Benito Juárez nunca negoció la soberanía nacional

Como presidente de México vivió momentos históricos como la Guerra de Reforma, la intervención francesa, el segundo imperio y la restauración de la República

El acto cívico, en la plaza que lleva el nombre del Benemérito de las Américas. | Agencia Comunicación Gráfica

Morelia, Mich.- Benito Juárez García, como presidente de México vivió cuatro momentos históricos para nuestro país: la Guerra de Reforma, la intervención francesa, el segundo imperio y la restauración de la República, cada uno de ellos con firmeza realista y flexible, dispuesto a negociar todo menos la soberanía, señaló en su discurso Claudia Prado García, integrante de la Muy Respetable Gran Logia Femenina Michoacana “Cuerauaperi”, al conmemorarse el CCXVII aniversario del natalicio del “Benemérito de las Américas”.

Al acto asistieron autoridades municipales, estatales y castrenses quienes además depositaron una ofrenda floral a los pies del monumento del primer presidente indígena de México, pero antes aplaudieron el discurso de Prado García quien después de hacer una breve biografía de Benito Juárez, enfatizó en la importancia de su legado en el presente y para las futuras generaciones donde su memoria no vive solo donde hay un monumento a él, una calle, una escuela con su nombre por un recinto, sino cuando disfrutamos de vivir y transitar en un país impregnado de un legado, donde la educación laica cobró una prioridad y que sintetizó en una frase: “la educación es fundamental para la felicidad social”.

A 217 años de su natalicio, Benito Juárez es símbolo de la dignidad de una sociedad habida por defender un derecho natural, la libertad, así como la soberanía de una nación consolidada, de una generación de mexicanos que lucharon por construir una cultura de paz con fundamento y cimiento en la ley y el derecho, señaló la oradora oficial.

Prado García, rememoró la trayectoria política de Juárez, “subiendo peldaño a peldaño, desde regidor de Ayuntamiento de Oaxaca, diputado local, juez de lo civil, diputado federal, ministro de justicia, secretario de gobierno, gobernador, presidente de la Suprema Corte de Justicia y como bien sabemos Presidente de la República y primer presidente indígena del continente americano.”

En cada una de sus encomiendas, Juárez observó, conoció y sufrió en carne propia “la intolerancia dirigida a su pueblo, una hostilidad abierta de autoridades que obedecían incluso a otro poder, pero más aún, abusos, opresión, esclavitud y mucho más, lo que lo motivaron a emprender grandes hazañas durante su vida política.”

Afirmo   Prado García, que uno de sus mejores aciertos de Juárez fue el de reconocer las capacidades y de haberse rodeado de una generación de hombres intelectuales, grandes pensadores políticos del siglo XIX, de la talla de Melchor Ocampo, Ignacio Zaragoza, Vicente Rivapalacio, Lerdo de Tejada, incluso Comonfort y otros ilustres que aportaron a su lucha quienes compartían voluntades y propósitos, especialmente la paz y la unidad del país y, “con quienes orquestó la segunda gran transformación del país, incluso hay quienes opinan que en realidad fue la primera independencia de México, lo anterior posiblemente sustentado en su legado, las Leyes de Reforma.”

Compartió sobre el Benemérito de las Américas, que “esas heridas de las incansables luchas templaron su carácter y sus ideas y sanaron cuando con su triunfo construye una evidente unidad en el progreso de los derechos naturales, más sagrados del ser humano y cito “Libertad justicia, igualdad, seguridad. Esto lo logró con la verdad como bandera y con la defensa de los principios universales del pensamiento liberal que como iniciado de la orden los interiorizo y practicó para bien general de su país de su época y de los cimientos de un hermoso edificio social al servicio del progreso de su pueblo.”

La maestra Claudia Prado García, miembro de la Muy Respetable Gran Logia Femenina Michoacana “Cuerauaperi” dijo que Juárez fue el hermano más reconocido y recordado de nuestro país. Manifestó que es gracias a grandes liberales como él, debemos “la unidad nacional” porque se empeñaron en que las instituciones fueran un vínculo de fraternidad, un medio seguro para llegar a establecer armonías y consagraron sus primeros artículos  a las garantías individuales, “por ejemplo la igualdad como la gran ley de la República.” 

Casi para concluir su discurso la maestra Preado García, citó textualmente: “No habrá más mérito que el de las virtudes. No manchará el territorio nacional la esclavitud oprobio de la historia humana. El domicilio será sagrado, la propiedad inviolable. El trabajo y la industria, libres. La manifestación del pensamiento sin más trabas que el respeto a la moral, a la paz pública y a la vida privada. El tránsito, el movimiento, sin dificultades. El comercio la agricultura, sin obstáculos. Los negocios del estado, examinados por los ciudadanos todos”.

Señaló que “vale la pena recordar una vez más que Benito Juárez después de poner la primera piedra para la restauración de nuestra patria y olvidándose de odios y enemistades de partidos y opiniones llamó a unirse a la defensa de la causa más grande y más sagrada de los individuos y de los pueblos: la patria y, con ello  un mensaje para aquella época, para la actual  y  para la futura: la libre  autodeterminación del pueblo mexicano por la defensa y resistencia de nuestra nación, resaltándose desde entonces un principio en las sanas relaciones exteriores refiriéndose al  famoso lema ´Entre los  individuos como entre las naciones  el derecho  al respeto ajeno es la paz´, y afirmó contundente que Juárez encontró en la imprenta la mayor soltura al imprimir con verdad  las penurias  y opresiones de nuestro pueblo, pero también  las nuevas  disposiciones que llevarían a una nueva transformación de la  República y que dejó plasmada en su cita: ´la emisión de las ideas por la prensa debe ser  tan libre como es libre en el hombre la facultad de pensar´”.