ECOS LATINOAMERICANOS: La votación histórica de Chile

El 4 de septiembre de 2022 fue votada la propuesta de nueva constitución en la república de Chile. | Fotografía: Archivo

El próximo 4 de septiembre será votada la propuesta de nueva constitución en la república de Chile. En dicha elección el pueblo chileno decidirá si aprueba o rechaza el proyecto generado por la asamblea constituyente que fue electa en el año 2020 y que hasta estos últimos meses estuvo trabajando en un nuevo proyecto constitucional en respuesta a las movilizaciones que derivaron en estallido social de finales de 2019.

Esta votación será histórica ya que este es el primer ejercicio electoral que pretende cambiar la carta magna de Chile y por lo tanto todo el sistema político de dicho país austral. A su vez este ejercicio será histórico también porque cabe una posibilidad real de que finalmente el contenido constitucional actual, que fue creado durante la dictadura pinochetista, sea finalmente derrumbado.

Hay mucha incertidumbre al respecto, sin embargo, las protestas de 2019 exigían cambios profundos en el sistema político chileno y lo que se consideró como solución más eficiente fue trabajar sobre una nueva reforma constitucional. Cabe indicar que el modelo político-económico actual de Chile fue impuesto por Pinochet y que además fue intocable durante el momento de transición a la democracia, así como durante los distintos gobiernos subsiguientes, por lo tanto, este borrador constitucional plantea dejar atrás el modelo de Pinochet de una vez por todas.

Pero el camino no ha sido fácil, justamente la izquierda chilena fue dividida a la elección de constituyentes, aunque finalmente eso le benefició ya que la gran mayoría de los representantes electos tenían en sus propuestas tendencias de ideología progresista. Por lo anterior, el nuevo borrador apoya la idea de un estado social e incluyente con los distintos grupos minoritarios al tiempo en que permite mayor autonomía provincial, alejándose con ello del modelo de estado unitario que actualmente tiene chile.

Sin embargo, este proyecto tiene dividida a la sociedad chilena, y de hecho hay una ligera tendencia más hacia el rechazo que a la aprobación, no obstante, hace apenas unos meses esa tendencia era mucho mayor y se ha ido reduciendo en las últimas semanas, lo cual posiblemente llevará a un resultado muy cerrado el día de la elección.

¿Pero, si las protestas buscaban cambios en el sistema político y una buena parte de los constituyentes electos resultaron de visión progresista, por qué entonces hay tanta gente que está en desacuerdo con el borrador constitucional?

Algunos analistas señalan que el actual proyecto es algo ambiguo en ciertos términos, por lo que eso podría generar incertidumbre, sin embargo, esto bien puede regularse con unas leyes secundarias firmes que suplan dichas ambigüedades, por lo tanto, esto apenas tiene alguna influencia en las razones del rechazo. Otro factor que a pesar de todo aún tiene peso, es la propia derecha pinochetista que aún tiene influencia en el sistema político.

A pesar de que Pinochet fue apartado del poder, su grupo político se aseguró de mantener ciertos privilegios y elementos de influencia en el sistema político chileno, incluso electoralmente hablando hay un 20% del electorado que es favorable al pinochetismo institucional actual. Aunque si bien este sector poblacional puede estar influyendo en los elementos del rechazo, sigue sin entenderse porqué esta tendencia aún supera a la aprobación.

La explicación definitiva muy probablemente está en el actual gobierno de Chile. A finales del año pasado el actual presidente, Gabriel Boric, salió electo con un margen de 10 puntos sobre el derechista José Antonio Kast. Boric, a diferencia de otros presidentes de izquierda en Chile, es de una visión que apuesta con la ruptura del privilegio pinochetista; aunque la izquierda ha gobernado Chile varias veces, en términos de facto, sus gobiernos habían respetado el modelo económico pinochetista, pero Boric apuesta por ya no hacerlo y sí por apoyar cambios socioeconómicos mucho más profundos, lo cual está generando mucho escepticismo en el votante moderado chileno.

Sin mencionar que actualmente Boric está con un nivel de aprobación bastante bajo, que no alcanza siquiera el 40%, sin duda esto es alarmante, debido a que Boric llegó con prácticamente un 56% de votos ejercidos. Pareciera ser que el actual residente de la casa de la moneda está más bien orientando su política para favorecer más a sus bases de apoyo que al público chileno en general. Aunque esto puede darle un piso sólido sobre el cual estar sostenido, en este momento, esto es contraproducente. Boric más bien debe apostar por la pluralidad y la apertura al diálogo, sobre todo por qué buena parte del electorado seguramente votará la nueva constitución dependiendo de cómo se siente con el gobierno de turno.

Boric representa a una generación de lucha por el cambio y que rechaza el viejo sistema chileno, y tanto simpatizantes como adversarios ubican a Boric y su grupo como fuertes partidarios de la nueva constitución. Por lo anterior, la sociedad chilena seguramente está asociando el gobierno de Boric con la posible tendencia a votar la nueva constitución. Si una buena parte del electorado percibe que Boric no está gobernando adecuadamente, muy probablemente votará en favor del rechazo como forma de castigo o inconformidad.

Queda en el enigma cual será el futuro político de Chile, tal vez la aprobación consiga dar una sorpresa y gane, o quizá el rechazo se imponga y deba reformularse el borrador constitucional de nueva cuenta para una siguiente votación. Pero independiente de lo que ocurra, sin duda alguna la conducta política del actual gobierno será un factor decisivo para cualquiera de las dos opciones.