Martes de luna llena

En la madrugada del martes pasado, ocho del presente, se pudo presenciar un eclipse de la luna roja, algunos la llaman luna de sangre, para otros es la luna del Castor. (Imagen: especial)

En la madrugada del martes pasado, ocho del presente, se pudo presenciar un eclipse de la luna roja, algunos la llaman luna de sangre, para otros es la luna del Castor. Se pudo observar en varios países, entre ellos México. La luna se vio roja, por efectos de la atmósfera.

La luz del Sol llega a la atmósfera de la Tierra y actúa como una lupa que desvía la luz y la manda hasta la Luna. El espesor de la atmósfera de la Tierra, sumado a partículas de polvo, arena, cenizas volcánicas, entre otros, absorbe la luz azul, verde y amarilla del Sol, pero dejan pasar las tonalidades rojas. Por esta razón, la luna se ve roja u ocre.

Por su color, se le llama luna de sangre, aunque al parecer el origen de que se le denomine así, tiene que ver con la leyenda de la muerte de Juan el Bautista, ya que la noche en que el Rey Herodes le manda cortar la cabeza para complacer un capricho de su bellísima hijastra Salome, la pusieron en una charola de plata y se la llevaron a la joven, y sucedió que la luna se puso roja. Cuenta la historia, que Justo esa noche hubo un eclipse total de Luna, que para asombro de todos se puso roja. Desde entonces los eclipses lunares se les conoce como “Luna de Sangre”.

 A esta luna de noviembre se le conoce también como la luna del castor, por encontramos en la época del otoño, en que los castores preparan sus refugios para el frío mientras los cazadores, los recolectores y los agricultores se guiaban antiguamente por esta fase lunar para llevar a cabo sus tareas. Se dice también, que era el momento en que se colocaban las trampas para castores antes de que los pantanos y lagos se congelasen, de modo que sus pieles sirvieran como sustento para el invierno

En la antigüedad los eclipses fueron importantísimos, porque la sombra de la Tierra en la Luna siempre se refleja en un círculo y el único objeto que invariablemente produce esta forma es una esfera. Esa es una de las pruebas más antiguas de la esfericidad de la Tierra.

 Durante siglos, la relación entre la conducta humana y las fases lunares ha fascinado, primero siendo un misterio, y posteriormente por todo lo que se ha descubierto al respecto. La luna y los seres humanos guardan y comparten secretos desde tiempos inmemoriales.

La luna fue venerada en todas las culturas alrededor del orbe. No son pocas las historias y fábulas que conectan nuestros actos con la Luna: quizás el ejemplo más conocido sea el de las criaturas míticas, entre las que se encuentran los hombres-lobo. Hubo un tiempo en el que se creyó que las fases lunares provocaban insólitos cambios en la fisiología de algunas personas e incidían directamente en el comportamiento de la sociedad, dando lugar a un amplio abanico de alteraciones que iban desde la tasa de nacimientos, hasta la fertilidad, recordemos como a las personas soñadoras se les denominaba “lunáticos.” No son pocos los que aún creen que las cifras de altercados violentos y el desorden público aumentan cuando la Luna está llena.

Justamente este martes de luna roja, fue llamado “martes rojo”, por los estadounidenses republicanos. Resulta que el color rojo es el distintivo del partido republicano, muestras el azul es de los demócratas.

El martes se llevaron a cabo elecciones de gobernadores y de las cámaras en Estados Unidos. Y son definitorias para el futuro.

Hay estados azules y otros rojos, haciendo referencia a aquellos estados de los Estados Unidos cuyos residentes votaron en las elecciones presidenciales predominantemente por el candidato del Partido Republicano o por el del Partido Demócrata. El término se volvió popular durante las elecciones de 2000. ​ En los años 70 y 80, por el contrario, el código de colores que se usaba en los mapas de varios canales era a la inversa; rojo para demócratas y azul para republicanos. Así, por ejemplo, en las elecciones de 1984 Carter fue identificado por el color rojo y Reagan por el azul. Existen distintas teorías de porque era esto, desde asociarlo con los colores normales de partidos conservadores y liberales en otros países​ hasta ser resultado de una condición aleatoria en la que se usaba el azul para definir al partido oficialista en el momento de la elección, cosa que en el año 2000 (fecha en que la compleja elección llevó a semanas y semanas de gráficos en televisión) terminó asignándole el azul a los demócratas.

Los republicanos han gastado millones en publicidad, van por todo. Lo que realmente quieren es recobrar el poder y poner a Trump nuevamente en la presidencia.

Los estadounidenses elegirán a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a 35 de los 100 senadores.

Actualmente, las dos cámaras del Congreso están bajo el control de los demócratas. En 36 Estados, los estadounidenses votan por un nuevo gobernador, una carrera muy dividida por la polarización en buena parte del país. Los votantes también se pronunciaron en referendos estatales sobre asuntos como el aborto, el uso recreativo de la marihuana o el sistema electoral. Tanto Biden como Trump han llamado a la participación, que según vi en los noticieros fue alta. El expresidente insinuó en el cierre de campaña que anunciará su candidatura a las presidenciales de 2024 el próximo 15 de noviembre.

Los norteamericanos están muy enojados por la alta inflación, por el alza de la gasolina, por los millones de migrantes. Estos tres puntos, son los principales que enarbolan los republicanos para atraer votos, para hacerse nuevamente del poder.

Entre la disparidad de asuntos que se someten a referéndum este martes, figura el de la posesión de armas. Tema candente en Estados como Texas, aún conmocionado por la matanza del colegio de Uvalde, el del control de armas no ha sido sin embargo un reclamo generalizado de campaña (sí, al contrario, el del aumento de la criminalidad, del que han hecho bandera los republicanos).

El periodista Iker Seisdedos García, corresponsal de EL PAÍS en Washington, licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo de la UAM, cuenta en su crónica del martes pasado, que Estados Unidos se juega en las trascendentales elecciones legislativas de este martes mucho más que la designación de centenares de cargos estatales, locales y federales, el control del Congreso y del Senado, el porvenir de los derechos reproductivos de las mujeres o las perspectivas para el resto de la primera legislatura de Joe Biden, que podría quedar amortizada a mitad de camino. Por encima de todo lo demás, en las urnas se libra la gran batalla por el futuro del sistema y la mera supervivencia de la democracia de la primera potencia mundial.  “Estados Unidos libra la gran batalla por el futuro de su democracia”, lleva por título su crónica en El País.

Escribo este artículo, justo el martes de luna llena, de color rojo. Los republicanos, lidereados por Trump dicen que la marea roja cubrirá a Estados Unidos. Para el jueves en que este escrito sea publicado, sabremos hacia donde creció la marea. Seguramente habrá descontento, gane quien gane. La polarización, la siembra de odio durante la administración de Trump, no llevará a nada bueno.

Los carteles de información electoral están escritos en inglés, castellano y mandarín. Hay intérpretes disponibles en todos los centros de votación, incluidos los más pequeños, como en una iglesia del norte de Manhattan (Nueva York). Donde Hortensia, una jubilada “con 55 años de residencia acá y votante demócrata de toda la vida”, cuenta a las puertas del centro, que la afluencia de hispanohablantes está siendo particularmente notable. Se trata de un barrio con alta proporción de población de origen inmigrante. La influencia del voto latino puede resultar determinante.

 Aunque no por eso será el voto que de el triunfo a los demócratas. Hay estados sureños con ideología conservadora de raíces profundas. También existe un sector latino de simpatizantes de los republicanos; como es el caso de cubanos, colombianos y venezolanos, que simpatizan con el discurso anticomunista de los Republicanos, o bien por pertenecer a grupos religiosas cristianos, también simpatizantes con los valores republicanos.

Miles de latinos, sobre todo de ascendencia mexicana, votaran por los demócratas. Conocen perfectamente, por haberlo vivido en carne propia, del racismo, del desprecio enorme hacia los migrantes por parte de los republicanos.

Miles de norteamericanos, saben del peligro de caer en el fanatismo. Del peligro de la violencia y el armamentismo y votaran por los Demócratas.

Si bien respecto al modelo económico hay coincidencias entre ambos partidos, los republicanos están en contra al derecho que tienen las mujeres sobre su propio cuerpo, así como de los matrimonios igualitarios, mientras apoyan la venta de armas sin restricción alguna, su racismo y xenofobia son puntos nodales en su discurso.

 La parte más grave, más preocupante del partido Republicano, es su discurso de odio a la diferencia. No actúan como partidarios de un partido, de un proyecto, actúan más como fanáticos de un líder, siendo en esta ocasión Trump.  Por lo cual se niegan al debate, al dialogo respetuoso, a la colaboración, y sobre todo niegan el respeto a la diferencia. Poniendo en riesgo no solo a la democracia, sino a las libertades individuales como la libertad de pensamiento y expresión, lo cual abre la puerta a un estado de índole fascistoide.

Fuertes vientos antidemocráticos se están desatando.