ECOS LATINOAMERICANOS: La estrategia de Xóchitl Gálvez

Se requiere de fortalezas y consenso, refirió Xóchitl Gálvez. | Agencia Comunicación Gráfica

Las cosas parecen complicarse para la abanderada del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez. Lo que hace unas semanas parecía ser una candidatura fuerte que podría haber dado algo de pelea contra la llamada 4T, ahora parece entrar en una ruta mucho más complicada y accidentada. Si bien desde antes de que fuera designada como candidata de la triple alianza entre el PAN, PRD y PRI, Gálvez ya había sido objeto de críticas de parte del oficialismo, sobre todo del presidente López Obrador, en su momento esas críticas no parecían hacerle efecto negativo, e incluso más parecían que la estaban posicionando como una candidata que era temida por parte de MORENA y sus aliados.

Pero a partir de la exposición de la situación de la propiedad inmobiliaria de la que ella es dueña y sobre todo del plagio encontrado en su tesis de titulación, las preferencias por la senadora de Acción Nacional están estancándose y hasta retrocediendo un poco. Si bien la cuestión de la situación inmobiliaria no fue algo tan mediático, ya que únicamente tuvo el propósito de contradecir que Gálvez no apoyaba las demoliciones de infraestructura de vivienda cuando realmente sí había demolido edificios para dicho propósito, la situación del plagio de tesis sí logró una repercusión mucho profunda de lo que la actual aspirante opositora quiere admitir.

Este acontecimiento pone la credibilidad cívico-ética de Gálvez a la altura de la actual ministra de la Corte, Yasmín Esquivel, quien fuera blanco de duras criticas por el plagio de dos de sus trabajos profesionales, cuestionándole que no tenía ética  para estar en el cargo. En su caso, Gálvez trató de diferenciarse de la ministra reconociendo inmediatamente el plagio e indicando que estaría dispuesta a repetir su titulación en caso de ser necesario. Sin embargo, el daño ya estaba hecho; en este caso no es la idea de las consecuencias la que impacta frente al público sino el hecho en sí.

Gálvez con esto pierde buena parte de la credibilidad de ser la política transparente y honesta que ha tratado de proyectar frente al electorado en estas ultimas semanas. Sumado a la ya complicada postura político-ideológica que no ha querido definir, pero que tarde o temprano deberá de asumir y que desde luego tendrá que llevar cuesta arriba por toda la campaña, hace preveer una situación problemática.

Se supone que esta falta de definición le resulta complicada a Xóchitl Gálvez toda vez que, precisamente, la abanderada de la oposición trata de quedar bien con sectores que se ubican, en diversos espectros de la sociedad mexicana, incluso algunos que se contraponen. Esto trae muchas complicaciones. La primera es que por inercia tendrá que mover sus propuestas hacia el centro político, lo cual podría causarle roces con los sectores más conservadores, pero con el riesgo latente de que tampoco resulte lo suficientemente atractiva para sectores progresistas o de “izquierda”, es decir, corre el riesgo de moverse en medio de dos carriles sin que tenga beneficio de ninguno.

Al mismo tiempo trata de proyectar una imagen populachera, parecida a la de López Obrador en términos sociales, es decir, alejada de una percepción de élite y buscando comportarse con conducta más popular, ejemplos de esto lo hemos visto cuando se expresa con palabras altisonantes o directamente con groserías en público, tal como hizo cuando se refirió al plagio en su tesis donde indicó que “la pendejió”, o por ejemplo cuando se mofó de que le sirvieran un platillo de imagen fálica en Chihuahua hace unos meses  e incluso lo expuso frente a cámaras que la estaban grabando para demostrar que le parecía gracioso.

Todo esto se advierte comá intentos de proyectar imágenes que le sirvan para buscar simpatías entre los sectores más populares de la población mexicana, donde AMLO y la 4T tienen su principal base de apoyo. Sin embargo, Gálvez no está midiendo en esta estrategia de comunicación, una situación que el propio López Obrador ha tenido que afrontar y que también podría repercutirle a ella. Que justamente este tipo de conductas sociales son blanco de repudio de ciertos sectores de élite o de capas sociales con más poder socioeconómico, e incluso directamente de algunos profesionistas de clase media, por considerarse como “nacas” o “corrientes”.

Esto ultimo es una forma de clasismo que se vio reflejada en 2018, una razón quizás polémica y hasta superficial, pero que finalmente fue un impulsor para algunos sectores sociales que rechazaron a López Obrador y mejor brindaron su voto a Anaya o Meade, personajes a los que calificaban como mucho más “refinados” en cuestión social. Ahora, si Gálvez busca continuar imitando a López Obrador en este aspecto, corre el riesgo de que sea rechazada precisamente por estos sectores que cinco años atrás detestaron la idea de tener un mandatario de corte populachera.

Gálvez entonces debe tener cuidado con este tipo de estrategias, si bien tiene ya garantizada la votación del sector anti-AMLO, en el mejor de los casos el porcentaje de votos que podrá aportarle, con trabajo rozará los 30 puntos porcentuales, que, aunque no son poca cosa, no serán suficientes para prestar una batalla real contra la 4T.

Carecer de una imagen política genuina y una definición ideológica clara, parecen estarle perjudicando más a Gálvez en vez de ayudarla. Y ahora que su credibilidad ha sido dañada por la situación del plagio en el trabajo de tesis, las cosas no están en su mejor momento para ella. Ciertamente, falta tiempo para la elección de 2024 y puede retomar el rumbo, pero debe apresurarse a replantear buena parte de su estrategia, de lo contrario corre el riesgo de estancarse e incluso de erosionar su propia base de apoyo.