Temporada de Cri-Cri

La esencia de la actividad educativa son los procesos de enseñanza-aprendizaje, que se dan en los diferentes niveles académicos educativos.| Fotografía: Archivo

El Plan Nacional de Desarrollo 2019/2024 es el documento donde el Gobierno Federal, en turno, ha establecido, la planeación sexenal, en él se describe la realidad económica, política y social de la vida nacional. Se establecen objetivos, metas, estrategias, prioridades, programas sectoriales, lineamientos generales y normas específicas, para administrar y regular la hacienda pública, en sus diferentes niveles de gobierno, actualizar las normas a las nuevas necesidades y hacer realidad la justicia social.

Para garantizar el derecho constitucional a la educación con inclusión, equidad y calidad, señalado en el Artículo, 3º. Constitucional, el Gobierno Federal, a través de la Secretaria de Educación Pública, elaboró el Programa Nacional de Educación 2020/2024, en el que  se presenta un diagnóstico, de la situación que guarda el Sistema Educativo Nacional, en función del cual se establecieron objetivos, metas  y estrategias prioritarias, programas lineamientos, normas y acciones específicas, y demás  disposiciones y previsiones que, por su naturaleza, le corresponden al sector educativo, para ordenar la prestación del  servicio educativo, de acuerdo a las necesidades de educación de la población y de los recursos humanos, materiales y financieros disponibles. Así como, el “diseño de políticas públicas dirigidas a resolver los problemas educativos y a eliminar los paradigmas que obstaculizan la prestación de este servicio y asegurar una gestión exitosa en su implementación”.

La esencia de la actividad educativa son los procesos de enseñanza-aprendizaje, que se dan en los diferentes niveles académicos educativos, donde interactúan de manera intencional y en un marco institucional, docentes, alumnos, contenidos y el medio ambiente tanto natural como social. Por lo que se deben definir estrategias para generar “condiciones que permitan el ejercicio pleno del derecho a la educación de cada persona, con equidad y excelencia”, el diseño de políticas públicas dirigidas a resolver los problemas educativos que obstaculizan la prestación del servicio y se asegure aprendizajes significativos, desarrollo de habilidades y competencias que incidan en la mejora de la calidad de vida.

Los distintos procesos de enseñanza- aprendizaje, se organizan en función de los contenidos de los programas de estudio, de acuerdo con cada tipo, nivel, modalidad y opción educativa, tales como español, ciencias naturales, geografía e historia, en educación primaria; matemáticas, historia y geografía en secundaria y  una metodología pedagógica, que se estructuran en un determinado tiempo, conocido como ciclo escolar o período del año durante el cual los estudiantes acuden a sus centros de enseñanza, etapa educativa que está relacionada con el desarrollo físico y mental de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, el conjunto de estos ciclos escolares conforman un periodo formativo de ellos. Ciclos escolares que deberían tener como mínimo, una duración entre 185 a 200 días, efectivos de clases, para poder desarrollar en su totalidad los temas correspondientes. En menos tiempo no sólo es imposible hacerlo, además, de que se va generando un rezago educativo, la mayoría de las veces, imposible revertir.

La norma, instrumento o herramienta que se utiliza para llevar un orden cronológico de actividades y organizar una agenda, durante un ciclo académico, es conocido como calendario escolar, el cual según el  Artículo 87, de la Ley General de Educación, lo deberá establecer “la autoridad educativa federal, aplicable a toda la República, para cada ciclo lectivo de la educación básica y normal y demás para la formación de maestros de educación básica, necesarios para cubrir los planes y programas aplicables”. Es más, en el Artículo 88, de la Ley mencionada se dice: “Las actividades no previstas en los planes y programas de estudio, o bien la suspensión de clases, sólo podrán ser autorizadas por la autoridad que haya establecido o, en su caso, ajustado el correspondiente calendario escolar. Estas autorizaciones únicamente podrán concederse en casos extraordinarios y si no implican incumplimiento de los planes y programas ni, en su caso, del calendario señalado por la Secretaría. De presentarse interrupciones por caso extraordinario o fuerza mayor, la autoridad educativa tomará las medidas para recuperar los días y horas perdidos”.

El calendario escolar 2021/2022, aplicable en toda la república para la educación preescolar, primaria, secundaria, normal y demás para la formación de maestros de educación básica, contemplaba 200 días de clases. Iniciando el 30 de agosto para finalizar el 28 de julio de 2022. Con 8 días de suspensión de clases por días festivos; 4 por descarga administrativa; dos periodos de vacaciones, ambos de diez días cada uno y 8 días, destinados al Consejo Técnico Escolar. La primera entrega de boletas de evaluación a los padres de familia o tutores se realizó el 24, 25, 29 y 30 de noviembre de 2021; la segunda los días, 28, 29, 30 y 31 de marzo de 2022, y la tercera el 25, 26, 27 y 28 de julio de 2022.

Programación parecida a la que se hacía para ciclos escolares, en los tiempos cuando se impartía enseñanza de calidad en las escuelas públicas y el servicio educativo era administrado por verdaderos educadores. Cuando docentes no se manifestaban públicamente para demandar el pago de sus salarios y prestaciones económicas que por derecho les corresponden o cuando todas las horas docentes se pagaban a quien las desquitaban frente a sus alumnos, que no faltaban un sólo día a sus labores. La realidad es que actualmente ninguna autoridad educativa supervisa el cumplimiento del calendario escolar, ni se sanciona suspensiones. A estas alturas, faltando más de un mes para que oficialmente concluyan las clases del ciclo escolar 2021/2022, por la mayoría de los planteles públicos, que se encuentran a lo largo y ancho del país, a diario se escuchan las más famosas canciones de Francisco Gabilondo Soler (1907- 1990), que se utilizan para entretener a los alumnos y justificar una jornada más de trabajo, sin importar deserciones escolares, rezagos educativos ni mala calidad de la enseñanza. Mientras que, por otro lado, la campaña político electoral, para la gubernatura del Estado de México, parece que arranca a toda velocidad.

Aun no se termina el actual ciclo escolar y ya está anunciado el calendario escolar 2022/2023, que inicia el 29 de agosto del año en curso y concluye el 26 de julio de 2023, con 190 días, de actividades presenciales para niñas, niños y adolescentes de preescolar, primaria y secundaria; 13 días destinados al Consejo técnico Escolar; 8 días festivos; entrega de boletas, del 21 al 24 de julio de 2023; dos períodos vacacionales; dos periodos para cursos intensivos de formación continua para docentes; el viernes 26 de agosto de 2023, sesión del Comité Participativo de Salud Escolar, para limpieza y sanitización de planteles escolares; como siempre, el mantenimiento de las escuelas correrá a cargo de los padres de familia. Por otra parte, se siguen cobrando las inconstitucionales “cuotas voluntarias” y “fichas” para tener derecho a examen de admisión.

Por todo lo anterior esperemos que pronto, muy pronto se cambien las autoridades educativas, para que no se siga administrando el servicio educativo nacional, mediante un prontuario de ocurrencias y sea posible que, a mediano plazo, se detenga el crecimiento de la cifra de marginados, pobres y miserables.

En tiempos de deserción escolar y rezago educativo sin precedentes, no se debe distraer tiempo y recursos presupuestales en ocurrencias, que en nada ayudan a resolver la problemática en que se encuentra inmerso el Sistema Educativo Nacional.

En tiempos extraordinarios, soluciones extraordinarias y voluntad para querer hacer las cosas.