Nueva simulación

Lis nuevos libros de texto. | Fotografía: Prensa SEE

Posiblemente siguiendo las enseñanzas de su maestro, Lic. José Vasconcelos Calderón (1882-1959), de la importancia que tiene la educación para el desarrollo de los pueblos y alentado por su conocimientos y experiencias sobre el tema, desde cuando por primera vez fue Secretario de Educación Pública (1943-1946) y luego Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 1948-1952), el Lic. Jaime Mario Torres Bodet (1902-1974), diseñó un programa de apoyo para el aprendizaje de los estudiantes de educación primaria del Sistema Educativo Nacional.

El cual se logró materializar el 12 de febrero de 1959, con el decreto de creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG), emitido por el entonces presidente de México, Lic. Adolfo López Mateos (1909-1969) y siendo por segunda ocasión Secretario de Educación Pública (1958-1964), el Lic. Torres Bodet; la cual quedó integrada por un secretario general y seis vocales y como director general de la misma, el periodista y escritor Martín Luís Guzmán (1887-1976), autor de La sombra del caudillo, quien también participó en el proyecto de creación y en la elaboración del emblema. Acción de gobierno, seriamente criticada por los grupos representantes de la oligarquía mexicana de esa época.

La CONALITEG, se constituyó como un organismo descentralizado de la administración pública federal, bajo la coordinación sectorial de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y teniendo como objetivo la producción, distribución, almacenamiento y entrega de los libros de texto gratuitos, así como toda clase de materiales didácticos similares de índole educativa y de apoyo en cada ciclo escolar para los estudiantes de educación primaria.

Los primeros libros de texto gratuitos y sus cuadernos de trabajo para primer grado de primaria se entregaron el 16 de enero de 1960 en la Escuela Rural Cuauhtémoc del Municipio del Saucillo, San Luís Potosí, a la niña María Isabel Cárdenas. Se dice que en ese mismo año se imprimieron 38 títulos y distribuyeron en todo el Territorio Nacional 16 millones de libros y cuadernos de trabajo

Luego con el crecimiento natural de la matrícula escolar se fue ampliando la cobertura de dotación de libros y cuadernos de trabajo, hasta lograr atender en la actualidad los niveles de educación preescolar, primaria, secundaria, telesecundaria, telebachillerato, indígena (42 dialectos) y de atención especial mediante el sistema Braille, macro tipo y el formato digital. Para lo cual fue necesario ampliar las funciones de la SEP, asignándole la responsabilidad de definir cantidades de libros y material didáctico a editar y producir los contenidos, en forma eficiente y oportuna a través de la Dirección General de Materiales Educativos, dependiente de la Subsecretaría de Educación Básica; mientras que la CONALITEG se encargaría de la producción y distribución correspondiente. Logrando producir 1053 títulos para el ciclo escolar 2020-2021, que fueron distribuidos en todas las escuelas de los diferentes niveles y modalidades.

Durante más de 60 años, la CONALITEG, ha cumplido cabalmente con su objetivo de proporcionar libros de textos gratuito y material educativo a los alumnos inscritos en el sistema educativo nacional. Esto con la finalidad de facilitar la adquisición sólida del aprendizaje sistematizado a los alumnos de educación básica y especial. Desde distinguir colores e imágenes que les rodea; conocer las grafías y el sonido de las letras del abecedario y su articulación en la composición del signo lingüístico; leer y escribir correctamente de acuerdo con las reglas gramaticales y ortográficas de nuestro idioma materno; a conocer y utilizar los números naturales; a comprender e interpretar los fenómenos naturales y sociales y a crecer como seres humanos y participar en el desarrollo de la comunidad.

Sólida preparación académica que al parecer se pudo lograr hasta principios de los años 80 del siglo pasado, precisamente recién hecha la cuarta revisión de los mencionados libros de texto. Tiempo en el que todavía los estudiantes de las diferentes modalidades y niveles académicos adquirían con facilidad los nuevos y mejores conocimientos, lo que les permitía ser más competitivos en el campo laboral y por supuesto, tenían la posibilidad de lograr una movilidad social ascendente en beneficio propio y de la sociedad.

Posteriormente, la educación aparte de que dejó de ser prioridad nacional, se empezó a utilizar como un instrumento político y para justificar tiempo administrativo y gasto presupuestal. Cada administración de gobierno federal en turno, empezó a establecer su propio “modelo” educativo, de acuerdo con su particular proyecto político. Desde un programa nacional de educación, recreación, cultura y deporte; educación secundaria obligatoria, nuevos planes de estudio, nuevos libros de texto y nueva Ley General de Educación; la educación como un factor estratégico del desarrollo; un cambio en la visión de la política educativa de acuerdo al contexto global; alianza por la calidad de la educación, mediante una reforma educativa; ampliación de la jornada educativa y hasta llegar a la actual ocurrencia educativa llamada nueva escuela mexicana.

Durante todo este tiempo los libros de texto gratuitos fueron revisados y supuestamente mejorados hasta en 12 ocasiones; sin que se refleje en la calidad de la enseñanza, al contrario, se ha incrementado la deserción escolar, el rezago educativo y retroceso en los aprendizajes. Pero, en lo que respecta a la última revisión correspondiente al ciclo escolar 2023-2024, algo raro sucedió o alguien saboteo el trabajo, al decidir editar los libros con errores gramaticales y ortográficos en algunos textos y haber plagiado uno que otro esquema didáctico. Lo cual no tiene justificación alguna, ya que para realizar dicha actividad la SEP, cuenta con una dirección general, 7 direcciones de área; 11 subdirecciones; 25 jefaturas de departamento y un área de enlace, por lo que no puede entender tal negligencia o ineptitud, por parte del titular de esa área administrativa y de la misma titular de la SEP, más que como una apatía y desprecio por el interés común.

En cuanto a los contenidos, no debe ser motivo de preocupación, ya que por más intento que hagan no podrán modificar las leyes de la naturaleza y por ende los conocimientos universales. Con relación al aspecto ideológico que dicen que se transmite en los textos, que al parecer tanto preocupa a los dueños del dinero; sólo deben recordar que la oportunidad histórica de cambiar las relaciones sociales de producción se diluyó para siempre, al traicionarse el movimiento social de 1910 y asumir el poder los mismos de siempre. Los mexicanos de 2023, que amamos lo nuestro, solo aspiramos a vivir en paz y con tranquilidad social, en una sociedad más justa e igualitaria.

Para evitar cualquier contaminación ideológica, es cuestión de abstenerse de leer textos relacionados con el desarrollo de la humanidad, sobre todo aquellos que narran pasajes bíblicos donde se habla de la doctrina social que predicó Jesucristo y aborda la solidaridad. Es el cristianismo y el último mandamiento que Jesús les entregó a sus apóstoles antes de ser aprendido en Juan 13:35 el que sirvió como base para que la doctrina del derecho construyera el valor de la solidaridad y que reza “Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”.

Por otra parte, resulta extraño que, al calor de la publicación de los nuevos libros de texto gratuitos, hayan aparecido algunas organizaciones sociales las cuales dicen que. desde hace muchos años, se han venido preocupando por la educación del pueblo y el bienestar de las familias. Durante mi vida laboral como docente de aproximadamente 30 años, nunca fui testigo de alguna acción concreta en beneficio de niñas, niños y adolescentes y familias marginadas, mucho menos tuve conocimiento de que dichas organizaciones tuvieran reuniones periódicas con los padres de familia de los alumnos de las diferentes escuelas del sistema educativo nacional para apoyar en la solución de la problemática educativa, mucho menos en la economía familiar.

Deberán dejarse de cuentos y ocurrencias, señores del dinero, guindas, azules, rojos, amarillos, naranjas, verdes y rojinegros, el mejoramiento de la calidad de la enseñanza del sistema educativo nacional, no se logrará mediante nuevos modelos educativos, nuevos planes y programas de estudio o de otro tipo de ocurrencias.

Es cuestión de voluntad y ganas de querer hacer las cosas, para asegurar mínimo un alimento diario a los alumnos; eliminar las “cuotas voluntarias” y “fichas de admisión”; proporcionar uniformes escolares y deportivos; otorgar becas escolares (previo estudio socioeconómico); dotar de herramientas digitales; mejorar las instalaciones escolares en especial aulas, laboratorios, talleres y sanitario; vincular los planes y programas de estudio con el sector productivo de bienes y servicios;  fortalecer y fomentar las verdaderas escuelas de tiempo completo las pocas que aún existen (internados de enseñanza primaria, escuelas normales, entre otras, no confundirlas con aquellas escuelas que se convertían en albergues temporales en el sexenio pasado)  y mejorar las condiciones salariales de los trabajadores de la educación, para que puedan vivir dignamente.

Lo demás es simulación, es utilizar la educación del pueblo con fines políticos y de paso tratar de jugar con las ilusiones de la pobreza al acentuarse las desigualdades sociales.