Las zapatillas extraviadas

Los indicadores de participación ciudadana en los asuntos públicos dan cuenta del grado de evolución democrática de una sociedad. | Fotografía: Archivo

Se programó con varios días de anticipación, cuidando todo tipo de detalles y teniendo la esperanza que asistiera el mayor número de vecinos del lugar. El objetivo era que escuchasen de viva voz del candidato tricolor a diputado local, las propuestas que llevaría al Congreso del Estado para mejorar las condiciones de vida de la población y se convencieran de que representaba la mejor opción para ser su representante popular.

Invitación especial se le hizo a un grupo de jovencitas, que en anteriores eventos habían demostrado una emotiva participación y simpatía por el candidato. Estaban contentas de aceptar asistir a la reunión, distribuir propaganda y tratar de persuadir a los vecinos a que participaran en el evento y de que votaran a favor del candidato de los rojos.

A esas alturas de la contienda electoral, la competencia se hacía cada vez más compleja, cualquier cosa podía suceder, no había nada para nadie, por lo que, de la noche a la mañana con la difusión de cualquier rumor mal intencionado, podía inclinar la balanza a favor de alguna de las formulas en competencia. Los ánimos iban subiendo tono conforme avanzaba el proceso, por la forma irresponsable con que los operadores políticos de los candidatos, manejaban la información entre la población en su afán por demostrar la valía de su trabajo, para ganar la elección.

No les importaba provocar distanciamiento entre los vecinos y habitantes de ese distrito electoral. A pesar de que quienes vivían ahí, conservaban rasgos homogéneos de identidad, pues los entrelazan un pasado en común, muchas de las veces descendientes del mismo tronco ancestral, por supuesto, conservando las mismas tradiciones y costumbres, como un mismo credo religioso, pero, sobre todo con las mismas carencias materiales; similares aspiraciones, ilusiones e inquietudes. A pesar de ello, a base de mentiras y engaños se provocaron esos distanciamientos artificiales, los cuales en algunas regiones perduran hasta nuestros días, sin tener sustento lógico dichas diferencias.

Como en muchas ocasiones sucede, se había informado de manera incorrecta a la población, haciéndoles creer que el simple hecho de no simpatizar con el mismo candidato, los hacia adversarios irreconciliables. Teniendo esta idea en la cabeza, un grupo de personas simpatizantes de los amarillos, aprovecharon la oportunidad del momento en que se realizaba la esperada reunión de los rojos y su candidato a diputado local,  se abalanzaron con fuerza y coraje en contra de los asistentes, empezando a volar las sillas por el aire, a repartir trompadas, cachetadas y puntapiés a diestra y siniestra; jalonear los cabellos de quienes a su paso encontraban y para barnizar la escena, repartían insultos verbales por todos los espacios de aquella tan esperada reunión.

Como siempre, después de la tempestad viene la calma y la peor parte de una zacapela se la lleva quien es sorprendido en el momento de la confrontación. Los rojos resultaron más perjudicados. Afortunadamente nada grave sucedió, los daños fueron menores, dentro de los cuales estaba el hecho de la perdida de las zapatillas de una jovencita que en actos anteriores había estado participando activamente y sin interés alguno en la distribución de propaganda a favor del candidato de los rojos, a quien por cierto se le informó de lo sucedido. El candidato ordenó de inmediato y sin demora a que alguno de sus colaboradores, cotizara unas zapatillas de mejores características de las extraviadas y se adquirieran a la brevedad posible.

Todo hasta allí marchaba bien para reponer las zapatillas perdidas, el comisionado para atender tal enmienda, ni tardo ni perezoso se abocó a conseguir las cotizaciones, de tan necesarias prendas de vestir, lo más pronto posible, optando por algo que resultara practico, cómodo, funcional y a un buen precio. Se decantó por unas zapatillas de suela de neolite, descartando de entrada las fabricadas con piel y suela de cuero; tipos vans; zueco; cangrejeras de piel; o sandalias planas con tejido de plástico u otro tipo de detalles. Como es bien sabido la actividad política se debe ser practico y funcional.

En menos de 24 horas estaba lista la cotización tal como lo había ordenado el candidato. El problema ahora, era buscar el momento oportuno para entregarle al jefe la cotización correspondiente y que autorizara la compra de las zapatillas multicitadas, momento que no pudo darse por lo apretado de la agenda del candidato a diputado, mucho menos una vez en su cargo como representante popular; quedando pendiente para siempre la reposición de las zapatillas extraviadas a su dueña. Una persona humilde que creyó fielmente en quienes pregonan que se preocupan, trabajan y luchan por las demandas más sentidas de los marginados.

No dudo que la joven de las zapatillas extraviadas, haya reflexionado sobre la contribución real del trabajo de un diputado local al mejoramiento de la calidad de vida de la población, porque pasan y pasan legislaturas y no mejoran los servicios municipales: agua potable, drenaje, alcantarillado, pavimentación, recolección de basura, alumbrado público, transporte y seguridad ciudadana y el desarrollo del Estado no refleja buenos resultados: más de un millón de michoacanos viven en  lo Estados Unidos, población que se fue huyendo de la pobreza; desempleo en crecimiento; lagos y ríos contaminados; bosques primarios al punto del exterminio; producción agropecuaria colapsada; educación que imparte el estado de mala calidad; deficiente servicio de salud pública por la falta de infraestructura física, técnica y de medicamentos; costosa deuda pública municipal y estatal.

A lo mejor, en sus diferentes etapas laborales, han aprobado extraordinarias leyes que aún no impactan en el bienestar de la población y que en cualquier momento van a ser un detonante para el desarrollo político, económico y social del Estado y se pueda compensar el alto costo de las legislaturas estatales. Posiblemente han decretado responsablemente las contribuciones para cubrir los gastos del Estado y los municipios y han aprobado en tiempo y forma los presupuestos anuales de la entidad y fiscalizado sus ejercicios. Con el uso de la inteligencia artificial en un futuro no muy lejano, se podrán hacer leyes en cuestión de minutos con la más alta precisión en función de las necesidades reales de la población y no en ocurrencias como a veces suele suceder. Además, sin que se tenga la necesidad de pagar asesores técnicos o asistentes personales.

Como están las cosas, no debe sorprendernos que, en unos cuantos días, empecemos a ser visitados por personas interesadas en ocupar un cargo de elección popular, portando playeras multicolores, ya que principios, programas y estatutos es lo que menos importa. Posiblemente llegarán ofreciendo una pipa de agua, una despensa con frijol con gorgojo, una recomendación para un trabajo, una inscripción en una escuela, el otorgamiento de una beca, una condonación de un impuesto o de una multa, un tinaco para almacenar agua, un calentador solar o algún otro tipo de apoyo, a cambio del apoyo electoral.

Todo cuanto nos den es ganancia, siempre y cuando no comprometamos nuestro sufragio ni provoque confrontación con nuestros semejantes. Afortunadamente, en Michoacán hay madurez política, somos libres y soberanos para participar políticamente sin ser fanáticos de ningún partido político. Al final de cuentas, bien sabemos que es normal que se olviden las promesas de campaña, igual como sucedió con el caso de las zapatillas extraviadas.