Una ofrenda para Urso Silva, editor, librero y fundador de Morevallado

Conversatorio con editores formados en su escuela destacan la calidez humana y generosidad de quien habló siempre con pasión de los libros.

Urso Silva, en una imagen integrada a su ofrenda.

Morelia, Mich.- En el Museo de Arte Colonial, un homenaje a quien no le gustaban los homenajes recibió póstumamente Urso Silva López, editor y librero fundador de la editorial Morevallado, con una ofrenda en su honor y un conversatorio –“Los sentimientos de la edición”-, de parte de sus familiares y continuadores de un legado fiel al olor a la tinta, al papel y al libro como señuelo para cazar lectores.

Fallecido el 14 de abril del 2023, Urso Silva destacó no sólo por su oficio, sino como un gran ser humano, un padre de familia que dejó en su descendencia los valores del trabajo, de la dignidad por el esfuerzo, señalaron los participantes en el conversatorio, Laura Solís, José Mendoza Lara y Miguel Ángel García, durante el evento que se llevó a cabo en el Museo de Arte Colonial la noche del lunes 30 de octubre y que cerrara con poesía prehispánica declamada por el librero Guillermo Ortiz.

José Mendoza Lara, poeta discípulo de Urso Silva y fundador de Jitanjáfora, destacó que cuando llegó a Morelia con apenas 20 años de edad procedente de Camargo, Chihuahua, se topó con un “nicho mágico”, la librería Urssus ubicada en la calle de Allende 428 en esta ciudad, donde de la guía inicial del maestro surgieron las letras y personalidades de Rayuela, Cien años de soledad, La región más transparente, Los versos del capitán, Aura, Cantar de Ciegos, La vuelta al día en 80 mundos, El siglo de las luces, El miedo a la libertad, El asalto a la razón o La izquierda hegeliana, a la par de las editoriales Alberto Corazón, Joaquín Mortiz, el Fondo de Cultura Económica, de Amorrortu, Taurus, Salvat, Siglo XXI, Porrúa, todo en un espacio “con el reconocido olor erudito de las librerías excelsas”.

Mendoza, quien a partir de visitar la librería se convirtiera en el aprendiz y conociera del librero los secretos de las artes gráficas, de los tipos móviles y se llenara con el ruido de rotativas, prensas planas, guillotinas y el caer del plomo en los linotipos, destacó la tarea del editor objeto del homenaje: Urso Silva editó “desde La Relación de Michoacán de nuestros ancestros hasta el Paseo por Morelia de Xavier Tavera Alfaro, las Obras Completas del maestro Severo Iglesias, libros y colecciones literarias, científicas, artísticas, filosóficas y de historia regional….”, además de pugnar por una Ley del Libro en Michoacán “que garantizara la dignificación justa en todos los aspectos culturales”.

Quien recibiera el apodo de “Alma Grande” de parte de Silva López, destacó en su participación leída con gran emotividad que “la magnitud de Don Urso, ícono moreliano de los libros, nuestro Siervo de la Edición y amigo fraterno de los lectores de este mundo, continuará acrecentándose en el Aleph inconmensurable de nuestros horizontes, hasta que se fragüen en el linotipo de los tiempos las palabras, las letras y sus enigmas.”

Miguel Ángel García, heredero de la tradición editorial de Urso Silva a través de Mendoza Lara y fundador de la editorial Silla Vacía -“una rama chiquita, muy chiquita de Morevallado”-, destacó en su intervención que el homenajeado “era reacio a los homenajes”, con una fidelidad a “sus grandes amigos, los libros, y con los cuales, decía, sé que estoy acompañado”.

García ponderó, al igual que Mendoza y Solís, la entrega de Urso a su familia, familia que “está a la altura de su legado” al darle continuidad a la labor editorial que, al igual que su fundador, se mantiene presente en las ferias del libro y en alimentar las prensas con novedades editoriales.

“Decir que Urso Silva se manifiesta en su totalidad es hablar de su amor a los libros, a la edición, a la palabra impresa”, señaló el joven editor, quien recordó que esa reflexión le surgió al encontrarse con el maestro en una feria del libro en Peribán, donde se dijo sorprendido de escucharlo hablar “con tanto amor, con tanto cariño, con tanta pasión hacia lo que conlleva el libro impreso.”

La historiadora Laura Eugenia Solís refirió la obra de Urso Silva como la continuidad de “los primeros libros escritos desde Tzintzuntzan, Michoacán”, entre 1552 y 1559 del franciscano Maturino Gilberti y que imprimió Juan Pablos.

“A mediados del siglo XX, se establecen las editoriales de Fimax-Publicistas y Balsal Editores, cuando estas cumplieron su misión o una etapa de existir, surge el proyecto de Urso Silva López con decisión, coraje, valentía, fuerza y sobre todo generosidad, y con el amor de su esposa y madre de sus hijos, la señora Emelia Bedolla Ramírez, quien les enseñó a valorar el trabajo y esfuerzo de su padre a sus hijos e hijas, quienes estaban pequeños o jovencitos. Urso había decidido hacer de Morelia la Galaxia de Gutemberg, y asimilar la experiencia de Valladolid Morelia para crear Morevallado con su equipo de trabajo”, leyó la docente e investigadora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Los pasos de Urso Silva, señaló, “siguen resonando en las baldosas de las calles, en las tardes de crepúsculo maravilloso o a media mañana cuando regresaba del café, o en la noche cuando salían del cine o de la librería que estaba en la calle de Allende o en El Faro de Alejandría”, otra de las librerías establecidas por el editor y que permanece. “Fueron varios los domicilios los que ocupó la imprenta de Urso, labor titánica; conseguir las máquinas, trasladarlas, hacerlas funcionar, mantenerlas productivas para ver terminados los libros que ahora ya no eran de otras editoriales nacionales o extranjeras, sino de una editorial moreliana, Morevallado”.

La ofrenda a Urso Silva López, nacido en 1938 en Iramuco, Acámbaro, en Guanajuato, se mantendrá expuesta esta semana en el Museo de Arte Colonial, ubicado en Benito Juárez 240, Centro Histórico.