ECOS LATINOAMERICANOS: 41 años de la Guerra de las Malvinas

Las diferencias entre Argentina y Reino Unido se remontan a 200 años atrás (Foto: Wikipedia)

El pasado domingo se cumplieron 41 años del inicio de la confrontación militar entre el Reino Unido y la República de Argentina por las Islas Malvinas. Dicha guerra duró casi tres meses y finalizó con el retiro de las tropas argentinas y la ocupación táctica de las islas por parte del Gobierno británico. Sin embargo, hasta la fecha existen reclamos oficiales tanto del Estado como de la nación de Argentina sobre ese territorio insular.

Si bien la guerra fue una táctica política de la última junta militar argentina para ganar respaldo popular, cosa que momentáneamente consiguió, frente a un desgaste político que avanzaba rápidamente. El conflicto por las Malvinas lleva casi 200 años y hasta la fecha no parece haber algún tipo de solución realista que pueda vislumbrarse.

Incluso la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha tratado de instar el dialogo entre Argentina y Gran Bretaña sobre dicho asunto, pero las resoluciones de dicho tópico siempre son vetadas por este segundo país debido a que es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, por lo tanto, Argentina ha tenido siempre la desventaja frente a Inglaterra en esta situación.

La historia diplomática entre Argentina e Inglaterra siempre ha tenido vaivenes. Desde la era napoleónica, los ingleses tuvieron intereses comerciales en la zona del Río de la Plata, canal fluvial estratégico para Argentina y buena parte de los países del Cono Sur. Incluso la corona británica no dudo en lanzar expediciones armadas para hacerse con el control de la zona rioplatense, sin embargo tales fueron repelidas un par de años antes de la invasión de Napoleón a España en 1808.

Cuando la situación de la independencia en Latinoamérica se volvió definitiva, Inglaterra no dudo en suministrar apoyo a la causa independentista, desde luego con el propósito de beneficiarse comercialmente de ello y efectivamente lo logró. Inglaterra durante casi todo el siglo XIX se volvió el principal socio comercial de las excolonias iberoamericanas, enviándole a estas materia prima para su poderosa industria nacional, esto incluyo también a Argentina, aunque de todos modos hubo episodios de tensión entre ambas naciones.

En 1845, durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas una escuadra naval compuesta por ingleses y franceses pretendió hacerse con el domino práctico del Río de la Plata para que sus navíos pudieran transitar libremente por dicha zona. Sin embargo, fueron severamente bombardeados durante la batalla de la vuelta del obligado, ocasionándoles severos daños y teniendo por lo tanto que retirarse posteriormente, reconociendo que Argentina era la soberana de dicho territorio y que en todo caso debían acordar diplomáticamente con dicha nación cualquier posibilidad de navegación por el Río de la Plata.

Y antes, incluso, está la invasión británica a las Malvinas en 1833. Dicha acción fue polémica, toda vez que la propia Inglaterra había reconocido décadas antes este territorio como soberano de Argentina. Justamente al momento de reconocer la independencia de dicho país. Si bien cuando Argentina se independiza su territorio no era lo que es hoy en día, las islas Malvinas a diferencia de otros territorios sureños como Chubut, Santa Cruz o Tierra del Fuego, eran parte del antiguo territorio del virreinato del rio de la plata, que después se transformarían en las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero que al final de cuentas, tendrían como territorio insular las Malvinas.

La ocupación británica de las islas se realizó sin declaración de guerra o equivalente, siendo meramente una operación táctica-militar para asegurar intereses geopolíticos de Inglaterra en la región. Debido a los problemas políticos de la época, Argentina, en términos de facto, estuvo impedida de realizar acciones contra dicha ocupación que no fueran reclamos diplomáticos, mismos que continúan hasta la fecha.

Desde 1833 hasta la actualidad se han emitido un sinfín de comunicados diplomáticos argentinos pidiendo el fin de la ocupación de las islas a las autoridades británicas, dicha acción diplomática se mantuvo incluso cuando hubo gobiernos que le eran más favorables a Inglaterra como los de la llamada “década infame” durante los años treinta. Por lo tanto, en términos político-diplomáticos Argentina nunca ha claudicado su reclamo ni tampoco ha aceptado ceder su soberanía sobre las Malvinas.

La guerra librada allí hace ya 41 años, fue finalmente una guerra que la junta militar no esperaba. Los altos mando de la dictadura militar creían que habría un dialogó diplomático sobre las islas esperando tener como mediador a Estados Unidos y que Inglaterra primero procedería por los canales diplomáticos. El tiro salió por la culata, cuando el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan declaró su apoyo a Inglaterra y este último país envío una enorme fuerza naval y área a recuperar las islas, por lo que la junta militar argentina no tuvo otra opción que iniciar una guerra abierta por las islas, situación que no estaban considerando.

Al final de cuentas la guerra fue de improviso para la alta cúpula militar, misma que tuvo dudosas acciones durante el conflicto, siendo incluso acusada de actos de corrupción que perjudicaron a los soldados en el frente que estaban combatiendo. Finalmente se vieron obligador a concluir las acciones militares en las islas tras dos meses y medio de combates. Lo cual finalmente precipitó la caída de la dictadura, ya incluso habiendo perdido el respaldo de los mandos bajos y medios del ejército quienes estaban molestos por el actuar de sus superiores durante el conflicto.

Pero aun con la derrota militar y el fin de la dictadura el resto de los gobernantes democráticos de Argentina a continuado la legitima reclamación sobre las islas Malvinas. Aunque Inglaterra continua renuente a aceptar un dialogo diplomático sobre el tema. La cuestión de las Malvinas trasciende más allá de gobiernos y fracciones políticas, es algo que ya esta directamente en el consciente colectivo del pueblo argentino. Aunque dicha guerra arroja también una cruel lección tanto a Argentina como a Latinoamérica y el resto de las naciones en vías de desarrollo. Las guerras son política armada.

El esfuerzo diplomático argentino es admirable, pero sin los elementos político-militares necesarios para poder sostener la plena soberanía, tanto las islas Malvinas como los territorios marítimos que involucran difícilmente volverán al control fáctico argentino. Latinoamérica, Argentina incluida, debe hacerse más fuerte tanto en materia económica, como política y militar para evitar que su soberanía, especialmente la territorial, siga siendo pisoteada por las distintas potencias mundiales.