Educación en México, asignatura pendiente

Una obviedad, sin educación no hay futuro. (Foto: especial)

Una obviedad, sin educación no hay futuro. No hay argumento que pueda poner en duda esa sentencia. ¿Ejemplos? Sobran, pero quiero resaltar uno que lo tenemos a la vista, el caso de Corea del Sur, un país pobre y poco menos que devastado apenas a la mitad del siglo pasado, y que pudo salir adelante al promover importantes reforma educativas, de aplicación obligada, a rajatabla.

En la década de los sesenta, Corea tenía escasamente un 30 por ciento de personas con título entre la población comprendida entre 25 y 65 años lo que la ubicaba en el puesto 24 del ranking mundial. Con las medidas adoptadas ya al iniciar el presente siglo ocupa el primer lugar, junto con Japón. Más del 90 por ciento de la población (de entre 25 y 65 años) está graduada en alguna licenciatura.

En la actualidad la tecnología y los productos procedentes de Corea son prácticamente omnipresentes, desde vehículos hasta teléfonos inteligentes; ellos han incursionado con bastante éxito incluso en la música, los espectáculos y hasta en el popular Tik Tok.

Ahora bien, todo esto no les cayó del cielo ni fue un regalo de sus vecinos de Corea del Norte, todo es producto de una educación de elevada calidad, pero ¿cuál es el secreto? Básicamente la muy exigente formación de sus profesores, una supervisión y evaluación a fondo de todos los docentes y los incentivos que reciben para la investigación, desarrollo e implementación de mejores técnicas pedagógicas. Evidentemente allá no existe eso de que “el maestro marchando también está enseñando” ni existen estructuras parecidas a nuestras toxicas SNTE, CNTE y similares que con cualquier pretexto, o sin él, suspenden las clases y salen a la calle a gritar: “Va a caer, va a caer, la reforma (educativa) va a caer”. “De sur a norte, de este a oeste, ganaremos esta lucha cueste lo que cueste”. “Peña, entiende, la educación no se vende”.

Si tenemos el valor de reconocer la realidad y nos ponemos a reflexionar debemos aceptar que la educación, en México no tan solo no es buena, ni siquiera mediocre, es pésima y lo peor, sin esperanza alguna de mejorar.

Los fallidos intentos que en algún momento realizó la Secretaria de Educación para aplicar un simple examen de evaluación en este sector han mostrado, sin asomo de duda, la incapacidad de dicha Secretaria para aplicar sus propias normas y hacerlas cumplir ante la férrea oposición de las estructuras sindicales que se niegan a ser evaluadas.

En lo relativo a educación México ha ocupado, desde hace años, los últimos lugares mundiales en la evaluación que se haga. Nuestros alumnos tienen un nivel bajo en la materia que sea, sobre todo en matemáticas y comprensión de lectura. Tenemos generaciones enteras de alumnos del nivel que se nos ocurra, y desgraciadamente también con licenciatura terminada, con una deficiente educación, además de ser bastante incultos y viciados laboralmente por el degradado ambiente educativo de donde provienen. Son egresados de secundarias, preparatorias y universidades que han vivido la mayoría de sus años escolares de paro en paro, de huelga en huelga, de toma en toma.

¿Cuáles son las causas de esta tragedia? ¿Falta de dinero para la educación? Pues no, en México el gasto para educación representa 25 por ciento del presupuesto total del país: uno de los más altos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ¿El problema es cómo se gasta ese dinero? Parece ser que sí, se tiene la idea de que la Secretaria de Educación es un verdadero barril sin fondo que ha sido manejado por funcionarios sin capacidad para desempeñar adecuadamente esa función. De hecho se considera que los puestos directivos son mero botín sindical. En cifras vemos que más del 90% de ese impresionante monto de dinero se va en gasto corriente y de este gasto el rubro mayor corresponde a sueldos de los maestros. Y falta por contabilizar con precisión cuantos son en verdad maestros y no “aviadores”.

¿Y de la calidad de los maestros? Por el nivel de sus alumnos podemos deducirla. Si la suponemos pésima es probable que pequemos de optimistas.

Nada útil se realizó en al área de la Educación con los gobiernos del PRI y del PAN, pero con MORENA el asunto es un verdadero desastre. Los escasos logros se han cancelado y nada hace suponer que a los funcionarios de esta secta les interese mejorar la calidad de la educación, al contrario.

¿Y cuál es el futuro de un México sin educación? Fácil, seguir de mano de obra barata y desechable.

¿Culpa de quién? Considero que en este aspecto no hay inocentes.