ECOS LATINOAMERICANOS: Acciones y Reacciones

José Antonio Kast, líder del partido Republicano de Chile. (Foto: especial)

El pasado domingo el partido Republicano de Chile logró hacerse con la mayor cantidad de representantes en la asamblea constituyente, misma cuyo propósito es establecer una nueva constitución a raíz de las protestas sociales ocurridas a finales en 2019, esto ha significado un golpe contundente contra el gobierno del actual presidente, Gabriel Boric.

Lo anterior no solo porque las fuerzas progresistas, posibles aliadas de Boric, perdieron escaños respecto a la primera elección de constituyentes, sino que el partido Republicano, cuyo principal líder es José Antonio Kast, rival político de Boric en la pasada elección presidencial, es ahora la principal fuerza que estará orientando el rumbo del borrador constitucional.

Esto es muy significativo, toda vez que Kast ha sido de los principales opositores al progresismo reformista que se ha tratado de colocar en la nueva propuesta constitucional. En realidad, la visión de Kast se puede posicionar un espectro político de extrema derecha, justamente su crecimiento político fue en reacción de las protestas violentas de 2019 detonadas contra la subida de costo de metro y en general del sistema político y económico chileno.

Kast es un político ultraconservador, crítico del progresismo social y económico, es favorable a la idea de la familia tradicional, matrimonio homoparental, poca o nula intervención del estado en la economía, esquema fiscal poco elevado, admirador de la dictadura pinochetista, pero sobre todo partidario de la mano dura y el orden en materia de seguridad. Esto último fue su principal atractivo en esta ultima elección, sobre todo porque en la actualidad la inseguridad ha ido en aumento en buena parte del territorio chileno sin que haya habido una estrategia contundente de parte del actual gobierno.

Sumado a lo anterior, Boric ha tenido un mal desempeño como presidente. Electo a finales del 2021, Boric llegó a la presidencia con un movimiento heterogéneo de izquierdas, movimientos independientes y algunos elementos del centro político. Su principal meta era tratar de canalizar institucionalmente las demandas sobre las protestas sociales que clamaban cambios profundos en el sistema político chileno, sin embargo, hasta la fecha Boric aun no ha cumplido dichas expectativas.

Boric se enclaustró políticamente desde inicios de su gobierno, enfocando sus recursos únicamente hacia el núcleo más duro de su base de apoyo. Lo anterior hizo que su popularidad cayera rápidamente, partiendo de poco más de 60% a menos del 30% en tan solo un año. Sin mencionar que una de las apuestas de Boric era gobernar de la mano de una constitución progresista, sin embargo, el primer borrador constitucional fue rechazado por casi 10 puntos de diferencia por parte del electorado nacional.

Boric entonces ha tenido que gobernar con la constitución de la década de los ochenta creada durante el régimen de Pinochet, por tanto, su margen de maniobrabilidad política no ha sido el deseado. Ahora también tiene que enfrentar la posibilidad de que el próximo borrador constitucional tenga elementos mucho más conservadores y alejados de los derechos sociales que se buscaban originalmente, sin embargo, todo ello está en especulación hasta que se termine este nuevo borrador.

Boric está pagando las consecuencias de haber reducido sus políticas solo hacia su base de apoyo, ignorando a otros sectores poblacionales que originalmente le dieron el respaldo cuando fue electo. El triunfo de Kast y su partido Republicano fue una reacción hacia la falta de resultados durante este año y medio de gobierno de Boric. Lo anterior debe servirle de advertencia al actual presidente de Chile sobre lo que puede terminar ocurriendo si continúa intentando gobernar como lo ha hecho estos dos primeros años.