Morelia, Mich.- Más de 100 árboles han sido derribados en las márgenes del Lago de Camécuaro por parte de la administración municipal, donde justifica un presunto plan de manejo para reemplazar especies invasivas aunque no clarifica que busca imponer un proyecto turístico en el lugar que cuenta con el aval del gobierno estatal y aduce que la oposición de ciudadanos obedece a “intereses políticos particulares”.
Este domingo, se realizó en Tangancícuaro una marcha para demandar a las autoridades instalar una mesa de diálogo además de pedir la intervención de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y detener el proyecto turístico así como establecer y supervisar un plan de manejo del Parque Nacional con un manejo gradual en el reemplazo del arbolado.
Eucaliptos y casuarinas, han sido las especies derribadas por el Ayuntamiento que encabeza el morenista David Melgoza Montañez, lo que ha generado críticas de ambientalistas y ciudadanos de Tangancícuaro, municipio en el que se ubica el Lago de Camécuaro, considerado uno de los espejos de agua más cristalinos en la entidad y bajo resguardo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), aunque en el 2022 concedió al Ayuntamiento a través de un convenio su gestión y cuidado.
En la visión de los ambientalistas que participan en un comité ciudadano, no se oponen en sí al proyecto de reemplazo, pero consideran que debe ser paulatino y no aplicado en general y sin programa alguno, ya que afirman que además de que la administración de Melgoza no ha difundido el mismo, el 80 por ciento de las especies arboladas no son naturales de la región. Hasta ahora, señalan se han derribado ya más de 140 árboles.
Los ciudadanos -quienes no se identifican por temor a represalias, dado que fueron detenidos y hostigados el 8 de septiembre cuando se manifestaban tanto por elementos estatales como de la Guardia Nacional-, manifiestan su desconfianza ante el presunto programa de reemplazo.
“Lo que quieren es imponer el proyecto turístico a toda costa”, aducen, y exhiben con fotografías como se ha adoquinado ya una parte importante en torno a la ribera y en la que acusan, se ha invadido el vaso mayor. El adoquinamiento, señalan, está incluso siendo colocado sobre los árboles. “No dejaron espacio para que se establezcan los árboles que tendrían que sustituir en algún momento a los árboles adultos”, destacan.
“Intereses políticos particulares”, acusa el Ayuntamiento
Por su parte, en una circular con fecha 22 de septiembre, el Ayuntamiento señala que “no permitirá que grupos con intereses políticos particulares alienten la desinformación y desacrediten un proyecto que busca proteger y regenerar el Lago de Camécuaro”. En ningún punto del documento, cabe señalar, se alude al proyecto turístico que busca establecerse, un parador turístico que incluye un “centro gastronómico” y para el cual se ha asignado un apoyo de 25 millones de pesos.
En la circular, se indica que el plan de reemplazo está apoyado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), “y expertos en el tema para cuidar y vigilar, el proyecto del Lago de Camécuaro”.
Es inaceptable, sostiene la autoridad municipal, “que se busque poner en contra a la población de Tangancícuaro con base a mentiras sobre un Ecocidio (sic), cuando lo único que se busca es el bienestar del Lago y transparentar los costos del mismo para beneficiar a la población a través de becas y apoyos”.
En su argumentación, el Ayuntamiento señala en el documento que el propósito de reemplazar arbolados se basa en, sustituir eucaliptos y casuarinas “que está afectando y enfermando a la flora nativa y al ecosistema de este, por árboles sanos y que sí son correspondientes al Lago de Camécuaro.”
Además, agrega, “hoy en día el Lago cuenta (sic) con 9360 m2 de cemento que impide la filtración de agua de lluvia a la tierra, con el nuevo proyecto sólo se contará con 2200 m2 (reduciendo un 80% el concreto dentro del parque).”
Con estos puntos, el Ayuntamiento señala que pretende recuperar “áreas verdes, usando materiales que faciliten la filtración y separación de residuos sólidos y grasa para el tratamiento de aguas negras y grises de las nuevas áreas de venta de alimentos”, mismas que, acusan los ciudadanos, serán impuestas sin el consenso de los comerciantes que ya han sido desalojados del lugar.
