SOMOS NUESTRA MEMORIA: Me desperté a las 3 a.m.

Hay una gran diferencia entre dormir y soñar: dormir es más fisiológico, soñar es más psicológico. | Fotografía: Internet

Muchas personas buscan en el sueño una tregua para sus problemas, otras un reposo de la mente por sus pensamientos; algunos otros creen que despertarse a las 3 a.m., es una señal del demonio, o que un signo celestial les esta diciendo algo para su vida. Sin embargo, los procesos del deseo no se confunden ni con la fisiología ni con la neurología nuestra de todos los días.

Despertarse a las 3 de la mañana puede ser algo normal debido a que el cuerpo se siente descansado (eso es un efecto fisiológico), y también mentalmente tenemos un descanso a los continuos pensamientos que siguen mientras dormimos (sí, nunca dejamos de pensar aunque no lo creas; y sí, los sueños son pensamientos).

Cuando el sueño se vuelve patológico es cuando la ansiedad, generada por otros asuntos, se ve representada en la falta de higiene del sueño. El sueño se encuentra ligado íntimamente al deseo, por lo que muchas personas intentar resolver sus acciones pendientes, y en algunos casos se puede convertir en una pesadilla.

Hay una gran diferencia entre dormir y soñar: dormir es más fisiológico, soñar es más psicológico. Cuando dormimos pasamos por dos fases, la primera parte con un resultado más reparador para el cuerpo; la segunda parte del dormir es más frágil y por eso podemos despertar más fácil.

Para algunas personas es pesado despertar sin haber resuelto problemas que se resuelven soñando; la angustia puede ser mayor cuando el cuerpo se encuentra sin el descanso apropiado.

En muchos casos la tortura contra las personas consiste en quitarles la oportunidad de dormir, generando un sufrimiento bien marcado para la persona, dolor que se vuelve insoportable y la muerte cuando es fatal.

Como puede entenderse, el sueño es reparador cuando se duerme, por lo que muchas personas se despiertan contentas cuando tienen respuestas en sus sueños, muchas otras se sientes enojadas, frustradas y molestas cuando les quitan el poder dormir de manera adecuada.

En nuestro país, el 45 por ciento de la población adulta presenta mala calidad del sueño (según la UNAM), lo que se refleja en la dificultad para levantarse, cansancio, somnolencia desde las primeras horas de la mañana y deterioro de la calidad de vida, no tienen buenos habitos de sueño, y se pueden dormir en el trabajo, o quedarse adormilados después de comer (que en México le llaman Mal del puerco y es un proceso químico del estomago que afecta el cerebro). La Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado del Inegi, muestra que los mexicanos calificaron con un 8 (en un rango del 0 al 10) la frase: “todo el tiempo o la mayoría del tiempo” no duermen bien.

El dato anterior nos habla sobre el malestar de las personas en la calle, en la casa y en el trabajo, las malas pasadas que llegan a tener en sus relaciones, al grado de generar problemas sociales hasta llegar a ser insoportables, frustración y a la violencia.

Algunas personas tienen insomnio frecuente y es porque “deben algo”, como vulgarmente le dicen: son pendientes que son conscientes o que a veces se quedan en el inconsciente de la persona y que requieren de atención profesional con un psicólogo para poder resolverse.

Existen quienes toman medicamentos para dormir, lo que puede generarles distintos daños orgánicos a la larga y como les acabo de decir, no pueden resolver ese deseo que se intenta resolver con el sueño.

Muchas personas se drogan o consumen pastillas para dormir sin una prescripción médica, algo que puede ser peligroso a la larga por los daños que se pueden generar en el organismo y que al fin de cuentas no va a resolver el problema del sueño.

Como puede observarse, el sueño es un intento de cumplimiento del deseo, por lo que para entender los procesos del sueño se requiere conocer el deseo humano,  de lo que hablaré en otra columna.

En conclusión, el sueño permite a la personas tener salud, ser más libres y tomar mejores decisiones en la vida, gestionar el estrés y regular su vida física. Aquí también sin salud mental no habrá salud social.

El sueño es tan importante que muchos heróes fundaron ciudades memorables a partir de un sueño. Nos falta soñar más a nosotros.

Causas y azares…

  • La disputa del poder en Salud se encuentra centrada en el cumplimiento de las demandas de grupos sindicales, en detrimento de la clase trabajadora, por lo que estamos lejos de la Cuarta Transformación.
  • El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido, un libro del premio nobel de literatura Jean-Marie Gustave Le Clézio, es la recomendación de esta semana para quienes desean saber sobre psicología del mexicano.
  • Como ya les había augurado, Claudia Sheinbaun será la próxima presidenta, todo por la gracia presidencial, por lo que ahora nuestro trabajo seguirá siendo hacer el cumplimiento de los derechos a la salud mental.

Hasta la próxima, que somos los libros que nos han mejorado.

Boris González Ceja
Experto en proyectos de salud mental para resultados y fortalecimiento de equipos de especialistas en psicología en temas de violaciones graves de derechos humanos. Consultor de organismos nacionales como la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM e internacionales como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD y la Agencia Alemana de Cooperación Internacional GIZ. Notoriedad por excelentes estudios de psicología, investigaciones para leyes y por resolver problemas acuciantes a nivel internacional desde la ciencia psicológica.