¿Bienestar Social en los Pueblos Mágicos de México?

Aspectos de la arquitectura de Cotija, nuevo Pueblo Mágico | Fotografia: Agencia Comunicación Gráfica

Mucho se ha escrito sobre la contribución del turismo al crecimiento de los destinos en términos de empleo, inversión, generación de riqueza, atracción de divisas, dinamización de las económicas locales, etc. sin embargo no queda del todo claro su incidencia al bienestar social de las personas. Examinar este elemento favorece la verificación, del escenario que guardan las localidades en términos de salud, educación y vivienda, factores de suma relevancia para contar con una aproximación acerca de la contribución de la actividad turística al bienestar de la población receptora. El estudio del bienestar social cobra importancia en el desarrollo de los destinos turísticos desde una perspectiva integral, ya que revela las condiciones de vida tanto de los prestadores de servicios turísticos como de la población receptora.

En México, uno de los principales destinos turísticos son los Pueblos Mágicos, cuyo nombramiento tiene su origen en una iniciativa gubernamental en el año 2001. Se trata de localidades con potencial para desarrollar la actividad turística. Uno de los principales objetivos del Programa Pueblos Mágicos, es incrementar el nivel de bienestar de la población receptora. La dimensión social, ha estado en la órbita de las diferentes etapas del Programa Pueblos Mágicos. Incluso es uno de los objetivos de la actual “Estrategia Nacional de Pueblos Mágicos”, publicada en 2020: “impulsar un enfoque social y de respeto a los derechos humanos en la actividad turística, para el bienestar de las personas que viven y trabajan en los Pueblos Mágicos”.

Pese a esto, se ha observado diversas limitaciones, tales como: deficiencias en la operación del programa, debilidad institucional en los municipios, así como limitaciones en la participación ciudadana, desigualdad y vulnerabilidad en las localidades incorporadas, amenazas al patrimonio cultural, beneficios exclusivos para ciertos grupos económicos, entre otros. Si bien, ha contribuido al crecimiento económico y disminución de la pobreza, este ha sido marginal. En veinte años de operación, algunos datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) demuestran que el 80% de los Pueblos Mágicos se mantuvieron con el mismo nivel de rezago social: muy bajo. Mismo caso del 2%, pero con un nivel de rezago social bajo. Solo el 3.33% muestra un avance, al pasar de bajo a muy bajo rezago social. Esto denota que, las localidades no fueron seleccionadas para elevar el nivel de bienestar de las personas que las habitan, sino para mantenerlo.

Esto muestra que la inscripción de estas localidades al Programa Pueblos Mágicos fue orientada de origen por el potencial turístico más no por las condiciones de vida de la población, ya que las localidades aspirantes a incorporarse deben cumplir ciertos requisitos, no solo atractivos turísticos, sino también infraestructura productiva (vías de comunicación, trasportes, mercados, servicio de agua potable, electrificación, etc.) lo cual implica que la localidad cuente con cierto nivel de bienestar, de lo contrario difícilmente podría ser incorporada a este programa.

Analizar el bienestar en los Pueblos Mágicos favorece la identificación de áreas que demandan atención en aras de fortalecer este programa como parte de la política turística en México. La actividad turística no solo como un dinamizador de las economías locales, sino como una oportunidad de mejorar los escenarios de bienestar de los Pueblos Mágicos, pero también, a partir de la integración productiva local, pueda generar efectos expansivos positivos hacia las demás localidades del municipio, promoviendo un mejor panorama en los indicadores del bienestar social (acceso a la salud, educación, vivienda, ingreso, empleo, etc.). Todo ello contribuye a generar más y mejores acciones en beneficio de estos destinos turísticos y de la población residente.