ECOS LATINOAMERICANOS: La arriesgada maniobra de Macri

Mauricio Macri. | Fotografía: AFP

Tras conocerse los resultados de la primera vuelta presidencial en Argentina, el expresidente y líder ideológico del bloque opositor Juntos por el Cambio, Mauricio Macri, ha anunciado públicamente su apoyo al candidato libertario Javier Milei, lo anterior debido a que su bloque no logró llegar al balotaje, ya que su candidata, patricia Bullrich quedó en tercera posición con un casi 24% de la votación nacional.

Aunque en términos ideológicos, sobre todo de teoría económica, la diferencia entre Macri y Milei no es tan marcada como con el peronista Sergio Massa, con quién el segundo disputará la segunda vuelta el próximo 19 de noviembre, ya que ambos representan la simpatía por el neoliberalismo, únicamente que Milei radicaliza más dicha corriente económica, empero sí resulta polémico un apoyo tan directo y marcado como el anunciado en los pasados días.

Lo anterior tiene su explicación en que Milei durante los últimos dos años de su carrera política se ha presentado como un personaje que detesta el sistema político argentino en general y que en teoría aborrece, o al menos aborrecía, a la clase política tradicional argentina. De hecho, hasta hace unas cuantas semanas el anarcocapitalista libertario no dudaba en meter en el mismo saco al resto de sus contrincantes políticos, al señalar que todos eran parte de una casta política que solo había empobrecido a los individuos del territorio nacional.

En parte, las simpatías que tuvo en un inicio justamente provinieron de esta posición radical antisistema, donde incluso señalaba que “no se podían cambiar las cosas con los mismos de siempre”, y aunque su principal critica fue contra el kirchnerismo, tampoco dudó en criticar a Macri y a su bloque, llamándoles “tibios” y “zurdos”. Básicamente indicaba que el bloque de Macri era más de lo mismo; aun así, no dudó en aceptar rápidamente el apoyo del expresidente apenas se conocieron los resultados electorales.

Por inercia y presión de Macri, la excandidata Patricia Bullrich apoyó en público a Milei, dando a entender que ya habían limado asperezas y que tenían que trabajar en conjunto para acabar con el kirchnerismo que era su enemigo común. Milei obtuvo casi 30% y Bullrich el casi 24%, sumando esos porcentajes en teoría obtendrían más del 50% necesario para ganar. Pero debe recalcarse que la política es más parecida a la química que a las matemáticas; no es ni remotamente seguro que el casi 24% de los votos de Bullrich irán a Milei aun cuando ella y Macri están pidiéndole eso a sus simpatizantes y a su militancia.

Y es que precisamente esa es la verdadera disyuntiva que esta afrontando Macri, y en menor medida Milei. En el caso del expresidente, el bloque que el lidera, no es políticamente homogéneo, tiene diversas corrientes a su interior, y ahora el haberle dado el espaldarazo al candidato libertario ha generado profundas divisiones que amenazan con romper por completo al bloque de Juntos por el Cambio.

Si bien, la línea dura del macrismo, representada sobre todo por el partido PRO, sí votará por Milei, los aliados de la Unión Cívica Radical ya se pronunciaron contrario a esta decisión del expresidente, ya que consideran que Milei es un sujeto demasiado inestable y sus propuestas son extremistas y vulneradoras de algunos derechos sociales. Al mismo tiempo liderazgos importantes como Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, ya han señalado su crítica a Milei y han indicado que no apoyarán a ninguno de los candidatos. Aun así, Macri ha optado por brindar apoyo a Milei a cambio de dirigir la alianza y con ello estar en primera línea en el reparto de cargos en caso de lograr la victoria, cosa que por lo pronto Milei parece a estar dispuesto a conceder.

En este sentido Macri está haciendo una apuesta grande pero arriesgada, por un lado apoya directamente a Milei con la expectativa de ganar y que así el expresidente pueda volver a la política nacional desde una nueva forma de oficialismo, aprovechando que justamente Milei requerirá a negociadores de la política como Macri para estabilizar un futuro gobierno; aunque por el otro lado es también muy peligroso este movimiento político del expresidente, ya que al lanzarse directamente a buscar la alianza con Milei sin hacer previa consulta con su bloque y sus liderazgos, ha generado una enorme inconformidad que en caso de no llegar nuevamente al ejercicio del poder, no le será perdonada, por el contrario, su movimiento político seguramente quedara muy rezagado y hasta en riesgo de desaparecer.

Por lo tanto, Macri ha quemado las naves con esta peligrosa alianza, es ya prácticamente un todo o nada para el exmandatario, si gana Milei, quedará en la vanguardia para estabilizar un nuevo gobierno y de ahí podrá volverse a propulsar para seguir en el juego político, si pierde quedará completamente relegado y prácticamente sin ningún tipo de aliados relevantes, con ínfima posibilidad de volver a conseguir cargos de importancia en la política nacional.

Por su parte, Milei no va en una ruta tan distinta, ahora que le ha abierto las puertas al macrismo, su movimiento también ha mostrado fisuras al interior, aquellos “libertarios puros” se oponen radicalmente a incorporar al macrismo y su gente, ya que justamente, como se indicó con anterioridad, el movimiento de Milei en teoría buscaba combatir a la casta política tradicional, y esta alianza contradice completamente ese propósito.

Ya más bien parece que el único objetivo real es derrotar a Massa y al kirchnerismo, pero el problema es que al pretender una sumatoria directa de la votación de Juntos por el Cambio a Milei, la principal oposición corre el riesgo de perder sus propias bases de apoyo. Al mismo tiempo, Milei sacrifica reputación y capital político, por lo tanto, también es una apuesta peligrosa la que él hace.

Con la ayuda de Macri espera alcanzar la victoria y así convertirse en presidente, en caso de que resulte este supuesto ya después verá como calma a su militancia más pura y adversa a la política. Sin embargo, ahora que ha aceptado esta ayuda, el perder la elección no solo va a significar perder en esta ocasión la entrada a la Casa Rosada, sino también saber que ya no podrá sostener su discurso antisistema y de supuesta alternativa a la política tradicional.

La alianza con Macri ha hecho que Milei quede expuesto como un neoliberal más del montón, dispuesto a pactar con políticos tradicionales, siempre y cuando respeten las bases de sus propuestas económicas, que en este caso es la restauración del neoliberalismo.

Tal vez ahora Milei ha incrementado sus posibles votos, pero aun no está claro si será suficiente para ganar. Tanto él como Macri han optado por jugar un todo o nada en esta próxima elección, no solo para ellos sino incluso para el propio neoliberalismo en Argentina; si ganan recuperarán el control del gobierno que les arrebató el peronismo hace cuatro años, pero si pierden no solo no podrán ser gobierno por el próximo cuatrienio, sino que el neoliberalismo verá la caída prácticamente definitiva de dos de sus fichas más fuertes en el tablero político, sin que se vea alguna otra que pudiera representarlos de forma tan sustancial.