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Investigación médica e internet

Lo anterior viene al caso por la mortificante frecuencia de noticias “científicas”, sobre todo de tipo médico, que aparecen en televisión, revistas impresas y como propaganda en internet. (Foto: especial)

Las noticias falsas son una incómoda realidad, y no solo en los discursos de los políticos, la verdad es que las encontramos en el terreno que se nos ocurra, lo más grave es cuando este engaño se da en el área médica promocionando “productos milagro” pues el lector de esa noticia falsa puede perder un valioso tiempo siguiendo los engañosos consejos de una publicación no científica, sino meramente comercial.

Este engaño se da no solamente en las revistas populares o los medios nacionales que hipotéticamente, remarco lo de hipotéticamente, revisan, confrontan y confirman todo lo que publican; se da también en Internet donde tienen cabida cuanta noticia se quiera, sean estas reales, verdades a medias, mentiras absolutas o de plano fantasías delirantes.

Lo anterior viene al caso por la mortificante frecuencia de noticias “científicas”, sobre todo de tipo médico, que aparecen en televisión, revistas impresas y como propaganda en internet, la mayoría de ellas son más falsas que una moneda de 8 pesos pero muchos lectores, de escaso bagaje cultural, las creen y lo más preocupante, las reproducen para mayor confusión de lectores.

¿Las vacunas provocan autismo? ¿O muerte súbita del lactante? ¿Presentan efectos adversos e incluso la muerte a largo plazo? ¿Existen pastillas que curan el mal de Alzheimer, el cáncer y la diabetes mellitus? ¿Funcionan las máquinas vibradoras que permiten “ejercitar el cuerpo y tonificar los músculos sin esfuerzo? ¿Sirven los geles con componentes que reducen la grasa abdominal y ayudan a bajar de peso en pocos días? ¿Cremas que hacen rejuvenecer la piel al instante? La respuesta es breve, precisa y contundente, no, sencillamente no.

En el caso de la medicina científica, esa que se basa en evidencias; no existen ni los milagros ni las curas genéricas. Es más, aun para una misma enfermedad, cada paciente requiere tratamientos específicos diseñados según sus antecedentes clínicos, constitución física, edad y predisposición genética. A pesar de lo anterior en México florece un gran mercado para una gran serie de productos y servicios fraudulentos que genéricamente se etiquetan como “productos milagro”. La comercialización de estos productos que no sirven para nada y que incluso en algunos casos pueden causar problemas da ganancias calculadas en cientos de millones de pesos en México. Quienes los venden, obviamente no garantizan su eficacia con evidencias científicas sólidas.

Los denominados “productos milagro” se caracterizan por utilizar una estrategia comercial agresiva que incluye promesas imposibles de cumplir, atribuyéndoles a los mismos propiedades de las que definitivamente carecen o incluso exagerando las que posean, usando mensajes que apelan a la autoestima de los usuarios.

Lo habitual es que estos productos sean promovidos por supuestos especialistas, o bien personajes más o menos famosos y con testimonios imposibles de verificar.

Aquí trataremos de resumir algunos datos para saber si lo que se encuentra en internet puede ser información confiable.

Lo primero que hay que saber es que cualquiera puede escribir o publicar en Internet. No se necesita tener una página, ni pagar a un programador. El simple hecho de entrar a Wikipedia y presionar editar nos da la oportunidad de escribir lo que sea. No por estar en Internet significa que quien lo escribe es alguien confiable.

El artículo médico que revisemos debe tener su fecha de edición y, por supuesto, debe estar firmado por un profesional de la salud. Junto a esto, todo sitio confiable debe tener un apartado de “Acerca de” o “Quiénes somos”, donde debe venir toda la información de quiénes son los autores, quiénes publican, qué especialidad tienen, dónde trabajan, etc.

El sitio debe fundamentar su información con fuentes y referencias. Lo mejor es que existan enlaces desde el sitio hacia los estudios originales. Hay que tener cuidado con la información que se basa sólo en testimonios o anécdotas ya que, aunque llegan a ser dramáticos, pueden ser muy subjetivos, tener intereses de por medio, o simplemente ser falsos. Hay que desconfiar, y mucho, de todo tratamiento “novedoso” con resultados “mágicos” con “miles” de pacientes satisfechos y entrevistas impactantes.

Otro dato, los sitios de noticias tienden a escoger lo más llamativo, matizan la información a su conveniencia para captar la atención del lector, y casi nunca ponen enlaces hacia la fuente o artículo original.

Finalmente, para preocuparnos más, resulta que con frecuencia estas noticias falsas, sobre todo si son muy llamativas, en ocasiones portan un software “malicioso” que nos traerá problemas. Tenemos que recordar que la mayor protección que podemos darle a nuestro equipo es nuestro sentido común, de manera, que si la noticia parece demasiado fantasiosa, el sitio no es confiable y serio debemos tener cuidado a la hora de abrir archivos de este tipo. Mejor no hacerlo.

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