Originarios…

El fin de semana pasado asistimos a “Original” Encuentro de Arte Textil Mexicano. Segunda Edición 2022. (Foto: especial)

La historia es la gran maestra, desafortunadamente muchas veces la escriben los que están en el poder, tergiversando la verdad. Por ejemplo, ante la invasión de los españoles, se escribieron varias versiones poniéndolos como ejemplo a seguir.

Argumentando que por ser tierra de salvajes tuvieron que esclavizarnos, que solo ellos eran hombres de razón, que los originarios de aquí eran ignorantes, se les trataba como animales de carga, como carne de cañón, poniéndolos a luchar unos contra otros, para que los invasores españoles se quedaran con el poder, con el país.

Eso, más esparcir de manera intencional la viruela, enfermedad desconocida en estas tierras, dieron el triunfo a los españoles trayendo la sujeción total de los originarios de estas maravillosas tierras.

Fueron tres siglos de dominación, de una violencia constante contra todo lo originario.

El fin de semana pasado asistimos a “Original” Encuentro de Arte Textil Mexicano. Segunda Edición 2022. El evento se llevó a cabo del 17 al 20 de este mes, en el complejo Cultural Los Pinos. Ciudad de México.

Los textiles más valiosos, más bellos son los que son elaborados por técnicas originarias. Fueron expositores de textiles, joyería, sombreros, rebozos, gabanes, jorongos, calzado, y otros productos.

Hubo textiles de Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco, Tamaulipas y Zacatecas.

Les di las gracias a cada uno en silencio, con gran admiración y amor vi los huipiles, y lo que significa que aún estén ahí, 500 años después. Las mujeres fueron punta de lanza de la resistencia, fueron sumamente valientes al enfrentar golpes, tortura, y hasta la muerte por vestir según la usanza indígena.

Tuvieron el valor de enseñar a sus hijas, y estas a sus hijas, y así tal como la tradición oral permitió que la sabiduría ancestral perdurara, así mediante sus telares, escribían en los huipiles su historia, nuestra historia.

El evento del fin de semana en Los Pinos fue una total fiesta de color, a la cual asistieron muchos extranjeros y muchas personas más, que valoran el arte y lo pueden comprar. Porque es arte lo que hacen las manos en su mayoría indígenas, sobre todo en lo que a textiles se refiere.

No todo lo que se vendía era de calidad, esto sucede principalmente por los altos costos de los materiales, tener el conocimiento generalmente heredado por generaciones y el tiempo que se requiere para su elaboración. Hay huipiles que tardan hasta un año en elaborarlo, obvio el costo es alto. Pero lo merecen y el gobierno debería fomentar la calidad por encima de la comercialización y la perdida de técnicas originarias.

Los que me conocen, saben que visto huipiles desde hace 61 años. Decidí vestirme así, al observar y por supuesto reprobar, el tremendo racismo y desigualdad hacia los pueblos originarios.  Mi padre de inmediato apoyó mi decisión, y cada vez que salía de viaje a comunidades, me traía un huipil o huanengos, dependiendo de la región a la fuese. Gracias a esto, fui aprendiendo de calidades, de cómo los elaboraban y sobre las comunidades originarias de donde provenían.

Las mujeres indígenas narran su historia y la profundidad del conocimiento de los pueblos originarios. Un ejemplo son los rebozos purépechas, que representan el cielo, el amanecer y el ocaso. Representa a Nana Cutzi cubriéndolas, recordándoles quienes son, preservando la raíz.

Cada prenda, tiene tras de sí un porqué del uso del color y diseño. Por ellos se sabe de qué grupo son, la condición de quien las porta; soltera, casada, viuda, incluso edades.

Las prendas hablan, narran historias, narran la historia de sus territorios, de lo que había, de lo que hay. Hablan también de los cambios culturales, de la penetración cultural, que es visible al ver como cambiaron las flores o grecas por imágenes de Frost, de Blanca Nieves, o incluso imágenes religiosas.

La resistencia de los pueblos originarios ha sido tortuosa, y aún libran la batalla por la preservación de sus territorios, de su agua, de su lengua, de su culinaria, de su manera de vestir y de ver el mundo.

En la noche inaugural, hablaron varias mujeres en su lengua natal, nadie les tradujo. ¿Será que nadie las entiende, que no quieren que les entendamos?

Hay tantas cosas que se pueden escuchar con los silencios.

Los pueblos originarios fueron los que conformaron el ejército insurgente de Hidalgo y Morelos, fueron los que, sin armamento profesional, pero cargados de valentía y amor a esta tierra, lograron que se aboliera la esclavitud y que no fuéramos más la Nueva España sino México.

 El domingo se conmemoro el Día de la Revolución, hubo puente, muchos olvidaron lo que se conmemoraba, estaban atentos a la inauguración del mundial de Foot Ball o “aprovechando” descuentos por el buen fin.

 Muchos olvidan, que fueron los pueblos originarios quienes lucharon por los derechos de todos los mexicanos, conformados como ejército revolucionario con Emiliano Zapata y Villa a la cabeza. Los ideales de la Revolución están aún vigentes, hay una enorme deuda hacia ellos.   Estan siendo despojados de sus territorios por la riqueza del subsuelo, les talan sus bosques, desecándose los ríos y mantos freáticos. Las compañías mineras contaminan sus tierras y aguas, son víctimas de la violencia y la impunidad.

Son los pobladores y propietarios originarios de estas tierras llamadas México.  Los pueblos originarios dan muestra de sabiduría al preservar el conocimiento, la raíz, su historia. Gracias a ello han conservado su fortaleza. Son la resistencia.