ECOS LATINOAMERICANOS: El progresismo en Guatemala

Bernardo Arévalo de León luego de resultar vencedor en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Guatemala en agosto de 2023. | Fotografía: Agencia EFE.

El pasado domingo el pueblo guatemalteco ha hecho historia al elegir por primera vez en el presente siglo a un candidato progresista para presidente de la nación. Bernardo Arévalo de León, sociólogo, diplomático y escritor resultó electo en segunda vuelta contra la ex primera dama, Sandra Torres, con casi 60% de los votos, teniendo una diferencia de casi dos a uno. Si bien, Torres era considerada por algunos como una candidata de centroizquierda, la realidad es que, durante el mandato de su pareja, el ex presidente Álvaro Colom, las transformaciones sociales fueron relativamente escasas y el modelo económico de tintes neoliberales se mantuvo prácticamente sin cambios reales.

Ahora, Arévalo de León quien encabezó el movimiento Semillas que lo impulsó a la pesidencia, ha generado la esperanza de un cambio en el cuestionado modelo, pero no solo en el ámbito económico, también ha venido impulsando un discurso de desarrollo social junto con el combate a la corrupción y las malas prácticas. Cabe destacar que es un gran admirador de la llamada revolución de 1944, de la que Jacobo Árbenz fue su principal protagonista, sin embargo, fue innegable el rol que tuvo el padre de Arévalo, Juan José Arévalo, el periodo anterior al ascenso de Árbenz, en el cual fue justamente presidente de la nación.

Si bien la revolución fue sangrientamente truncada por la facción más reaccionaria de las fuerzas armadas guatemaltecas, respaldadas por los intereses estadounidenses en la región, el recuerdo de dicho proceso histórico ha estado latente en la memoria de los guatemaltecos, quienes este reciente domingo optaron por darle una oportunidad a Bernardo Arévalo.

Sin embargo, mejorar la situación del país y con ello posicionarse políticamente no será fácil. Guatemala es de las naciones americanas que más se han resistido a combatir la corrupción y los malos manejos. Al mismo tiempo, hay aún severos atrasos sociales, entre algunos de estos la propia situación tanto agraria como indígena, materias a las que sin duda Arévalo deberá atender prontamente. De igual manera, no debe perder de vista que habrá sectores conservadores y oligárquicos que tratarán de evitar cualquier cambio en el statu quo de Guatemala, así que el recién electo presidente deberá ser muy hábil para tratar con los poderes fácticos de su sistema político.

A su vez resulta interesante que, a pesar de ser identificado con una izquierda progresista, el ahora presidente electo, ha criticado severamente regímenes como el nicaragüense y el venezolano, tratando de mostrar así una visión que a pesar de que tiene preocupación con el desarrollo social, también la tiene por los principios democráticos e institucionales.

Ciertamente es muy pronto para adelantar  o para suponer algunos resultados del ejercicio gubernamental del candidato ganador, toda vez que Arévalo aún no ha tomado protesta, y no puede perderse de vista  que Arévalo ha debido enfrentarse y superar los intentos de la administración y de los órganos de justicia de suspender a su partido para impedirle participar en la elección, hay que esperar que este triunfo contundente sea respetado por las autoridades.

Queda tiempo por delante para conocer cuáles serán sus acciones políticas en la presidencia, para conocer qué tipo de gobierno real será el que ejercerá. No obstante, bien valdrá la pena considerar en darle el beneficio de la duda, ya que como se indicó con anterioridad, este será el primer gobierno plenamente progresista que ha tenido esta nación centroamericana tan afectada por dictaduras militares, así como por el atraso económico y más recientemente el flagelo del crimen organizado. Ojalá realmente Bernardo Arévalo represente la semilla del cambio y esperanza, que estuvo promocionando tanto durante su campaña.