Custodios de la vida

“Nada me importa tanto como la vida humana”: Oscar Arnulfo Romero

Cascada en Márcala, Honduras| Fotografía: Cortesía Xuchitl Pallares

El planeta, la madre tierra, nos piden de diversas maneras que le escuchemos, que la veamos, que la respetemos, que la amemos.

Mares, ríos, lagos, la tierra ha sido herida, contaminada durante lustros. Hemos ya hablado sobre el calentamiento global y sus efectos, no solo al planeta sino a la salud de todo ser vivo.

El cuidar el agua, las semillas que han de alimentarnos, es cuidar y preservar la vida de todos.

La semana pasada tuvimos una experiencia maravillosamente alentadora. Estuvimos conviviendo y aprendiendo de Custodios del agua y las semillas, de diversos países latinoamericanos; Honduras, Guatemala, El Salvador, Colombia, Brasil, Costa Rica y México.

Existe en Honduras una asociación de productores de café llamada Café Orgánico Marcala, (COMSA), la cual esta conformada por personas que aman la vida, a sus familias, al planeta.

Son una empresa que a la vez que comercializa café orgánico de excelente calidad, con precios competitivos, promueve, partiendo de la implementación de una educación innovadora, reflexiva y analítica, la transformación plena del ser humano, para cambiar su manera de vivir.

Se que suena increíble, pero es una realidad.

Constate que, si se puede limpiar y regenerar la tierra, que, si se pueden recuperar semillas de especies nativas, para una sana alimentación.

Agradecemos a quienes nos permitieron compartir y recibir conocimientos yendo a diferentes fincas, que antes habían sido suelos afectados por el uso indiscriminado de agroquímicos, y que a través del amor, mucho trabajo, perseverancia y constancia, hoy son bosques maravillosos, con agua, aire puro, plantíos de maíz y café de primera calidad.

Custodiar la semilla de la vida es prioritario en este momento, en que el planeta, la vida entera puede colapsar.

Observemos, hagamos conciencia de la importancia de lo que es una semilla, cuidarla, hacer que germine, seguir cuidándola, para que crezcan sus frutos, sanos plenos.

Transcribo el concepto de COMSA: “El trabajo en las parcelas, comienza con la selección de las semillas, el cuidado del semillero, del vivero, la plantación, etc.; en este sentido, la finca humana comienza con los niños, es ahí donde se enfoca el trabajo con los socios de COMSA y en la comunidad. Los hijos e hijas son los verdaderos aliados para el futuro, por tal razón se debe alimentar sus cerebros con informaciones importantes, con prácticas saludables, deportes, música, ciencias, arte, agricultura, amor, respeto, autoestima”.

Tuvimos el privilegio de conocer la escuela, que por cierto es además de bella, llena de conocimiento y alegría.

Escuchando la Oda a la alegría de Beethoven, los niños jugaban, saltaban, reían, aprendían matemáticas, francés, inglés, nos veían a los ojos, transmitiéndonos su certeza de que podemos tener un mundo así; pleno alegre, lleno de conocimiento.

COMSA International School: “El objetivo de convertirlo en un Centro Educativo Plurilingüe, dedicado a la formación integral de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, por esa razón se ha definido minuciosamente el proceso de educación que parte de los valores, la gestión emocional y el constructivismo educativo, implementando los métodos de enseñanza de Glenn Doman, Waldorf y Montessori”.

COMSA dirige sus más grandes esfuerzos para contribuir desde la práctica de agricultura orgánica, en la formación de verdaderos seres humanos, mediante la Responsabilidad social que conduzca a asegurar un futuro prometedor a las generaciones futuras, y seguir posicionada como una empresa competitiva, rentable y reconocida por su calidad de café.

La agricultura orgánica debe ser concebida no solo como no poner químicos, sino que es un cambio de conciencia en cada uno de nosotros.

Fue alentador constatar que si se pueden hacer las cosas, cuando se pone amor y empeño. 

Sus miembros empezaron desde abajo, prácticamente sin nada, pero querían cambiar el mundo, querían salir adelante, querían una vida plena para sus hijos, querían, quieren un planeta con vida sana.

Convivimos, aprendimos, compartimos anhelos, saberes y sueños. Conocimos a personas maravillosas de inmensa sabiduría, y enormes deseos de trabajar unidos, para lograr lo que muchos, desde hace lustros soñaron; autosuficiencia y soberanía alimentaria, alimentos sanos para una vida plena.

Entre cientos de pinos, encinos, arboles de café, me parecía escuchar la voz de tantos, y sobre todo, la enorme presencia de los ausentes.

Ahí estaba sin duda Óscar Arnulfo Romero, José Cárdenas Pallares, Bertha Cáceres, el Padre Héctor que tanto ayudo al despertar de corazones y conciencias en toda la región.

Es muy importante recordar, preservar la memoria, de quienes sembraron la semilla del conocimiento, del respeto y amor a la humanidad. Recordaremos un poco de su extensa e importantísima obra en próximos artículos.

La vida de cada uno de ellos es ejemplo de valentía, de amor a la vida, de entrega a la humanidad. La mejor manera de recordarles es sin duda trabajar por la senda que ellos abrieron y trazaron.

Es de suma importancia, el que las semillas de hacer las cosas de manera correcta, apropiada y amorosa germinen en nuestra mente, en nuestro corazón.

 Gracias a todos los Custodios de semillas y del agua. Gracias mil.