MC se sume por lo pronto al resto de la oposición.

En una democracia consolidada, es necesario que exista no solo un gobierno eficiente y responsable en la administración pública, sino que también cuente con un contrapeso político que ayude a señalar las posibles deficiencias y errores que pudiesen suscitarse, pero para ello es necesario contar con dirigentes políticos que vean por el bienestar de sus bases sociales de apoyo y sobre todo que cuenten con un proyecto político sólido y preciso que busque ser una alternativa genuina y mejor de lo que pueda representar el oficialismo. Pero como ya se indicó, eso no parece observarse en la mayoría de la oposición política, más bien solo parece existir el deseo de ganar las posiciones políticas al costo que sea, sin tener ni proyecto político claro ni tampoco tomando en cuenta a su base de apoyo. Habrá que ver si estos resultados le sirven a la oposición mexicana para que reflexione y transforme su conducta política actual, o si persiste en su errada estrategia, perdida en su laberinto.