Importancia de la palabra…

La selva, el planeta nos están hablando. Escuchemos y respetemos su palabra. (Imagen: especial)

El pasado lunes 13 del presente se celebró el día internacional de la radio. Ese aparatito que lleva a los oídos, al corazón y la mente, música, noticias, reflexiones e incluso en muchas ocasiones, se avisaba sobre acontecimientos de interés, como quien se casaría, o quien dedicaba una canción a su amada.

Recuerdo cuando era pequeña, el medio de comunicación más importante era la radio. Muy pocos tenían televisión, pues era muy cara, Y los periódicos, no llegaban a las comunidades, rancherías o pueblos alejados.  La radio siempre ha sido muy importante para estar comunicados al mundo exterior y dentro de las comunidades.

Recuerdo, les estoy hablando de hace más de sesenta años, estar en la cocina de mis tías, hermanas de mi padre, sentados todos alrededor de la mesa, escuchando en ocasiones alguna noticia, o alguna canción, pero la más de las veces, mis tías escuchaban novelas, mientras los frijoles se cocían, o se terminaba de hacer el arroz.

Fue ahí donde mi inocencia e imaginación de niña, me hacían imaginar que dentro de esa cajita de madera estaban personitas pequeñitas como duendecitos, estaban los caballitos corriendo y relinchando, estaban los fieros lobos, y mil historias más, que en muchas ocasiones hicieron que mi mente volara a otros mundos,

Quien me iba a decir en ese entonces, que yo participaría muchos años después, semanalmente en la radio XETUMI, La Voz de la Sierra Oriente, radio indígena ubicada en Tuxpan de las flores, en Michoacán. Llevo ya 12 años, formando parte del equipo de colaboradores, y es para mí un verdadero honor.

La voz de los indígenas viaja desde esa hermosa tierra, a través del viento, llegando a muchas comunidades, principalmente de lengua Mazahua y Otomí, pero dirigida a todos y a todos lados del orbe.

El lunes pasado se realizó una ceremonia a la usanza de los pueblos originarios, la cual me pareció sumamente bella, pero sobre todo representativa de la cosmovisión ancestral.

Por supuesto pedí permiso para transcribir una parte. Agradezco a Gerardo Sánchez Cayetano, Director de XETUMI, me permitiera compartirla en este medio.

“Padre sol, tú que nos miras todos los días aquí en la radio, tú que haces que nosotros no olvidemos nuestra palabra.

 Que llegue nuestra palabra a toda la faz de la tierra para que no se olvide, gracias padre sol.

Así también, le vamos a dar gracias al agua. Agua, tú que recorres todos los días los ríos, llevas nuestra palabra para que la gente conozca que los mazahuas, los otomíes, todos los que hablamos alguna lengua, todos todavía existimos, gracias.

Así también, le vamos a dar gracias al aire.  Aire por favor lleva nuestra palabra, a donde quiera que vayas, cualquiera de los pueblos donde pases, que la gente escuche nuestra palabra.

Así también, le vamos a dar gracias a nuestra madre tierra. Es nuestra madre tierra la que nos hace reflexionar.  La que nos da de comer todos los días,

Así también pedimos para que los hombres, y mujeres que hoy nos acompañan, también reflexionen. Que vengan y compartan su palabra aquí en la radio. Porque la radio es un instrumento que sirve mucho para preservar nuestra palabra, para que nuestra palabra no se pierda. A través de la radio nosotros aun seguimos preservando nuestra cosmovisión.

Así también, pedimos al agua, al aire, al fuego, a la tierra, por esta radio, y por cada uno de los compañeros y hermanos que hoy se encuentran aquí con nosotros.

Porque nosotros a través de nuestra palabra, y utilizando la radio, la gente conoce que aun hablamos, que aun bailamos, que aun danzamos, Aún tenemos la memoria de las abuelas y los abuelos. Porque a través de la radio nosotros llegamos a diversos lugares, a las comunidades, donde entramos hasta el fogón donde están la abuela y el abuelo, donde todos los días a través del fuego se esparce la palabra, ahí donde la abuela y el abuelo todos los días están con la tortilla.

Gracias, madre tierra, y que siga la radio por muchos, muchos años más.

Muchas gracias.

También le vamos a dar gracias, a cada uno de ustedes porque vengan y den su palabra, gracias.

Así es como los abuelos daban las gracias y pedían permiso antes de nosotros. Muchas gracias a todos ustedes”.

Al escucharlos, pensé en la importancia del conocimiento ancestral, que a pesar de haber sido motivo de castigo el tenerlo y/o reproducirlo, fue mediante la tradición oral, que permaneció en nuestros corazones, fundiéndose con nosotros.

Muchos lo han olvidado, muchos no respetan ya la palabra, no respetan a la madre tierra, a nuestro entorno, olvidando que de ahí procedemos, que a ella debemos la vida, pues nos brinda alimento y agua.

Parte del conocimiento ancestral es el respeto a los lugares sagrados, el pedir permiso para entrar, incluso pedir permiso a la milpa para cortar la mazorca, a la tierra para cortar una flor.

El respeto al otro, el respeto a uno mismo, el respeto a la palabra era sagrado.

Hace unos días, leí en el diario Milenio, una noticia representativa de lo que sucede en la selva maya.

“Se han reportado más de 400 casos del piquete de la mosca chiclera o Leishmaniasis, en Quintana Roo. El tema ha causado temor entre trabajadores que realizan labores dentro del tramo 4 y 5 del Tren Maya, que va de Cancún a Felipe Carrillo Puerto”.

A finales de enero, la Secretaría de Salud estatal reportó que trabajadores del Tren Maya en la entidad presentaban esta enfermedad parasitaria y que algunos de ellos la asociaron a “la maldición de los trabajadores de la selva” que, según creencias de la zona, les da a quienes talan o hacen labores de desmonte sin antes contar con “el permiso de la tierra”.

Hay más de 92 mil trabajadores en la obra del tren Maya, hasta ahora hay 400 reportes de trabajadores infectados. La mayoría son trabajadores mayas, que, aunque no estén de acuerdo con lo que se está haciendo es ese lugar que es sagrado desde hace siglos, se ven forzados a hacerlo por necesidad.

“Sí nos da miedo, varios compañeros llevan más de diez días sin venir por temor. Otros más que vienen de Tabasco se enfermaron y no han regresado”, comentó uno de los trabajadores que prefirió mantenerse en el anonimato”.

La selva está habitada por cientos de especies, guarda secretos milenarios, devastarla, no respetar los lugares sagrados, los cenotes, los altares, las tumbas, los templos, es no respetar nuestra raíz, nuestra historia.

La tala irracional, inmoderada, la caza, el expulsar a los animales de su hábitat, es atentar contra la vida.

Los pueblos originarios tenían total respeto y veneración, por la naturaleza. Se sabían parte diminuta de ella. Hijos de la madre tierra se sabían.  La cosmovisión y cultura Maya asombra por sus profundos conocimientos de astronomía, ingeniería, etc.

 La selva conservo el conocimiento ancestral, lo ocultó para así, preservarlo.

Hoy grandes maquinas, entran acabando todo. Sin fijarse que pisan, que hay debajo. Mas de mil kilómetros, en los que todo ha muerto. Ponen balastro para asentar la vía del tren, sin tomar en cuenta el tipo de suelo

Se han levantado amparos, investigadores y científicos, han demostrado que no se bebería acabar con ese ecosistema, valioso e invaluable para el planeta.

No hay oídos, la obra continua.

El lunes por la noche, escuche en las noticias, que cuatro fiscales de Quintana Roo, han sido asesinados.

La selva, el planeta nos están hablando. Escuchemos y respetemos su palabra.