A río revuelto

Quienes siguen utilizando a las instituciones educativas como bolsas de trabajo, para pagar favores o colocar a sus familiares, compadres y allegados e incondicionales en un trabajo seguro. (Foto: especial)

Hay un refrán popular al parecer de origen español, que hace referencia a una situación real, cuando las aguas de un río se encuentran revueltas, más no contaminadas, momento de mayor posibilidad de pesca. Sabiduría popular que nos previene de las personas oportunistas o corruptas, que se aprovechan de situaciones de caos, desorden, confusión, cambios, desavenencias, para sacar algún beneficio económico o político. Ante la falta de capacidad o de voluntad, para actuar con calidad humana, se convierten en pescadores en las frecuentes turbulencias que vive la sociedad, solo esperan el momento oportuno para actuar.

Algo parecido ha venido sucediendo desde hace más de cinco décadas con el Sistema Educativo Nacional, donde priva el desorden, la anarquía y el agandalle. El gobierno en turno establece sus propias políticas públicas en materia educativa, lo que implica que cada seis años, se definan nuevos lineamientos, para la implementación de los procesos de enseñanza-aprendizaje, perdiéndose la continuidad de lo realizado en periodos anteriores. Su objetivo, es político, poco importa la calidad de la enseñanza del pueblo, se aparenta preocupación por mejorar las cosas, pero en realidad, sólo se busca justificar tiempo y la utilización de los recursos presupuestales, los que lleguen posteriormente, prácticamente volverán hacer lo mismo, sin que nadie se preocupe por ir construyendo un verdadero proyecto de nación.

Se han presentado propuestas de todos los colores y sabores, para mejorar los proceso de enseñanza-aprendizaje, desde una política para modernizar el Sistema Educativo Nacional, mediante la formación y actualización de los docentes; considerar a la educación como un factor estratégico de desarrollo; otros aseguraban que la solución a todos los males educativos, era el uso de la multimedia; a la llegada de los egresados de Harvard, se propuso una  Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB); luego, que lo mejor era reformar  la  Ley General de Educación, la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la Ley General del Servicio Profesional Docente, para supuestamente aumentar la calidad de la educación y aumentar la matricula en el nivel medio superior y superior, así como recuperar la rectoría del Estado Mexicano en la administración del servicio educativo.

La actual administración, que en un principio, había considerado que, a través de la Nueva Escuela Mexicana, lograría, la equidad, la excelencia y mejora continua en la educación y un desarrollo humano integral, poniendo al centro de la acción pública el máximo logro del aprendizaje de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, de la noche a la mañana cambio de opinión y ahora, se alista para implementar un “nuevo modelo educativo”, a partir del ciclo escolar 2022-2023.  El cual, al igual que otros “modelos”, “ensayos”, “ocurrencias” o como se les pueda llamar, que se han implementado durante más de cinco décadas, costará a la clase trabajadora, millones y millones de pesos, sin que vaya a resolver ningún problema educativo. En cambio, seguirá pendiente: el rezago educativo de aproximadamente dos ciclos escolares, para quienes nacieron entre 1998-2018; el crecimiento de la deserción escolar y el rezago educativo, por no haberse implementado una estrategia, para el pronto retorno a clases presenciales;  la disminución del coeficiente intelectual de los alumnos por el mal uso de las herramientas de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones; así como, la mala calidad de la enseñanza que imparte el estado; la recuperación de funciones administrativas que se han adjudicado los grupos sindicales; la capacitación de los docentes y la mejora en sus condiciones salariales y laborales.

Sin duda alguna, este “nuevo modelo educativo”, en nada ayudará a mejorar la calidad de la enseñanza, por lo que seguiremos conociendo alumnos de sexto año de primaria, que no saben leer ni escribir correctamente, mucho menos multiplicar ni dividir; alumnos de tercer grado de secundaria que no tengan la habilidad, para comprender una lectura o  desarrollar una ecuación de primer grado; alumno de primer grado de licenciatura que no sepan calcular un porcentaje, ni conozcan la división política del país y profesionistas que se les dificulte llenar una solicitud de empleo, elaborar su currículo-vitae o saber cobrar por la prestación de sus servicios profesionales.

Después de todas estas cosas que he escuchado, leído y observado, cada día admiro más a quienes en décadas pasadas, tuvieron la habilidad de sustraer lo sustantivo de cada uno de los modelos educativos que se han implementado en la historia de la humanidad, como los centrados en el docente; en el estudiante; en el contenido; en el aprendizaje; en la enseñanza y en el desarrollo integral, para diseñar las políticas públicas educativas, de acuerdo con nuestra realidad. Con las que pavimentaron los caminos que transitaron los futuros profesionistas y reconocieron el trabajo profesional de los docentes y demás trabajadores de la educación. Quienes, supieron establecer prioridades y optimizar el uso de los recursos disponibles, sin necesidad de crear falsas expectativas que de antemano sabían que no era viable su cumplimiento. Procesos educativos bien planeados, bajo los cuales se prepararon ilustres mexicanos como: el Ing. Guillermo González Camarena (1917-1965), Dr. Ignacio Chávez Sánchez (1897-1979), Ing. Heberto Castillo Martínez (1928-1997), Lic. Octavio Irineo Paz Lozano (1914-1998), Lic. Carlos Fuentes Macías (1928-2012), entre otros, muchos más.

En todas las políticas públicas en materia educativa, que se han emitido desde la primera hasta la cuarta transformación, se manifiesta el interés por dar cumplimiento a una de las demandas más sentidas de la población y al mandato constitucional, enfatizando que la educación tiene que ser obligatoria, laica, gratuita, con equidad y excelencia. Obteniéndose avances sustantivos durante todo el tiempo en que la educación del pueblo fue una prioridad social, para los gobiernos en turno. dejando de serlo, desde hace aproximadamente cinco décadas, situación que se agudizó en la presente administración de la llamada cuarta transformación, donde, aparte de que no se avanzó, se retrocedió en los aprendizajes, dejándole a las próximas administraciones, un Sistema Educativo Nacional, sumido en el desorden, la confusión y la anarquía, en sentido figurado, todo un rio revuelto, donde los más perjudicados son los alumnos; los docentes y los demás trabajadores de la educación; así como, los padres de familia y la población en general.

Como en todo río revuelto, hay ganadores, en este caso en particular, todas aquellas personas que están ocupando una plaza laboral, sin ser aptas, para desempeñar las funciones correspondientes, por falta de conocimientos académicos, insuficiente experiencia en el proceso educativo y sin vocación de servicio, que puede ser desde el titular de la Secretaria de Educación Pública, hasta el que cobra como intendente de algún plantel.

Quienes siguen utilizando a las instituciones educativas como bolsas de trabajo, para pagar favores o colocar a sus familiares, compadres y allegados e incondicionales en un trabajo seguro. Quienes, desde hace años, se encuentran de manera ilegal, en comisión sindical, cobrando como docente una plaza de tiempo completo, sin haber pisado en su vida, un sólo salón de clases. Quienes cobran plaza de docente y de tiempo completo, pero que, por lo saturado de los perfiles académicos en su plantel de adscripción, no les pueden asignar el total de horas que les corresponde trabajar, de acuerdo a su contrato laboral. Quienes llevan años desempeñándose como director de plantel, inspector, supervisor, evaluador o en algún otro cargo administrativo, cobrando como docente unas plazas de tiempo completo, sin que su trabajo ayude en lo mínimo a mejorar la calidad del aprendizaje.

También, quienes han utilizado las instituciones educativas como trampolín político, para ocupar un cargo de representación popular u obtener un beneficio económico, mediante actos de corrupción en el manejo de los recursos presupuestales. Quienes han hecho de la educación un negocio, mediante la apertura de escuela con mala calidad en la enseñanza-aprendizaje y algunos directores de plantel que no manejan con claridad los recursos económicos que aportan los padres de familia, mediante las ilegales “cuotas voluntarias”. En resumen, quienes han y siguen ostentando el poder político y económico y deciden el destino de México.

 Por último, puedo concluir diciendo, que en los últimos 50, años ningún modelo, aspiración, propuesta o buenos deseos, han hecho posible mejorar la calidad de la enseñanza y la negligencia o falta de voluntad con que se han desempeñado las autoridades educativas, han provocado, desorden, confusión y anarquía en el Sistema Educativo Nacional. Seguramente porque la educación ha dejado de ser una prioridad social.