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DEBATAMOS MICHOACÁN: Empoderamiento y emancipación

Para ejercer el poder se requiere de reconocimiento para tener libertades. | Fotografía: cortesía Gerardo Herrera

Qué entendemos por “el poder”. Conceptualmente el poder tiene un tratamiento histórico, pero aquí, lo comprendemos como la acción que ejercen los seres humanos, sobre los seres humanos, es decir, la asimetría del ejercicio de someter, controlar o disciplinar al otro. También lo podemos comprender como tener la capacidad de: trabajar, correr, disfrutar, manejar, estudiar, someter y cualquier otra acción, que tenga implicaciones en una red de relaciones humanas para alcanzar lo que se desea.

No obstante, para ejercer el poder se requiere de reconocimiento para tener libertades, y entandamos la libertad como la capacidad de decidir cuando menos entre dos opciones (Nietzsche Friedrich), cuando solo hay una opción, estaremos frente a un proceso de someter a la otredad, sin la capacidad de decidir.

El ser humano, es un ser vivo, y desde ahí, también el poder del ser humano es utilizado para el control de la materia inerte (el petróleo, el agua, la tierra, el aire, la luz) o de las plantas y los animales en la naturaleza. El poder, es decir, la capacitad de controlar, puede ser sobre otro, otros humanos o no, o bien, puede ser integral sobre el planeta y el mundo; este mundo que es fondeado por el capital financiero, el cual es sometido por los grandes capitales empresariales; menos de una decena de empresas que controlan muchas áreas productivas en el mundo.

Para Michel Foucault, poder es, las líneas y vínculos intrínsecos para someter los cuerpos, siendo más representativas las relaciones de padres-hijos, docentes-alumnado, médico-paciente, es decir, son las relaciones en microfísica del poder, en donde también se incluyen los espacios para determinar ese poder: en la casa, la oficina, el comercio, el parque, los estadios, en todos los lugares públicos y privados de la sociedad.

En tanto que para Max Weber el poder es la posibilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento. El poder es diferente de dominación o autoridad. Dominación es la obediencia a un mandato entre personas, es la imposición propia de la voluntad sobre el otro. En tanto que autoridad es un derecho legitimado o positivado, que implica dar órdenes en virtud de una posición jerárquica. 

Hoy el poder, expresa Dussel, es un poder que transitó de mandar a un poder que obedece, tal cual lo expresa el levantamiento del Ejercito Zapatista en 1994; así, expresa este teórico, que, desde la ética política, el poder se transformó en la posmodernidad.

En este contexto, deseo escribir sobre el poder que ejerce la mismidad sobre la otredad (singular o plural); el poder toma una posición frente al otro sobre cinco estructuras que tiene la otredad: el tiempo, el cuerpo, los recursos, la conciencia, y la información; desde el cuerpo, el poder somete a través del erotismo, salud-prevención, espacios, apariencia.

Para estar empoderados requerimos de avanzar significativamente sobre el control y manejo de dichas estructuras: yo decido sobre mi tiempo, respecto de mi cuerpo, incluso sobre los recursos que tengo, mi conciencia, mis emociones y la información que tengo; la decisión implica contar con la libertad para definir qué, es lo que deseo sobre mis estructuras de poder.

El Estado reconoce a la persona, y de igual manera, le reconoce una igualdad sustantiva frente a los demás, es decir, todos son iguales desde las leyes, lo que le permite asumir la libertad para decidir, utilizando su racionalidad.

Las estructuras del poder son fundamentales o para empoderarse o bien para ejercer el control, someter, o disciplinar, bajo mecanismos de subordinación o dominación del otro: así, el tiempo puede ser  controlado por otro; no obstante cuando hablamos de prestar tu trabajo mediante contrato, observamos que hay un acuerdo, es decir, la libertad de pactar o bien de decidir; no obstante un esclavo no podrá decidir sobre su tiempo, tampoco lo podrá hacer un menor de edad, porque está supeditado a la decisión de sus padres o tutores, cuando sea mayor de edad él podrá tomar las decisiones que quiera. Y es que el tiempo es dinero, se empodera un sujeto si es que sabe tomar decisiones sobre su tiempo.

El cuerpo, al igual que el tiempo, puede ser controlado por la otredad; quien controla el tiempo, controla el cuerpo (en un salón el docente define el tiempo y mueve los cuerpos, ejemplo de ello, el momento de receso para el recreo, salen y entran del salón los cuerpos).

De esta manera, estoy empoderado cuando yo decido sobre mi cuerpo y su: erotismo (yo decido sobre mi derecho sexual y reproductivo); salud-prevención (nadie puede obligarme a tomar decisiones en materia de salud, en todo caso se me propone, se me sugiere, pero no se me puede imponer); espacio (la recámara, el closet, el espacio del baño, es un derecho corporal en donde yo decido, porque ahí desarrollo un espacio a mi intimidad), es decir los espacios son las extensiones del cuerpo; apariencia (derecho humano a que nadie puede discriminar sobre mi apariencia y la forma de vestir, tatuajes, corte del pelo, color del pelo, horadaciones)

Si yo mando en mi cuerpo, quiero mandar en mi casa, en mi comunidad, de ahí la importancia de mandar sobre el cuerpo porque te empodera para actuar sobre otros espacios.

Igualmente, la mismidad tendrá acceso a decidir sobre los recursos personales, y ello, da poder; se tiene poder cuando tenemos pertenencias: la casa, un terreno, libros, útiles de labranza, otros, como el dinero, o bien, los estudios como la licenciatura, el doctorado, dan poder y solo yo decido que hago con dichos recursos; sin embargo, se podrá influir en el manejo de los recursos, sobre todo del dinero, generando violencia económica o patrimonial frente a su otredad.

En el caso de la conciencia, cada persona en el ámbito de su competencia decide sobre sus conocimientos, pensamientos, creencias, sus usos y costumbres, donde yo me empodero sí defiendo las posiciones que tengo; pese a ello, se podrá influir en la conciencia del otro, generando las condiciones para someter y controlar su cuerpo y su conciencia.

Y desde luego la información que puede manejar la persona y sobre la cual decidirá; y es que Michel Foucault expresa que el poder es saber. No obstante, la información puede ser arrebatada por el otro por coacción o por el miedo. Pero el saber, también nos da placer, el conocer y mantener información para nuestro beneficio, como el conocer nuevos datos, nuevas narrativas nos da satisfacción.

El otro, que puede ser hombre o mujer, pero hablemos de la masculinidad y de sus mandatos: sabiduría, poder, autoridad, jactancia, violencia y las potencias: sociales, políticas, culturales, económicas, con sus ideologías machistas, clasistas, racistas, homófobas, xenófobas; pero en especial las machistas, las que han generado que a los hombres se les castre sus emociones, se les ha mandatado odiar lo femenino, despreciarlo, porque solo las mujeres están rajadas, son emocionales e indiscretas, y por ello, el machismo se permite: someter, subordinar o dominar a la mujer; así el hombre: habla, grita, jalonea, golpea, y desde luego mata (el feminicidio, o el crimen de odio por homofobia).

Para ejercer el poder se requiere de libertad; pero, ¿qué es la libertad?, es la capacidad que tenemos la humanidad para tomar decisiones; es decir, la libertad permite tener la capacidad de decidir, entre dos opciones, no necesariamente en un continuum entre las dos opciones; así la decisión desde lo ético nos expresa lo bueno o lo malo.

Cuando yo decido sobre mi tiempo, mi cuerpo, mis recursos, mi conciencia, mis emociones, y mi información, me estoy empoderando; este proceso de empoderamiento, debe ir trabajado paralelamente con la emancipación, es decir, cuando yo tengo la libertad y la autonomía de decidir sobre mis estructuras del poder, deslindándome de los mandatos de feminidad o masculinidad que tenemos impuestos culturalmente; en el caso de la mujer su mandato de obediencia, me emancipo, cuando logro desmarcarme de la obediencia frente al otro para cumplir un rol establecido socialmente.

El poder puede ser utilizado a través de la violencia (cuando la otredad invade las estructuras del poder, sin el permiso y con la intensión de controlar, disciplinar, someter, es decir subordina o domina) o el amor; la violencia entendida como el acto que tiene relación con el ejercicio de la fuerza física, verbal, patrimonial, económica, sexual, política, de género, entre otras, sobre una persona, animal u objeto originando un daño sobre los mismos de manera voluntarias o accidental. O bien, el amor, entendiendo este como un sentimiento supremo que una persona experimenta sobre la otredad. Amar no es solo afinidad o química entre dos personas, el amor es sentir valores como el respeto, además de la conexión, libertad al estar junto con la otra persona, amor es en todo caso una unión no material.

El amor nos hace dar nuestro tiempo a quienes amamos, por eso el regalo más importante es el tiempo; se puede regalar el cuerpo a la otredad por amor, y entonces fluyen los recursos en regalos, y entregamos nuestros conocimientos, los compartimos, como se puede compartir la información.

Para ejercer el poder necesitamos de la libertad, de la emancipación y el empoderamiento, y requerimos los hombres deconstruir nuestros mandatos de masculinidad y potencia y potencializar nuestra deconstrucción con inteligencia emocional y creación y desarrollo de conciencia. Las mujeres deben seguir trabajando en su emancipación de su mandato de subordinación.

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