15 de mayo

A partir del 15 de mayo de 1918, hasta la fecha, año con año, se ha venido festejando en forma ininterrumpida a los profesores o docentes de México. (Foto: especial)

Según el Diccionario de la Legua Española: docente es el que enseña. Profesor (a) persona que ejerce o enseña una ciencia o arte y maestro, hombre o mujer, que enseña una ciencia, técnica u oficio. Es decir, para el caso del proceso de educación formal de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, podemos utilizar más apropiadamente la palabra docente o profesor, para referirnos a las mujeres y hombres, que se dedican profesionalmente, a la enseñanza de cualquier área del conocimiento humano, desde preescolar hasta la especialización o el doctorado, de tiempo completo o parcialmente.

El término maestro tiene una acepción más amplia, que el de profesor o docente, al incluir aquellas personas que cuentan con habilidades extraordinarias en la actividad que instruyen; sin embargo, en ambos casos, quienes enseñan conocimientos, además de algún oficio, deben de poseer habilidades pedagógicas, para que realicen con eficiencia el proceso de enseñanza-aprendizaje y obtengan los resultados deseados.

En septiembre de 1917, los diputados constituyentes, Benito Ramírez García y Enrique Viesca Lobatón, representantes de los estados de Veracruz y Coahuila, respectivamente, presentaron ante el Congreso de la Unión, una iniciativa de ley, para que se estableciera una fecha determinada, para honrar y dignificar el trabajo que realizaban los profesores o docentes en beneficio de la población mexicana, en condiciones de injusticia laboral. Propuesta que fue aprobada sin discusión alguna, por lo que el entonces Presidente de la República Mexicana, Venustiano Carranza Garza (1859- 1920), emitió el decreto correspondiente, en el que se indica que el 15 de mayo, es la fecha indicada, para hacer tal reconocimiento.

Fecha que coincide con el aniversario de la toma de Querétaro, en 1867, por el ejército liberal al mando del General Mariano Antonio Guadalupe Escobedo de la Peña (1828-1902), que prácticamente puso fin al imperio de Maximiliano de Habsburgo, quien había sido  apoyado por los traidores a la patria, Miguel Gregorio de la Luz Atenógenes Miramón y Tarelo (1831-1867), José Tomás de la Luz Mejía Camacho (1820-1867), Juan Nepomuceno Almonte Ramírez (1803-1869) y Leonardo Márquez Araujo (1820-1913). También ese día se festeja a San Juan Bautista de La Salle, sacerdote y pedagogo francés, que parte de su vida la dedicó “a formar maestros destinados a la educación de hijos de artesanos y de niños pobres de la época”.

A partir del 15 de mayo de 1918, hasta la fecha, año con año, se ha venido festejando en forma ininterrumpida a los profesores o docentes de México, quienes con su trabajo diario contribuyen al desarrollo de las capacidades físicas, intelectuales, morales y afectivas, de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes y los hacen competitivos, para que en su momento puedan participar en igualdad de condiciones en el desarrollo integral de la vida nacional.

El próximo 15 de mayo del año en curso, no será la excepción, habrá festejos por doquier, para “reconocer” el trabajo de los profesores o docentes, eventos que serán organizados principalmente por las autoridades educativas, las expresiones sindicales y por los tres niveles de gobierno. Seguramente en dichos festejos, los organizadores manifestaran su preocupación por el bienestar de los profesores o docentes y de sus familias, como muestra de ello, entregaran, diplomas, medallas, hojas de préstamos económicos (hasta hace poco tiempo las vendían al mejor postor), bonos por años de servicios laborales cumplidos y hasta helados, globos, paletas y algún otro obsequio más

Pero, la realidad de las cosas, es que, a 105 años de distancia, de haberse instaurado el “día del maestro”, el espíritu de los constituyentes no ha permeado en la conciencia de los gobernantes, del centro, derecha o izquierda del México post-revolucionario, tanto d. Por lo que, esas aspiraciones de mejora de las condiciones de trabajo y salariales, así como de autonomía y democracia de las organizaciones sindicales de los trabajadores de la educación, siguen vigentes, en espera que se haga realidad esa justicia social.

Esperanza que revivieron en 1943, con la fundación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que tenía como misión el estudio, defensa y mejoramiento de los derechos laborales de los trabajadores; así como la mejora educativa, misión que solo quedó plasmada en folletos, libros y discursos en procesos electorales. La organización sindical sólo sirvió, para acumular poder político y económico. Ante la corrupción de sus líderes, en 1979, nació otra nueva esperanza, con la aparición de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que supuestamente retomaba el objetivo de luchar por mejorar las condiciones laborales y económicas de los trabajadores. Sólo que al igual que el SNTE, pronto se dieron cuenta del negocio que representa dirigir una organización sindical. Ahora los representantes de ambas organizaciones viven de las cuotas sindicales y la mayoría de ellos, llevan décadas, cobrando una plaza de docente de tiempo completo, sin haber pisado una sola aula durante todo ese tiempo, con el cuento que se la pasan defendiendo los intereses de los trabajadores de la educación.

Sin embargo, los derechos laborales han sufrido importantes retrocesos en dos ocasiones: la primera en 2010, con la aprobación de la Nueva Ley General del ISSSTE, al modificarse las modalidades y edades para obtener la pensión, tanto por Retiro por Tiempo Trabajado, como por Cesantía en Edad Avanzada o por Vejez. La segunda, al promulgarse el Decreto del 7 de enero de 2016, en materia de desindexación de los salarios mínimos, donde se establece que, a partir de 2017, la Unidad de Medida y Actualización (UMA) sustituirá al salario mínimo para medir las pensiones. El cual quedó sellado el pasado 17 de febrero de 2021, con la sentencia de una contradicción de tesis, por parte de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En ambas ocasiones las expresiones sindicales traicionaron a sus compañeros que dicen representar y junto con el Gobierno Federal en turno, condenaron a miles de trabajadores de la educación a vivir sus últimos días de su vida en la pobreza total.

A pesar de la discriminación política y económica que viven los profesores o docentes, la actividad que ellos realizan, sigue siendo la más noble a la que se puede dedicar cualquier ser humano. Bien vale la pena, este 15 de mayo, manifestar un sincero reconocimiento, a los verdaderos docentes, del Sistema Educativo Nacional, aquellos que han hecho de la enseñanza, una forma de vida y que se desarrollan con vocación de servicio, ética profesional, calidad moral y humana. Los que puntualmente se presentan en el aula; preparan la clase a diario; elaboran el material didáctico necesario para hacer más amenas las clases; revisan los trabajos de investigación y tareas; califican los exámenes parciales y finales; se actualizan con la adquisición de nuevos y mejores conocimientos y además, atienden una que otra ocurrencia de las autoridades educativas y todo por lo mismo.

Mención especial, merecen algunos (as), de mis excompañeros (as), del CETIS, 120, de Morelia: Empezando por el Ing. Raúl Gerardo Merlos Caballero (q.e.p.d.), que como director, se preocupó por generar un ambiente de armonía entre la comunidad escolar; armonía que persistió en la administración del Ing. Augusto Cuauhtémoc Pérez Lemus (q.e.p.d.), quien por cierto, sin regateo alguno, merece un reconocimiento social, por su  aportación educativa a los habitantes de nuestro Estado de Michoacán, al haber diseñado e implementado el Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Michoacán (ICATMI).

La Ing. Rosa María Parra (jubilada), por el rigor profesional con que coordinaba los trabajos desde la Subdirección académica del plantel; la C.P. Isabel Hermelia Arcos Aguilar, por la habilidad para transmitir los conocimientos; la Lic. Fabiola García Baltazar (q.e.p.d.), por su preparación y la claridad de sus exposiciones; la biología y ciencias naturales era fácil de aprender escuchando las clases impartidas por Dra. Luz María Damián Badillo, la Dra. Leticia Cisneros Lemus y el Dr. Martín Cortes Cortés (q.e.p.d.); fácil aprendizaje de matemáticas y física, estaba asegurado en las clases que impartían los Ingenieros, Antonio López García, Jaime Claudio Macías García, Sergio Eduardo Chávez Sosa y José Carmen Álvarez Álvarez (q.e.p.d.), así como el profesor o docente Antonio Calderón García (q.e.p.d.).

Igualmente destacaba el trabajo docente de las doctoras, Lina Liberia Páramo Alvarado y Reyna Núñez Gutiérrez y de las licenciadas Teodora Vázquez Arroyo, Inocencio Rico Rita e Hilda Diana Pineda Suquelvide, por la fácil comprensión de sus exposiciones; igualmente, sobresalía la facilidad con que se enseñaba la expresión oral y escrita por parte de las licenciadas Irma Álvarez Ferreyra (jubilada), Norma Lidia Rodríguez Zepeda y Mávil Valdespino Tello, así como el  M.C. Francisco Javier Frutiz Cerna,

No podría olvidar la excelente forma de enseñanza del conocimiento de la químic por parte del Ing. Antonio Méndez Ruiz (jubilado), o de los programas computacionales y del manejo de las herramientas de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, por el Lic. Roberto Erukh López Ayala. Actividades docentes asistidas con la eficiencia del trabajo administrativo de las CC. Verónica Martínez y Roldna Elizabeth Moreno Arreola. Entrado en el tema no podía dejar pasar la oportunidad, para manifestar mi reconocimiento al Dr. en economía: Ricardo Salazar, uno de los docentes del Subsistema Educativo del Colegio de Bachilleres de Michoacán, con mayor preparación académica certificada, experiencia docente y experto en planeación educativa, con más de treinta años de servicio laboral, que por absurdos prejuicios no han sabido valorar sus conocimientos.

Si las autoridades buscan docentes a quienes darles algún reconocimiento, sin duda alguna les acabo de mencionar algunos prospectos. Por otra parte, no hace falta darle tantas vueltas al asunto, el mejor homenaje o reconocimiento, que se le puede hacer a los profesores o docentes del Sistema Educativo Nacional, es, mejorar sus condiciones laborales y salariales, incluyendo prestaciones económicas, similar al de los mandos medios del Ejército, La Marina; La Guardia Nacional; las policías estatales; y al de los políticos de la oligarquía mexicana. Las buenas intenciones que no se materializan son sinónimo de demagogia pura.

Lo que sí puedo asegurar parafraseando a la Madre Teresa de Calcuta: los han enseñado a pensar, aunque no tengan sus pensamientos; los han enseñado a caminar, aunque no recorran su camino; los han enseñado a sonreír, aunque no tengan su sonrisa; los han enseñado a soñar, aunque no tengan sus sueños, pero, a donde quiera que vayan a donde quiera que se encuentre sus alumnos, llevaran por siempre la imborrable huella de sus enseñanzas.