DEBATAMOS MICHOACÁN: Violencia, elementos de estudio. (Segunda parte)

Las mujeres son quienes más violencia de género padecen | Fotografía: Cortesía de Gerardo Herrera.

Para mí, entiendo que para muchas personas más, comprender la violencia nos da herramientas para evitar los grandes problemas que en estos momentos atravesamos como sociedad en diversos lugares, con distintas personas, con diferentes impactos.

Por ello, en esta segunda parte de “Debatamos Michoacán: Violencia, elementos de estudio”, deseo presentar diversos elementos de la violencia: las causas que la originan, las formas que toman, y las dinámicas que generan, así como los terribles impactos sobre los cuerpos de otros, y desde luego otro elemento más que es realizar la valoración de estos elementos antes mencionados, como son los agentes participantes, quien ejecuta el hecho violento, quien lo recibe o lo padece, pero también aquellos que observan o que lo viven de lado; pero igualmente como se califican estos hechos de violencia, así como dónde se producen los actos violentos: en la escuela, en familia, en la calle, en el trabajo o en la oficina.

Así permítanme desagregar cada uno de estos elementos que nos parecen fundamentales, la primera parte es observar, determinar cuáles son las causas de la violencia; la violencia vista desde la complejidad tiene distintas causas.

Existen dos causas sobre las cuales podemos avanzar, por un lado, la causa activa y por el otro, la reactiva; la violencia activa, es decir, es el sometimiento del otro, la dominación, la subordinación, el deseo de la conquista sobre otro, otros que permiten el sometimiento, control o disciplinamiento psicológico, sexual, físico, de extracción patrimonial. En esta violencia de causa activa hace referencia Rita Segato en su libro Las estructurales elementales de la violencia, donde aborda la violencia de género, la estructura patriarcal, la matriz originaria de la violencia, el eje de la violencia, por contrato y jerarquizada, que seria la causa activa física, pero igualmente la causa indirecta, o sea una violencia moral, en donde la mujer vive la violencia normalizada y naturalizada, aceptando la dominación.  

Por otro lado tenemos la violencia reactiva, que expresa la reacción del otro frente a la acción que se realiza al someter, controlar o disciplinar el cuerpo, al sentir ese dolor físico o emocional, pero también la exclusión, la humillación, el rechazo social, es decir la opresión que puede sufrir y vivir el otro; visto así la violencia reactiva puede ser considerada como respuesta ante daños sufridos, dolores que vive la víctima derivado de la violencia, y por ende busca la eliminación de los comportamientos que lo producen o se conciben como castigos y compensaciones a los daños recibidos.

Aquí vendría muy bien dar lectura a Frantz Fanon, en su texto Los condenados de la tierra, donde se reflexiona el proceso de colonización y la descolonización de los pueblos de África, pueblos que fueron humillados. En otras palabras, la violencia reactiva, no es más que la acción-reacción frente a la violencia o agresión que puede vivir la otredad.

Otros elementos adicionales a las causas a considerar son la historia para identificar las ideologías y las cuestiones estructurales; así como el contexto, que en mucho nos permite identificar el lugar del desarrollo de la violencia, esto es fundamental, sobre todo cuando hablamos de una violencia que se comete en espacios públicos; igualmente otro elemento toral es considerar la violencia física y directa que ejerce la presión sobre el otro. Estos elementos, es decir, lo histórico, lo contextual, así como lo detonante, suma otra acción más, que son las causas consustanciasles, es decir, la convivencia social, una de ellas la agresión como pulsión instintiva de los individuos, una causa biologicista, esencialista, eminentemente con la que se nace, pero adaptada a la sociedad.

Otro elemento más del análisis de la violencia es como advertir los formatos sobre los cuales se da, sus características de los mismos, pero además incluir dichas dinámicas para su comprensión desde esta complejidad del análisis.

Veamos primero a los actores, no es solo el sujeto activo, y el sujeto pasivo, al que se le ve sin alteridad, siendo un objeto y no sujeto; no es solo eso, son al menos tres los actores que interactúan en los hechos de violencia: agresor, la víctima y desde luego los observadores, que esto es fundamental para la comprensión del contexto y de las situaciones históricas, entre otros.

Los daños pueden ser definidos a partir del impacto recibido por la víctima derivado de la violencia, generando una importante tipología que hoy se utiliza en la Convención de Belém Do Para, así como en los marcos jurídicos legales relacionados con la mujer y vivir una vida libre de violencia; entre ellas, es decir, la violencia puede actuar desde lo patrimonial o económico, sexual, psicológica, física, y desde luego sumar a esta tipología los espacios donde se comete la violencia, que puede ir desde es espacio escolar, el hogar, en el trabajo, los espacios públicos como el parque, la calle, deportivos, jardines públicos, otros de confluencia, por ejemplo en la Ciudad de México, las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro, pero aquí en Morelia, en los parques, en las plazas públicas, derivado de diversos tipos de violencia.

En esta parte del análisis de la violencia, se incluye la dinámica, porque en muchas de las ocasiones observamos procesos dinamizados, es decir, una violencia en espiral que puede crecer en función de la acción-reacción por parte del otro.

Veamos en este apartado la violencia objetiva y subjetiva, la primera se puede medir y es apreciable, se ve; la otra, la subjetiva, resulta difícil medir. En tanto que la percepción de la violencia está en relación con la violencia objetiva, se puede observar, y aunque la violencia subjetiva no, se puede apreciar una percepción de la violencia. La percepción de la violencia puede cambiar patrones de comportamiento individual, pero también sociales, aumentando con ello, los temores, la desconfianza, la preocupación, el miedo, es decir aumenta la necesidad de seguridad al sentir temor o miedo.

Existen otros tres elementos en la violencia que son interesantes de apreciar para tener una visión global y de conjunto sobre ésta: el distanciamiento, el desplazamiento y el aprendizaje que nos puede dejar la violencia.

El distanciamiento frente al otro puede ser realizado sin estar cara a cara el victimario y la víctima, para evitar no hacerlo por alguna causa, entre ella la empatía, la compasión, o bien, mandarlo hacer por interpósita persona, la distancia puede ser física, si es que atacas desde lejos con un arma de fuego, o bien, un dardo. El distanciamiento también puede ser moral, que es toda forma de descalificación del otro, de desvaloración, incluso de opresión, hasta hacerlo no un sujeto, sino un objeto, al cosificarlo y poderlo someter.

En tanto que el desplazamiento, se utiliza la violencia no contra el agresor, sino con un tercero que recibirá la violencia; y también el aprendizaje de la violencia tanto el directo, que solo refuerza la acción del individuo, y el indirecto, que es simbólico, a través de la observación y la ejecución de la violencia, es decir se aprende la violencia, se construye.

Otro elemento adicional de la violencia y su análisis son las consecuencias, que pueden ser de carácter individual o bien las denominadas sociales, pero igualmente estas consecuencias pueden ser inmediatas, de mediano y largo plazo, para determinar éstas, se vinculan al tipo de violencia de que se trate o estudie.

Los impactos de la violencia personal generan daños al cuerpo, a su integridad socioemocional y psicológica y a su integridad patrimonial y económica, en tanto que, para el caso de la consecuencia social, pueden ser generadoras de desintegración de lazos a corto, mediano y largo plazo, pero además son generadores de miedo y desconfianza social, o bien de incremento en esa violencia en espiral.

Desde el análisis del campo valorativo, la valoración que se hace del acto de violencia, puede valorarse según Robert Dowse y Joh A Hughes, en Sociología política, como: buenos malos, o bien, ni uno ni otro sino neutro, todo depende de quien participe, contra quien se dirijan y sobre todo quien determina dicho juicio de valor. Así, si los miembros de la sociedad justifican el acto de violencia, estos serán legítimos; veamos como la valoración es importante porque atiende no solo al acto de violencia, sino también se refiere al agresor, a la víctima y a los otros miembros relacionales que observaron el acto de violencia. En conclusión, la valoración es importante porque habrá intentos de justificación y de legitimación de la violencia serán objeto de la disputa por parte de los actores participantes, así como materia para acercarse y atraer a espectadores y aliados potenciales.

Desde la teoría se habla de valoración desde cuatro aspectos: calificación, racionalización, justificación y jurídica.

La valoración de calificación, solo determina si es buena o mala la violencia cometida, es decir, acerca a quien califica los hechos sobre los cuales evalúa, y la manera como concibe la violencia.

La valoración de la racionalización, se le busca a la violencia un sentido posterior a la producción, y en cierta medida ayuda a víctima y victimarios a soportar los males y a los otros a liberar sus culpas. En la violencia doméstica, en ocasiones es la mujer la que dice que sufrió de la violencia dado que ella la pudo haber provocado.

En tanto que, la valoración de justificación, se valora la violencia antes de ser ejecutada, así se otorga la necesidad de generar la violencia, asentada en ella, ideologías, o discurso de odio que constituye el clasismo, racismo, el género o el sexo, entre otros, los dominados y los dominantes.

En tanto que la valoración jurídica, se busca a través de la ley, o norma, nombrar situaciones, reconocer alcances y la capacidad del sujeto pasivo o la víctima de poder actuar, de alguna manera, ya sea mediante queja, denuncia, aviso, notificación a autoridades locales, escolares u otras, para regular o combatir la violencia. La norma o la ley ayuda a determinar que actos son violentos, no obstante, debemos de comprender que tal cual esta definida la violencia que se da entre dos personas por ejercicio de poder, no permite la comprensión de otros elementos para su atención.