DEBATAMOS MICHOACÁN: Estructuras elementales del poder

personal institucional del Colegio de Bachilleres, plantel Quiroga. (Foto: cortesía Gerardo Herrera)

En diversas ocasiones, ya sea: en las reuniones, conferencias, talleres, en mis conversaciones, y en general las personas tocamos el tema del poder desde diferentes aristas, lo hacemos en función de identificar que todas las acciones que se realizan por los seres humanos se encuentran sometidas, controladas o disciplinadas por el poder, ya sea el poder público, o el poder  privado, de quienes somos sujetos, pero no solo el poder público o privado nos hacen sujetos sino también, hoy la tecnología nos somete y controla maquínicamente.

Por ello, es importante precisar que entendemos por “el poder”; conceptualmente el poder tiene un tratamiento histórico, pero aquí, en Debatamos Michoacán, lo comprendemos como la acción que ejercen los seres humanos, sobre los seres humanos, es decir, la asimetría del ejercicio de someter, controlar o disciplinar al otro. También lo podemos comprender como: tener la capacidad de: trabajar, correr, disfrutar, manejar, estudiar, someter y cualquier otra acción, que tenga implicaciones en una red de relaciones humanas para alcanzar lo que se desea.

No obstante, el ser humano, es un ser vivo, y desde ahí, también el poder del ser humano es utilizado para el control de la materia inerte (el petróleo, el agua, la tierra, el aire, la luz) o de las plantas y los animales en la naturaleza. El poder, es decir, la capacitad de controlar, puede ser sobre otro, otros humanos o no, o bien, puede ser integral sobre el planeta y el mundo; este mundo que es fondeado por el capital financiero, el cual es sometido por los grandes capitales empresariales, menos de una decena de empresas que controlan muchas áreas productivas en el mundo.

Para Michel Foucault, poder es, las líneas y vínculos intrínsecos para someter los cuerpos, siendo más representativas las relaciones de padres-hijos, docentes-alumnado, médico-paciente, es decir, son las relaciones en microfísica del poder, en donde también se incluyen los espacios para determinar ese poder: en la casa, la oficina, el comercio, el parque, los estadios, en todos los lugares públicos y privados de la sociedad.

En tanto que para Max Weber el poder es la posibilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento. El poder es diferente de dominación o autoridad. Dominación es la obediencia a un mandato entre personas, es la imposición propia de la voluntad sobre el otro. En tanto que autoridad es un derecho legitimado o positivado, que implica dar órdenes en virtud de una posición jerárquica. 

Hoy el poder, expresa Dussel, es un poder que transitó de mandar a un poder que obedece, tal cual lo expresa el levantamiento del Ejercito Zapatista en 1994; así, expresa este teórico, que es parte de la ética política, un poder que se transformó en la posmodernidad.

En este contexto, deseo en esta reflexión escribir sobre el poder que ejerce la mismidad sobre la otredad (singular o plural), el poder toma una posición frente al otro sobre seis estructuras que tiene la otredad: el tiempo, el cuerpo, los recursos, la conciencia, las emociones y la información; desde el cuerpo, el poder somete a través del erotismo, salud-prevención, espacios, apariencia.

Las estructuras del poder son fundamentales para ejercer el control, sometimiento, disciplinamiento, bajo mecanismos de subordinación o dominación del otro: así el tiempo es controlado por quien contrata, en la escuela, en las relaciones humanas, en donde se fija las condiciones de estar y hacer; el cuerpo, al igual que el tiempo, puede ser controlado por la otredad. El cuerpo, puede ser utilizado en favor de un tercero o de la otredad, a partir del erotismo, la venta del cuerpo; pero también la mismidad hace control de su cuerpo a través del autoerotismo, de la prevención de su salud, de la utilización de sus espacios como su recamara, su cuarto donde tiene sus pertenencias; los espacios son extensiones del cuerpo, y desde luego la manera de lucir su cuerpo (horadaciones, tatuajes, su corte y color de pelo, otros).

Igualmente tendrá acceso a decidir sobre sus recursos; sus pertenencias, su casa, sus libros, sus útiles de labranza, otros, como el dinero; sin embargo, la otredad podrá influir en el manejo de los recursos, sobre todo del dinero, cómo quitarle su cheque de pago, o manejar sus tarjetas de debido o crédito y sus números confidenciales.

En el caso de la conciencia, cada persona en el ámbito de su competencia decide sobre sus conocimientos, creencias, sus usos y costumbres; pese a ello, la otredad podrá influir en su conciencia, generando las condiciones para someter y controlar su cuerpo. Y desde luego la información que puede manejar la persona, o bien que puede ser arrebata por el otro por coacción o por el miedo.

El otro, que puede ser hombre o mujer, pero hablemos de la masculinidad y de sus: sabiduría, poder, autoridad, jactancia, violencia y las potencias: sociales, políticas, culturales, económicas, con sus ideologías machistas, clasistas, racistas, homófobas, xenófobas; pero en especial las machistas, las que han generado que a los hombres se les castre sus emociones, se les ha mandatado odiar lo femenino, despreciarlo, porque solo las mujeres están rajadas, son emocionales e indiscretas, y por ello, el machismo se permite: someter, subordinar o dominar a mujer o bien hombre: habla, grita, jalonea, golpea, y desde luego mata (el feminicidio, o el crimen de odio por homofobia).

Para ejercer el poder se requiere de libertad; pero, ¿qué es la libertad?, es la capacidad que tenemos la humanidad para tomar decisiones; es decir, la libertad permite tener la capacidad de decidir, entre dos opciones, no necesariamente en un continuum entre las dos opciones; así la decisión desde lo ético nos expresa lo bueno o lo malo.

Cuando yo decido sobre mi tiempo, mi cuerpo, mis recursos, mi conciencia, mis emociones, y mi información, me estoy empoderando; este proceso de empoderamiento, debe ir trabajado paralelamente con la emancipación, es decir, cuando yo tengo la libertad y la autonomía de decidir sobre mis estructuras del poder.

El poder puede ser utilizado a través de la violencia (cuando la otredad invade las seis estructuras del poder, sin el permiso y con la intensión de controlar, disciplinar, someter) o el amor; la violencia entendida como el acto que tiene relación con el ejercicio de la fuerza física, verbal, patrimonial, económica, sexual, política, de género, entre otras, sobre una persona, animal u objeto originando un daño sobre los mismos de manera voluntarias o accidental. O bien, el amor, entendiendo este como un sentimiento supremo que una persona experimenta sobre la otredad. Amar no es solo afinidad o química entre dos personas, el amor es sentir valores como el respeto, además de la conexión, libertad al estar junto con la otra persona, amor es en todo caso una unión no material.

El amor nos hace dar nuestro tiempo a quienes amamos, por eso el regalo más importante es el tiempo; se puede regalar el cuerpo a la otredad por amor, y entonces fluyen los recursos en regalos, y entregamos nuestros conocimientos, los compartimos.

Para ejercer el poder necesitamos de la libertad, de la emancipación y el empoderamiento, y requerimos los hombres deconstruir nuestros mandatos de masculinidad y potencia y potencializar nuestra deconstrucción con inteligencia emocional y creación y desarrollo de conciencia.

Agradezco al personal institucional del Colegio de Bachilleres, plantel Quiroga, en donde tuve la gran fortuna de coincidir con mi amiga Emma Gama Pérez, extraordinaria mujer, docente, madre, esposa y gran amiga de la vida, a ella, le dedico este texto.

Agradezco la invitación de la maestra Georgina Canedo, así como al director Felipe Flores Coria. Estas reflexiones sobre el poder, fueron realizadas frente a los docentes de dicha institución.