Logos: Cartas marcadas

“Es disposición del presidente que pongamos en la inoperancia al INAI, y así poder tener nuestro mundo ideal”, dijo el titular de la Segob a diputados

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. | Fotografía: Prensa Gobierno Federal.

Tahúr de Macuspana

Los juegos con cartas marcadas, del tahúr de Macuspana, se le están convirtiendo en alarmantes fuegos. Esos deplorables retozos del presidente López están llevando al traste a sus propias corcholatas; empero, por desgracia, implican a México.

El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, uno de los hermanitos más queridos del autócrata, explicó mostrando su falta de convencimiento a los legisladores morenistas: “Es disposición del presidente de que pongamos en la inoperancia al Instituto de Transparencia y Acceso a la Información (INAI), y así poder tener nuestro mundo ideal”.

¡Y el INAI quedó sin quórum! Sin poder dar la información sobre la tesis con la que Andrés Manuel López Obrador obtuvo su licenciatura, cerrando para todos en México el acceso a la información y acabando con la transparencia que deben tener los actos del gobierno.

Ese es el “mundo ideal” del obradorato. Para ahora, aseverar el presidente López que “el INAI no sirve para nada, y cuesta muchísimo dinero”, y que mejor ese peculio se lo entregará a los pobres.

El INAI nos ha costado a los mexicanos miles de veces menos de lo que al país le ha costado mantener, en la opulencia, a la sagrada familia López Obrador.

¿Cómo opera el cerebro de un fullero como el de Macuspana? Con cara dura y labioso afirmó: “El presidente lo sabe todo”, “en México no se produce ni se vende fentanilo. Eso sale de China”. Al tiempo que los resultados de una investigación minuciosa del gobierno de EU desnudó cabalmente al tramposo Andrés, el presidente que lo sabe todo.

Difundió la DEA todo un mapa explicativo de dónde, quiénes, por qué rutas, cada cuándo, que tipos de transporte, se utilizan en México para hacer llegar el fentanilo a EU. Se observa que los han estudiado a detalle.

Frente a esa realidad, ¿qué diría un presidente bribón y mentiroso? Sus opciones a su alcance mafioso deben ser muchas. Daré ejemplos:

‘No es cierto, no es cierto, son mentirosos los conservadores y neoliberales, los de acá y los de allá’.

‘Sí, es cierto, tomaré medidas inmediatas, pero después de una investigación a fondo. Yo no encubro a nadie ni a mis familiares ni amigos ni colaboradores’, (esto, para dar tiempo a desenlaces baratos, como encarcelar a unos ocho soldados, o cuando más a altos mandos de las fuerzas armadas, miembros del gabinete. A éstos, en la desesperada, los sacrifica.

Pero… ¿Cómo pudiera haber actuado previamente a esas circunstancias, un presidente con esas mañas de apostador?

Conjeturemos, por la forma en que le trabaja su sistema nervioso. Es posible que en ese inicial contubernio les dijera indirectamente al crimen organizado: tenemos todos que partirles la madre a los gringos, desde dentro,  en su propio territorio, utilizando la inercia de que sus jóvenes están enviciados; y, así, se unen dos fuerzas, cada una por sus propios motivos, económicos y políticos.

Regresemos a la realidad, sin especulación. El propio Adán Augusto mostró más sentido de proporción que el presidente López en el caso de los 43 migrantes muertos en un centro para proteger a la migración en Ciudad Juárez. El secretario de Gobernación se sintió el responsable, y en su ansia de salvarse, señaló claramente como imputable al secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard.

Esas dos cartas marcadas del obradorato deberían renunciar y someterse a juicio, respetándoles su presunción de inocencia.

Y el presidente no debería jugar al tío Lolo, ya que su deseo es desaparecer al Instituto Nacional de Migración, para convertirlo en un consejo de protección al migrante. Como si cambiando el nombre se resolviera el problema de fondo.

Lo mismísimo que hizo para desaparecer la corrupción gubernativa. Se acabó esa corrupción; ahora se le llama: apoyos a los gobiernos morenistas y a los funcionarios de ese partido, previamente autorizados por el autócrata.

La carta marcada y consentida del presidente López, quien por sus actos y omisiones también debería renunciar, y sujetarse a juicio, con previa presunción de inocencia. A quien seguramente se refería el presidente, entre veras y bromas: “No les vaya a salir alguien más radical, porque yo ya estoy bastante fresa y me estoy hamburgesando”.

Esa herencia del Tahúr la rechazamos. El voto es libre y secreto. ¡Los ciudadanos al poder!