Patinadoras disfrutan la limitada infraestructura deportiva con que cuentan

Hacen falta instalaciones con condiciones adecuadas para practicar el patinaje y que permitan hacerlo sin disputarse el lugar con otros

Espacios sin condiciones adecuadas para el patinaje en el Bosque Cuauhtémoc. | Dovile Ramoskaite | Unsplash

Morelia, Mich.- Ámbar tiene 29 años y es artista circense; Ilai, 25, es maestra de inglés. Habitualmente se reúnen a patinar en el Deportivo Bicentenario con un grupo de 15 jóvenes mujeres, las “Jharani Bladies”. Hoy decidieron hacerlo en la nueva pista de patinaje en el bosque Cuauhtémoc.

Aunque abren a las 11 de la mañana, Ámbar tiene los patines y las rodilleras puestas desde las 10. No deja de dar vueltas cada cinco minutos a ver si ya abrieron: “Estoy eriza de patinar”, se refiere a la sensación de espera ansiosa que habita ante la inviabilidad de hacerlo en ese preciso momento.

Es la primera vez que asiste. Prefiere el bosque al Bicentenario porque le queda más cerca. Aunque señala que el tamaño de la pista es pequeño, lo toma con optimismo: “Está superbién. Hacen falta espacios como estos en la ciudad”.

Está abordando la participación, cada vez mayor, de las mujeres en los deportes extremos, específicamente en las disciplinas que practica, cuando llega su amiga Ilai.

Ella sí ha venido antes, una vez. “Estaba aperrado, güey”, le cuenta a Ámbar. “Había muchísimos niños. Tuve que patinar en un pedacito allá en la esquina”.

Tienen la expectativa de tener la pista para ellas solas esta mañana que llegaron temprano:

– ¿A qué hora abren?

– A las 11.

– Ay, nos va a tocar patinar bajo el solazo…

Aunque dicen estar acostumbradas a practicar en estas condiciones, esperan con entusiasmo que debajo del puente vehicular en la salida de Morelia a Mil Cumbres se construya una pista que las ponga a salvo del sol. Mientras tanto fantasean con los rumores que se corren alrededor de la nueva pista del Cuauhtémoc: “Dicen que va a estar abierto todo el tiempo. ¿Te imaginas venir a las 3 de la mañana?”, dice Ilai.

En diálogo aparte unos minutos antes, Jonathan, vendedor de raspados y chicharrones artesanales en un puesto afuera de la entrada a la pista, discurría sobre la desorganización de las autoridades en la apertura de este parque de patinaje (“Skate Park”, en el discurso oficial), cuya construcción inició en enero de este año.

“Ya se abrió la pista de patinaje, pero está cerrada la de los bicicletos (ciclistas). Todos se vienen acá. Eso es peligroso. Entran niños y grandes; patines, patinetas y bicis. Afortunadamente no ha habido ningún incidente”, dice.

El problema es que sólo están abriendo los fines de semana y la gente se aglutina sin ningún tipo de orden. Lo dijo Jonathan desde afuera y lo confirman las usuarias.

Ámbar, quien acaba de ganar un concurso de patinaje en el “Chente” (deportivo Bicentenario), propone que se abra toda la semana y que, mientras no abran la de bicicletas, “se determine un día a patines, otro a bicis, otro para niños…”.

Aprecian los pocos espacios disponibles, porque hay una marginación y estigmatización social permanentes por ser patinadoras. “Cuando alguien trae patines o patinetas, te marginan demasiado. Voy en la calle, veo que viene un carro, me subo a la banqueta sin molestar a nadie ¡y me la mientan! Nos tildan de mariguanos”, lamenta Ilai.

Aunque faltan 25 minutos para la hora de apertura, deciden ponerse sus patines e ir a preguntar si ya pueden entrar.