LOGOS: Agonía presidencial; no supo ser presidente

Andrés Manuel López Obrador. | Fotografía: Archivo

El Día del Abogado fue establecido en México el 12 doce de julio del año 1962, por Decreto del presidente de los Estados Unidos Mexicanos Adolfo López Mateos, y el primer presidente de esta organización fue el Abogado Federico Bracamontes.

        Desde entonces, cada año se celebra ese día.

        En este 2023 se realizó en Aguascalientes, el 12 doce de julio en el Auditorio de esa ciudad.

        Ahí se otorgó un reconocimiento nacional a cuatro Abogados nicolaitas y michoacanos durante esa ceremonia. Decisión tomada por diversas organizaciones de Abogados que constituyen el actual INSTITUTO NACIONAL PARA LA CELEBRACIÓN DEL DÍA DEL ABOGADO, A. C., entregando dichas preseas al mérito a:

        MAGISTRADA MARÍA DE LOS ÁNGELES LLANDERAL ZARAGOZA, POR SU EXCELENTE DESEMPEÑO EN LA JUDICATURA;

        DOCTOR SERGIO CARMELO DOMÍNGUEZ MOTA, POR SU DESTACADA TRAYECTORIA ACADÉMICA;

        ABOGADA LAURA AGUIRRE MEDINA, POR SU BRILLANTE EJERCICIO PROFESIONAL EN LA ABOGACIA; y,

        NOTARIO PÚBLICO PERSEO ALEJANDRO IBÁÑEZ MARTÍNEZ, POR SU ACERTADA LABOR COMO FEDATARIO PÚBLICO.

        Estos cuatro distinguidos Abogados nicolaitas michoacanos gozan en nuestro foro de un prestigio ganado por su capacidad profesional, su honorabilidad, su trabajo, y su espíritu de servicio.

Dada esa buena nota, pasó a desarrollar el artículo.

        El actual presidente de México tuvo, durante lo que corre del siglo XXI, una constante ambición para llegar al cargo que ostenta.

        Su codicia por ese cargo lo ocultó en su primer intento; por ello, aseguró en ese tiempo: “A mí que me den por muerto. No contendré”.

        La entrañable apetencia por ser presidente del país lo condujo a decir y hacer tonterías: “Al diablo con sus instituciones”, y a simular una farsa jactanciosa al ponerse la banda presidencial y declararse en un mitin callejero: “Yo soy el presidente legítimo”.

Como nuestra Carta Magna no permite la reelección presidencial, él mismo tuvo que negar la existencia “legítima” de su presidencia falsa, para volver a participar por tercera vez en el proceso electoral rumbo a ese cargo con el que hoy farolea.

Lo raro, es que ni sabía (ni sabe a pesar de sus cerca de cinco años de gobierno) lo que es ser presidente de la república.

Paradójico, pero López al ganar abrumadoramente la presidencia en julio del 2018, tomó ilegalmente las riendas del poder, con anuencia ilegal de su antecesor; iniciando una concentración de poder que, entre sus cuitas e incordios, ha avanzado temible e inconstitucionalmente.

Así, la república la transformó en reprivada.

De los tres poderes intentó hacer uno solo, a su cargo.

Antes, éramos la dictablanda de un partido o de un grupo; hoy somos una dictadura manejada por un intrigante enloquecido.

        Adelantó su propia sucesión, para concentrar más su poder. Ansía que su maximato sea de “corcholatas”.

        Desea manejar todo el erario nacional para poder tener todo el poder sobre los mexicanos.

Regala el dinero que es de todos los habitantes de nuestro país, él personal y directamente, sin intermediarios y no por amor franciscano, sino para que la gente vote por los que el disponga, so pretexto de que únicamente así les pude seguir dando más dinero.

Dinero para el consumo y no para la producción, por lo que llegará un día en que todo ese fraude reviente y genere un tremendo caos económico en México.

El actual presidente, aún no sabe qué es ser presidente.

Él mismo, se calificó desde el inició (para tasar a sus colaboradores) “90% de honradez y 10% de capacidad”.

Siendo a la vez un redomado mentiroso, la corrupción de México la sigue encabezando el presidente López, quién siendo tan inepto, ignora todavía qué es ser presidente.

Esa ignorancia lo lleva constantemente a confesar públicamente sus actos de autoridad. Desde faltas administrativas hasta delitos graves.

        Desembuchó hace días: “Quiere silenciarme el Instituto Nacional Electoral (INE). Me prohíbe hablar sobre los aspirantes al 2024. Por eso voy a aparecer con una cinta en los labios. ¿Y dónde queda la libertad?, ¿y la libertad de expresión?, ¿y la libertad a disentir?, ¿y el derecho a la réplica?, qué, ¿no son principios básicos de la democracia?

        Y el INE se achicó, transgrediendo a la Constitución: “Bueno, que preferentemente no viole la ley”.

        Mientras el presidente se insufló: “Si no quieren que yo hable de ellos, lo más equitativo es que ellos no hablen de mí. Yo soy el dirigente de un movimiento de transformación, que tiene el propósito de combatir corruptos, hombres y mujeres, clasismo, racismo y discriminación”.

        Tanto atraso necio no pude caber en el presidente de México. Él no puede obrar, desde su significado cargo, como un simple dirigente de un movimiento.

        Nuestro presidente, como cualquier autoridad gubernativa, exclusivamente puede hacer lo que sus atribuciones constitucionales le permitan, no menos, pero no más.

        No aceptemos candidatos ignorantes, por más atractivos que parezcan.

        Todo mexicano necesita preparación política, con responsabilidad e inteligencia.

        Nunca más un presidente con tanta ineptitud y tanta corrupción. Jamás votemos por alguien que no sepa qué es ser presidente.