Medios para ser candidato a cargos de elección popular

El primer debate no institucional reunió a los seis aspirantes a alcalde de Morelia. | Ilustración: Pixabay

El que quiera ser candidato a un cargo de elección por voto popular, como puede ser, a regidor, síndico, presidente municipal, diputado local, diputado federal, senador, gobernador y hasta presidente de la república, sólo tiene tres opciones para lograrlo dentro de los cauces legales. La primera, bajo las siglas y colores de uno o más de los seis partidos políticos, que integran el sistema político Nacional o de algún otro con presencia estatal. La segunda opción es mediante la participación como candidato independiente y una tercera posibilidad de lograrlo, sería organizando un nuevo partido político, por quien aspire a tener una participación política.

En los partidos políticos, los candidatos a participar en cada uno de los procesos político-electorales, que se llevan a cabo cada tres años, son seleccionados unilateralmente por los grupos de personas que se han apoderado de los mencionados partidos, en común acuerdo con los dirigentes en turno, sin tomar en cuenta los procedimientos señalados en los documentos básicos. Además, para barnizar de democracia esas designaciones, utilizan diferentes mecanismos, como consultas a las bases de militantes; encuestas; sondeos; votación de delegados, haciendo que los resultados reafirmen las listas previamente elaboradas; sólo en aquellos casos donde no exista ninguna posibilidad de triunfo, se permite que los militantes hagan las designaciones correspondientes, evitando desgastes innecesarios. Es decir, con esta práctica se sustituye el interés público, por el de los grupos de poder fático. 

Esta “democracia de partidos” ha ocasionado que durante décadas los cargos de elección popular sean ocupados por las mismas familias, en un principio por quienes sustituyeron a los porfiristas en el poder, luego por sus hijos, después por sus nietos y empezamos a sentir la presencia de sus bisnietos. A eso se debe la rotación de las personas ocupando diferentes cargos de elección popular, en un proceso son candidatos a presidentes municipales, en otro a diputados locales, en el siguiente a diputados federales y con un poco de más suerte a una senaduría o hasta una gubernatura. La candidatura a la presidencia de la república es otro asunto, que requiere explicación por separado.

Así se teje la serpentina política en nuestro país, elaborada por los grupos de poder a quienes por lo que se observa, les ha ido muy bien, hasta podríamos pensar que, a estas alturas, ya pasaron a forman parte de una nueva clase social. Claro, que están en todo su derecho a seguir participando para mantenerse activos y figurar en alguna nomina presupuestal, eso no hay lugar a dudas, ni se puede cuestionar.

Lo que no checa de todo este reciclaje político, es que conforme pasan los años, se agudizan los problemas, políticos, económicos y sociales, sin que se vislumbre una esperanza de solución. Empezando por el alto costo que pagamos los ciudadanos comunes y corrientes por una “democracia de partidos” establecida en nuestro país desde 1930: la mala calidad de la enseñanza que se imparte en las escuelas públicas, la falta de medicamentos para atender a las personas que padecen enfermedades crónicas, el deterioro de la calidad de vida de los profesores o docentes, de los trabajadores al servicio de los tres niveles de gobierno, de los obreros, de los campesinos y de los jornaleros; por otra parte, sigue en aumento la corrupción; la impunidad y la delincuencia en sus diferentes expresiones, lo que significa que se el país se ha venido gobernando de manera ineficiente y en beneficio de los mismos grupos sociales.

Si no se cuenta con el aval de ningún partido para poder registrarse como candidato a un cargo de elección popular, la otra forma de hacerlo es registrarse como candidato independiente. Para lo cual, por principio de cuentas, se debe manifestar dicha intención a las autoridades electorales locales o federales, según el tipo de elección de que se trate; enseguida de acuerdo a los plazos legalmente establecidos, se presentará: acta constitutiva de una Asociación Civil (A.C.), registro de la A.C. ante el SAT, comprobante de apertura de cuenta bancaria a nombre de la A.C, una vez cumplidos estos requisitos, se obtendrá una constancia de aspirante, con lo que se habilita al aspirante a pasar a la siguiente etapa.

En la siguiente etapa se deben conseguir los apoyos ciudadanos, los cuales consisten en recabar la firma del 3% de los ciudadanos que integran el padrón electoral, del área de interés político, en formatos previamente establecido por las autoridades electorales, a los cuales se les deberá adjuntar las copias fotostáticas de las credenciales de elector de cada uno de los firmantes en los formatos mencionados. Si se validan esos apoyos ciudadanos se tiene el derecho a recibir constancia como candidato independiente al cargo de elección popular y al finalizar el proceso electoral, se deberá entregar un informe sobre el origen y monto de los ingresos, así como la aplicación que se hizo de los mismos.

Está claro que los grupos que se adueñaron de los partidos políticos, ante la eminente amenaza que representaban las candidaturas independientes, idearon la forma de dificultad esta modalidad de participación y más pronto de lo pensado, esta opción solo queda como referencia en las leyes electorales, porque en la práctica es difícil de implementar.

La opción más segura para lograr una candidatura a un cargo de elección popular es organizar un partido propio y registrarlo formalmente ante el Instituto Nacional Electoral. para lo cual se deben de llenar una serie de requisitos como presentar una solicitud de registro (en el mes de enero al año siguiente a la elección de presidente); los documentos básicos: declaración de principios, programa de acción y estatutos que normaran sus actividades; además de  haber comprobado “contar con tres mil militantes en por lo menos veinte entidades federativas, o bien tener trescientos militantes, en por lo menos doscientos distritos electorales uninominales, los cuales deberán contar con credencial para votar en dicha entidad o distrito, según sea el caso”.

Cumplir con todos los requisitos solicitados no sería tan difícil hacerlo, lo complicado es contar con el financiamiento necesario para costear las actividades que se requieren hacer, desde elaborar los documentos básicos, por especialistas en materia; reclutar simpatizantes en los distritos electorales y entidades federativas como lo marcan las leyes electorales.

No tengo idea de lo que se tenga que gastar para realizar todas estas acciones, lo cierto es que, si alguien contara con una cantidad semejante a la que se necesita para formar un partido político, mejor lo depositaría en una cuenta bancaria y podría vivir por muchos años de los intereses mensuales, ante esta reflexión, no vale la pena invertir para lograr una candidatura a un cargo de elección popular.

 Ante esta realidad debemos unir nuestros pensamientos, para que, en los próximos procesos electorales, los candidatos a cualquier cargo de elección popular, sean los políticos menos reciclados; las personas más preparada académicamente; con vocación de servicio; con reconocida solvencia moral y ética profesional, que tengan calidad humana y estén dispuestos a someterse a un examen antidoping.