Ciudad de México.- Organizar la obra del poeta Gaspar Aguilera Díaz, para una sistemática edición de su obra con el concurso de instituciones oficiales, fue la propuesta del escritor Sergio J. Monreal durante el homenaje nacional que se le rindiera este domingo al poeta chihuahuense radicado en Michoacán, realizado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes en la capital del país este domingo 23 de octubre.
Con la presencia de los familiares de Aguilera Díaz, encabezados por su madre, Cristina Díaz, el evento contó con la participación de los escritores Rafael Calderón, Lucía Rivadeneyra, Herman Bellinghausen y Sergio J. Monreal, además de Gabriela Molina Aguilar, secretaria de Cultura de Michoacán, y de Leticia Luna, directora nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), quienes en general coincidieron en que Aguilera Díaz deja un legado fincado en una obra festiva centrada en la amistad, el erotismo, los viajes y la música, vertiente esta última que, centrada en el jazz, le acercó al escritor argentino Julio Cortázar, de quien Calderón leyó una misiva que le dirigiera el gran cronopio al autor de Informe de labores.
Gaspar Aguilera Díaz nació en Parral, Chihuahua, en octubre de 1947. Desde el año 1969, el poeta vivió en Morelia, Michoacán, donde junto con otro poeta también chihuahuense y afincado en la capital estatal, José Mendoza Lara, iniciara la publicación de la revista Pireni. El poeta, como se destacó por Molina Aguilar, fue promotor de la lectura, difusor de la cultura y formador de escritores jóvenes a través de cursos y talleres.
En su intervención, tanto Calderón como Monreal puntualizaron que el mejor homenaje que se puede hacer a un poeta es conocer su obra, para lo cual es necesaria su difusión, y que en el caso de la generada por Aguilera Díaz, con más de una veintena de ediciones de su producción literaria, se hace necesario su ordenamiento.
Calderón, Premio Estatal de Poesía “Carlos Eduardo Turón” en el 2008, ubicó previamente a Informe de labores, el primer poemario de Aguilera Díaz, además de Pirénicos, como las obras que de manera “definitoria” encauzaron al poeta hacia la madurez literaria y en donde los temas ya citados acompañarán al vate con un eje central, la amistad, que “fue parte esencial de su diálogo”.
El integrante de la Sociedad de Escritores de Michoacán, ubicó en 27 libros en total la obra de Aguilera Díaz, textos en su mayoría de poesía, ensayos literarios, periodismo cultural y narrativa.
Durante su intervención con el texto intitulado “Gaspar y su modelo poético para armar”, Monreal ubicó en nueve poemarios el trabajo central del poeta homenajeado y quien falleciera el 21 de noviembre del 2021, una obra que, dijo, requiere para conocerse “de la disponibilidad de los libros que escribió”.
El escritor y poeta se preguntó sobre cuáles serán los títulos indispensables para conocer la obra poética de Aguilera Díaz, “una pregunta menos sencilla de responder de lo que podría parecer en primera instancia”, y que obligaría a rastrear aquellos “que aparecen en solapas, contraportadas, referencias y fichas biobibliográficas diseminadas por aquí y por allá”, pero también como consecuencia de la información que no coteja “lo exacta o inexacta que pueda resultar”.
En esta ruta de búsqueda, señaló, se suelen “enlistar juntos indistintamente poemarios originales y recopilaciones elaboradas a partir de poemarios previos; de tal suerte, encontramos fichas donde por ejemplo se otorga el mismo estatus a Zona de derrumbe, de 1985, Los siete deseos capitales, 1982, y La ciudad y sus fantasmas, de 1991”, cuando el primero son poemas inéditos y plaquetes las dos últimas.
Se refirió a otras listas donde se mezclan las producciones de Aguilera Díaz y “varias recopilaciones, por las razones que hayan sido, no se identifican a sí mismas como tales a través de una presentación, un prologo o un subtítulo, mucho menos mediante referencias puntuales respecto a la fuente de procedencia de cada texto”.
Ante este escenario, “de ninguna manera puede hacerse tabla rasa para responsabilizar de este tipo de situaciones, por lo demás normales e inevitables en el ámbito literario, al descuido y al desaliño”. En el caso de Imperfección del mundo, destacó, “un poemario que no se publicó como tal y que Gaspar eligió incorporar a la antología publicada en 1999 por Siglo XXI junto a selecciones de Los ritos del obseso, Tu piel vuelve a mi boca y Cuaderno de Praga, dejando en cambio fuera por completo libros inaugurales, Pirénicos y Zona de derrumbe”.
Consideró que la obra de Gaspar se concentra en nueve títulos “y medio, para incluir también Imperfección del mundo”, y así los enlistó: Informe de labores (1961); Pirénicos (1962), Zona de derrumbe (1985) y como la obra mayor, Los ritos del obseso (1987), Tu piel vuelve a mi boca (1992), Cuaderno de Praga (1995), Imperfección del mundo, Los últimos poemas de Dante (2004), Historia de las cosas y Presencia del naufragio.
Monreal planteó entonces que la obra mayor de Aguilera Díaz “impone un grande trabajo” en cuanto a su ordenamiento, tarea que propuso debe acometerse desde la investigación y de manera independiente, “lo lógico”, para buscar “la complicidad, el involucramiento” de las instituciones como las secretarías de Cultura federal y estatal y que “se comprometan a editar la poesía completa o la poesía reunida del homenajeado”, a lo que Leticia Luna señaló que se ponderaría la propuesta.
El homenaje nacional a Gaspar Aguilera Díaz continuará en el seno de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, con el apoyo de las secretarías citadas, los días 10, 11 y 12 de noviembre, y cuya programación será dada a conocer en una rueda de prensa a realizarse el jueves de esta semana.
