Estigmas, centralismo y mala praxis en salud mental en Michoacán

En el estado, 90 por ciento no recibe atención profesional; el 38 por ciento de las que acuden una vez no regresa

Las personas que viven con algún problema de salud mental tardan hasta siete años en buscar atención profesional. | Fotografía: Jeremy Perkins | Unsplash

Morelia, Mich.- Quien vive con algún problema de salud mental en Michoacán se enfrenta no sólo a los estigmas sociales, sino también a la falta estructural de acceso a la atención especializada, así como a la mala praxis de los profesionistas en el rubro.

Así lo reconoció Carlos Alberto Bravo Pantoja, director del área en la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM), en la rueda de prensa efectuada el día de hoy, en la antesala del 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental.

El psiquiatra señaló que las personas que viven con algún problema de salud mental tardan hasta siete años en buscar atención profesional, debido a todos los estigmas relacionados con este tipo de padecimientos, por ejemplo, el miedo a sentirse como locos o recibir algún tipo de discriminación por ello.

No obstante, reconoció que muchas veces estos estigmas son reproducidos por los propios profesionales de la salud, quienes ejercen prejuicios no sólo de este tipo, sino también homofóbicos (rechazo y discriminación contra gays y lesbianas), misóginos (contra las mujeres) y aporofóbicos (contra los pobres).

En este sentido, Bravo Pantoja apuntó que hasta 38 por ciento de los michoacanos no vuelve a consulta una vez que recibió la atención, una tasa de abandono dos puntos porcentuales arriba de lo que reporta la media nacional, aunque agregó que se han utilizado estrategias para acercarles el seguimiento, sobre todo en casos de riesgos mayores.

También reconoció que el acceso a la salud mental es un privilegio de clase, ya que los centros privados –cuyos precios de consulta están arriba de los 500 pesos por sesión– están abarrotados, mientras que los públicos no dan abasto a la población que lo requiere y que no puede pagar por la atención médica.

Al respecto, expuso que no hay una cifra local, pero que se puede usar como referente la de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual estima que, de las personas que requieren algún tipo de atención a su salud mental, el 90 por ciento no lo recibe.

Centralismo

A esto se suma el hecho de que casi toda la atención en este rubro está centralizada en Morelia, ya que, de los 28 psiquiatras que están adscritos a la SSM, el 89.3 por ciento brinda sus servicios en la capital: 12 en el Hospital Civil, uno en el de la Mujer, dos en el Infantil, ocho en el Psiquiátrico y tres como directores en el área de Salud Mental.

Sólo hay tres psiquiatras dando atención en otros municipios del estado: uno en Uruapan, otro en Pátzcuaro y uno más en Zamora, quienes atendienden, además, a las comunidades aledañas a estas localidades.

Esto, a pesar de que las comunidades indígenas de estas zonas, se enfrentan a dificultades graves, como Cherán y Nahuatzen, que han sido identificados como zonas de preocupación en las que “todo el tiempo se detectan adolescentes con riesgo de suicidio y consumo de alcohol”.

Entre las problemáticas más recurrentes en el estado están, además de estas dos, la depresión, la ansiedad y el tabaquismo, específicamente en la población entre 12 y 16 años, para quienes el consumo de ciertas sustancias –incluso legales, como el tabaco– produce sensaciones de placer efímeras que van generándoles la búsqueda de otras que conllevan otro tipo de riesgos.

Estos factores de riesgo se han agudizado después de la pandemia, según Carlos Bravo. Las tasas de suicidio, por ejemplo, en 2018 reportaban 5.1 casos por cada 100 mil habitantes, mientras que en 2022 ya eran 10.3, lo cual representa un aumento de más de 300 por ciento en un periodo de sólo cuatro años.

Personas en situación de calle no son enfermas mentales

Consultado sobre la salud mental de las personas en situación de calle, Bravo Pantoja dio a conocer que muchas instituciones, como los sistemas para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), suelen canalizarlas a la SSM.

Si bien señaló que hay personas en estas situaciones que presentan depresión o ansiedad, por las propias complicaciones de sus circunstancias de vida, y se les da atención y seguimiento en caso de que lo requieran, presuponer que padecen esquizofrenia o algún trastorno mental es un prejuicio equivocado.

“Es necesario entender que no por vivir en una situación de vulnerabilidad se tiene un trastorno mental, se trata, más bien, de que las personas en situación de vulnerabilidad tengan acceso a la atención”, vivan o no en situación de calle, reparó, ya que hay muchas personas en riesgo que tienen un trabajo o van a la escuela.

El funcionario insistió, sin embargo, en que la atención en el estado, que este año lleva más de 90 mil usuarios, se ha buscado acercar al interior del estado y específicamente a las comunidades, mediante ocho brigadas que están recorriendo permanente el territorio, así como a través de telemedicina, a la cual la población puede acceder a través del centro de salud más cercano a su comunidad.