Selección anunciada

Consejo Nacional del Morena. (Foto: especial)

La lucha por la presidencia de la República 2024-2030, de 9 gubernaturas, 128 senadurías, 500 diputaciones federales, decenas de diputaciones locales, 1580 ayuntamientos, 16 alcaldías y 24 juntas municipales­, se está planteado en estos tiempos de manera distinta a como se había venido realizando en el pasado. Es tanta la ambición por el poder, que los partidos políticos legalmente registrados ante las autoridades electorales han hecho a un lado sus principios, programas y estatutos y se han unido en dos bloques competitivos al estilo de cualquier vulgar pandilla, uno llamado Frente Amplio por México (PAN, PRI, PRD y un grupo de la oligarquía) y el otro denominado  Juntos Hacemos Historia (MORENA, PVEM, PT) y en forma aislada el Movimiento Ciudadano (MC), que tal parece, espera capitalizar cualquier tipo de inconformidad que surja entre los protagonistas de los bloques.

Se manifiesta tal nerviosismo, preocupación o hasta desesperación por obtener el poder, a tal grado que ambos grupos no han respetado los tiempos legales establecidos para iniciar las actividades político-electorales, relacionadas con la sucesión presidencial las cuales culminaran en la jornada electoral del 02 de junio. Para barnizar de legalidad estos actos anticipados de campaña, dichos bloques, simularon un proceso interno para nombrar coordinador o coordinadora de los trabajos relacionados con la sucesión presidencial 2024. 

Pero, tanto el Frente como la Cuarta Transformación han llevado a cabo ilegalmente un proceso de selección interna de candidato o candidata a la presidencia de la república, en algunos casos hasta con el uso indebido de recursos públicos o de dudosa procedencia. En el caso del Frente ya ni siquiera se esperaron a los resultados de una encuesta telefónica y en viviendas, que se inició el 25 de agosto y terminaría el 03 de septiembre, día en que también se debería conocer el resultado de las votaciones directas de aproximadamente 2.5 millones de simpatizantes del Frente, que con ese propósito se inscribieron con anticipación. Se desbocaron tanto las pasiones de los interesados, sobre todo de parte del grupo de la oligarquía, que, ya no permitieron que concluyera el proceso y el miércoles 30 de agosto, se definió en la mesa la candidatura correspondiente, evitando que se ventilara cualquier manifestación de debilidad electoral.

Con respecto a la Cuarta Transformación, es un secreto a voces, salvo que suceda algo inesperado, que el día 7 de septiembre, se formalizará la candidatura de Claudia Sheinbaum Pardo, de acuerdo a como desde un principio lo había decidido el Presidente López Obrador, sólo que había que barnizar de democracia la designación. Oportunidad que podrá aprovechar Movimiento Ciudadano, para invitar a Ricardo Monreal Ávila, Adán Augusto López Hernández, Marcelo Luís Ebrard Casaubón, Manuel Velazco Coello o a José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, para que participen bajo las siglas y colores de ese partido a cualquier cargo y no se queden fuera de la jugada.

Con el propósito de  recuperar el poder político y parte del económico, el Frente está apoyando a Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, actual senadora de la república del grupo parlamentario del PAN (plurinominal), Extitular de la Alcaldía Miguel Hidalgo(2015-2018), Ex Directora General de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (2000-2006), durante el gobierno de Vicente Fox, candidata al Gobierno del Estado a de Hidalgo en 2010, y al parecer exitosa empresaria en el ramo de la ingeniería computacional. Quién sin ser militante de ese partido, ha hecho su carrera política bajo sus siglas, posiblemente la consideraron como la mejor opción por ser de descendencia indígena, al igual que somos la mayoría de los mexicanos. Nuestros antepasados bien pudieron pertenecer a uno de los muchos grupos originario: Azteca, Chichimeco, Huave, Huasteco, Lacandón, Maya, Otomí, Pame, Purépecha, Tacuate, Tepaneca, Tepehua, Tolteca, Tlahuíca, Totonaco, Zapoteca, por mencionar algunos.

Si llega a la presidencia de la república seguramente, implementará un modelo de desarrollo neoliberal o de plano de derecha. Empezando por el adelgazamiento del gasto público, lo que implicaría despido de personal y desaparición de algunas instituciones sociales; menor diversificación del comercio internacional; libre mercado de bienes y servicios; mayor descenso social de la clase media: amnistías fiscales en beneficio de evasores de impuestos; alza a las tasas de interés; ajustes salariales a la baja; impuesto a las pensiones y jubilaciones. Recordemos que, aunque es de origen humilde, para haber triunfado como empresaria tiene que pensar como cualquier empresario en sus actuaciones.

También tengo la impresión que pondría especial interés por ajustar los programas de bienestar social, como el de pensión para el bienestar de las personas adultas mayores, beca para el bienestar Benito Juárez de educación básica, pensión para el bienestar de las personas con discapacidad entre otros. Asimismo, podría Institucionalizar las “cuotas voluntarias” y las “fichas de admisión” o de plano iniciar un proceso de privatización de la educación y de la salud de la población, sin dejar de cumplirle a uno de sus muchos promotores el de reestablecer la pensión para los expresidentes de la república. Por si fuera poco, ha manifestado la idea de implementar un programa de seguridad similar al de Calderón.

Por su parte, el presidente, contra viento y marea, para asegurar la continuidad de su mandato, le ha apostado todo a Claudia, apoyándola económicamente a través de algunos programas sociales y de gobernadores morenistas de su mayor confianza. Pero, si llega a ganar, tampoco es la panacea a los problemas nacionales, poco mejorarían las cosas, ya que posiblemente formarían parte de su equipo de trabajo  políticos recicladas o similares a las de la actual administración de gobierno, quienes tienen bien clara y precisa la idea de que lo importante es la lealtad y no la eficiencia ni la vocación de servicio al prójimo y que cualquier ineficiencia, acto de corrupción e impunidad, que se manifieste, se le atribuya a los neoliberales del pasado o argumenten que existen malosos neoliberales que se colaron y traicionaron la confianza de quien los contrató.

Todo pudiera cambiar radicalmente, siempre y cuando, Claudia fuera capaz de deslindarse de cualquier tutela que le impida actuar libremente y tomar su propio rumbo que le permita arribar a buen puerto. De no modificar la estrategia implementada hasta ahora, seguiremos padeciendo decisiones sin planeación ni planificación alguna, tan ineficientes como las políticas educativas de salud y el combate a la corrupción, impunidad y delincuencia, que al parecer sólo fue un cuento, lo que complicó los problemas en lugar de darles su debida solución. También seguiremos viendo al frente de las principales instituciones sociales y en cargos de elección popular a personas ineptas y hasta acusadas de actos de corrupción, prevaleciendo la lealtad por encima del interés común.

Todo este proceso de selección anunciada de candidatas a la presidencia de la republica 2024, es una decisión política tomada por los grupos que dirigen al PAN, PRI, PRD, y la oligarquía del Frente Amplio por México y por el Presidente de México a nombre de la alianza “Juntos Hacemos Historia” (MORENA, PVEM y PT). Situación que seguirá sucediendo en cada proceso político-electoral, mientras no cambien las leyes electorales, esos pequeños grupos prácticamente seguirán decidiendo quienes asumirán los cargos de elección popular a nombre la mayoría de la población. Según el Instituto Nacional Electoral, al 25 de agosto de 2023, la lista nominal la integraban 96 643 495, electores, 50 213 989, mujeres y 46 429 441, hombres. Pero, lo más seguro que de esa cifra sólo el 60%, acudirá a las urnas, haciendo uso de su derecho de votar, lo que significa que un bajo porcentaje de la población es el que valida las elecciones y por lo tanto a los gobernantes.

Mientras tanto, no nos queda de otra que seguir con la esperanza para que algún día se pueda hacer realidad  que las ciudadanas y ciudadanos, tengamos derecho a votar y ser votados para todos los cargos de elección popular y que los partidos políticos promuevan la participación del pueblo en la vida democrática y contribuyan a la integración de los órganos de representación política y, como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, tal como dice la Ley General de los Partidos Políticos

Es triste pensar que falta mucho para que se cumplan los deseos y las aspiraciones de nuestros antepasados de poder “vivir en una sociedad más justa y más igualitaria, donde podamos transitar libremente a lo largo y ancho de nuestro territorio”.