Algo está pasando…

Los principales grupos étnicos en Ecuador son los Waorani, Kichwa y Shuar.

La semana que está transcurriendo, está plena de eventos interesantes y muy aleccionadores.  Me refiero a los que suceden en Ecuador, país latinoamericano, con gran riqueza en lo que a recursos naturales se refiere.

El pasado 9 de agosto, tras haber participado en un mitin político, ya en días muy cercanos a las elecciones, fue asesinado Fernando Villavicencio, al parecer por el crimen organizado, a quienes no les convenía el llegará a la presidencia. Él los había denunciado ya en varias ocasiones.

Al escuchar la noticia, confirmé cuán poco sabemos de lo que sucede en latino américa. Recordé al gran Simón Bolívar y su anhelo de unidad de toda la América.

 Villavicencio nació el 11 de octubre de 1963, en el cantón Alausí, de la provincia de Chimborazo. Estudió Periodismo y Comunicación Social en la Universidad Cooperativa de Colombia.

Inició su carrera como uno de los fundadores de Pachakutik en 1995. Ingresó en 1996 a Petroecuador primero como comunicador social y luego como sindicalista hasta 1999, en que fue despedido, y con el dinero de la indemnización, puso una pizzería con sus hermanos, llamada “El leñador”.

 Trabajó como periodista en el diario El Universo y en la revista Vanguardia. Fue dirigente de la Coordinadora de Movimientos Sociales. Denunció a diferentes Gobiernos, entre los cuales estaba el de Gustavo Noboa, a quien acusó de haber entregado el campo petrolero Palo Azul a los hermanos Isaías.

Su curriculum es largo y deja ver su interés por las causas sociales. Él era el que iba más alto en las encuestas.

El pasado domingo ganó las elecciones Luisa González, de profesión abogada, candidata de la izquierda tradicional, que iba contra Daniel Novoa empresario.

Me quedé pensando sobre lo que esta ocurriendo en nuestro país, cercano ya a definir quienes contendrán por la presidencia.  Hay muchas probabilidades de que sea una mujer la próxima presidenta: Xóchitl Gálvez, Beatriz Paredes, Claudia Sheinbaum.

Es muy interesante el que sean mujeres las que ahora puedan asumir el mayor cargo y recordé que el 27 de enero del 2022 asumió el cargo de Presidenta de Honduras, Xiomara Castro.

Algo está pasando, los cambios están dándose vertiginosamente, entre tanta turbulencia y confusión, es ciertamente esperanzador lo que está sucediendo, en varios ámbitos, por ejemplo, en Ecuador donde los pueblos originarios se organizan y dicen no a la industria petrolera y la minería, que solo a dejado muertes, enfermedades y agua contaminada.

El 20 de agosto pasado, los ecuatorianos no sólo salieron a votar para elegir nueva Asamblea y presidente. También participaron en dos consultas populares para decidir sobre temas ambientales.

El 59 % de los votantes en Ecuador decidió que las reservas de petróleo del bloque ITT, en el Parque Nacional Yasuní, permanezcan en el subsuelo de forma indefinida, por lo que esta industria tendrá que retirarse de este sector de la Amazonía.

En el caso de la consulta de la Reserva de Biosfera Chocó Andino, el 68 % de los votantes capitalinos decidieron prohibir la explotación minera metálica a escala artesanal, pequeña, mediana y grande en varias de las parroquias rurales del Distrito Metropolitano de Quito.

Esto es importantísimo, comentó Antonella Calle, vocera del colectivo Yasunidos: “Es un triunfo histórico para el Ecuador, pero también para el planeta entero porque frente a la inacción de los gobiernos, que se reúnen cada año en las COP para supuestamente tomar medidas en contra del cambio climático pero que nunca las toman, el pueblo ecuatoriano ha dado el primer paso para hacer frente a esta lucha”.

Lolita Piyaguaje, vicepresidenta de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana, asentó: “Damos las gracias a los ciudadanos ecuatorianos que votaron por el Sí a la consulta del Yasuní. Gracias por respaldar el derecho a la vida y el derecho a los bosques. Hemos ganado, no solamente la región amazónica, sino todos los ecuatorianos y a nivel mundial”.

El parque nacional Yasuní es un área natural protegida localizada al nororiente de Ecuador, entre el río Napo y el río Curaray en plena cuenca amazónica, a unos 250 km al sureste de Quito. Es el área protegida más grande del país con una superficie aproximada de 10 200 km².

Yasuní es una región natural que comprende un conjunto de socio ecosistemas, marcados por una antigua presencia humana que modela su paisaje. El rol del pueblo indígena Waorani y de los actuales Pueblos Indígenas Aislados, ambos unidos por lazos parentales, ha sido central tanto para la sostenibilidad de Yasuní, como para la generación de un modo de subsistencia cazador-recolector- horticultor. Esta forma particular de aprehensión de la naturaleza se practica a través de la movilidad estacional y generacional de los hombres y mujeres aislados en pos de animales de cacería, buscando sus antiguos y nuevos kewenkode (sembríos de yuca en Waoterero – lengua hablada por los indígenas Waorani-).

El ecosistema dominante es el Bosque Húmedo Tropical Lluvioso, que es parte de la cuenca alta del Amazonas. Esta Reserva de Biósfera, está catalogada como una de las zonas con mayor diversidad por metro cuadrado del planeta.

Los Pueblos Indígenas Aislados de Yasuní, como otros de la cuenca amazónica, enfrentan amenazas de diversos tipos: compulsiones de cambio ecológico, biótico, tecnológico, cultural, a más de otras. Su fragilidad es aún mayor al no contar con sistemas inmunológicos ante enfermedades comunes de la sociedad occidental: gripes, sarampión, diarreas, otras.

Cuentan con tecnologías manuales basadas en la lítica y el uso de fibras de vegetales que les coloca en amplía desventaja cuando son asaltados con armas de fuego en sus casas y lugares de tránsito y cacería. Las amenazas a sus vidas y derechos vulneran su continuidad histórica y la integridad de sus territorios y entornos naturales.

Mi mente se traslado a Quintana Roo, tanta riqueza de los acuíferos, tanta riqueza arqueológica, cultural e histórica, con ecosistemas riquísimos, en peligro ante los intereses económicos y políticos, totalmente ajenos a las comunidades mayas.

Pero volvamos nuestra mirada a la amazonia ecuatoriana. Dentro del Parque nacional Yasuní, en el campo Ishpingo Tambococha-Tiputini (ITT), existe el 18,3% de las reservas de petróleo probadas del país.

Los principales grupos étnicos son los Waorani, Kichwa y Shuar.

Porque dijeron no a las petroleras:

  • Las exploraciones petroleras requieren estudios que utilizan dinamita. Las explosiones no solo destruyen ecosistemas, sino que alteran a toda la fauna y flora a su alrededor.
  • Para abrir y trabajar en pozos se requiere deforestar para construir carreteras. As pueden ingresar camiones, tanqueros, tractores y carrocería pesada.
  • La infraestructura petrolera como plataformas, pozos, centros de procesamiento, mecheros y generadores de energía crean peligros para los animales y contaminan el ambiente.

Según datos oficiales del Ministerio del Ambiente, en Ecuador hay derrames petroleros pasando un día. En el Yasuní-ITT hubo 22 derrames entre el 2016 y el 2022.

  • Uno de los grandes impactos ambientales de la extracción petrolera es el agua de formación, que es un agua que sale mezclada con el petróleo y que tienen que supuestamente reinyectar en los pozos conforme van sacando el petróleo. En el caso de Texaco-Chevron se descubrió que las petroleras botaban esta agua tóxica a los ríos y eso demuestra la irresponsabilidad y falta de escrúpulos de las petroleras.
  • Uno de los impactos indirectos del ingreso de petroleras al Yasuní ha sido el asentamiento alrededor de las carreteras, la deforestación y la cacería ilegal, afectando severamente las poblaciones de mamíferos como monos, cerdos de monte y otros animales.

La contaminación petrolera del aire, tierra y agua trae consigo una serie de enfermedades como el cáncer, abortos espontáneos, mutaciones genéticas, enfermedades de la piel, entre otras. Los datos sobre enfermedades crónicas en las provincias amazónicas son alarmantes.

  • El petróleo generalmente viene acompañado de corrupción, debilitamiento y fracturas en el tejido social de las comunidades, que se ven divididas por los ingresos económicos temporales que representa el petróleo.

Crean dependencia a la petrolera y cuando esta se va, quedan en el abandono, el agua contaminada, sin árboles, el ecosistema acabado. Quedan en la miseria.

  • La historia reciente del Ecuador muestra que la presión petrolera ha significado una serie de conflictos entre los diferentes pueblos que ha conllevado a diversos actos de violencia, muertes violentas y hasta masacres, especialmente contra los grupos más vulnerables.

Como usted puede observar respetado lector, esto se repite a lo largo y ancho de nuestro país. Recordemos lo que ha sucedido en Ostula y Aquila, al pueblo Rarámuri, los Yaquis, en Morelos, etc.

La experiencia de la explotación petrolera en la Amazonía ecuatoriana evidencia que las cifras de pobreza aumentan en lugar de reducirse, debido a que el dinero obtenido de la explotación casi nunca se usa para resolver los problemas locales, sino para enriquecer a las grandes compañías.

Esta decisión de los Yasuní, del pueblo ecuatoriano, representa una acción concreta que podemos realizar contra la crisis climática. Dejar el petróleo bajo tierra, en lugares especialmente biodiversos como el Yasuní, es la única manera de reducir el calentamiento global y evitar desastres naturales.

Es un hecho histórico no solamente del Ecuador, sino de todo el mundo, pues es la primera consulta que nace de la ciudadanía.

Con ello se marca un precedente fundamental en todo el mundo: es posible frenar el extractivismo si luchamos desde abajo y tenemos herramientas como la democracia directa. La misma ciudadanía se organiza, recolecta firmas, convoca a una consulta popular, genera un debate nacional y decide sobre el futuro del Yasuní, independientemente del gobernante en turno.

No fue fácil que aceptaran que se realizara la consulta, fueron muchos años de lucha. Finalmente se logró llevarla a cabo, y lo más importante: lograron que fuese respetado el resultado.

No más extracción petrolera, ni minería extractiva; ambas dejan solo muerte, división, enfermedad y miseria a los pueblos originarios, verdaderos dueños y señores de estas tierras, tan importantes para la salud de la humanidad y del planeta.