ECOS LATINOAMERICANOS: El reaccionarismo neoliberal

Javier Milei, presidente electo de Argentina. | Fotografía: Europa Press

El nuevo presidente electo de Argentina, Javier Milei, ha invitado a una serie de polémicos políticos a su toma de protesta para dirigir el destino de esta nación latinoamericana por los próximos cuatro años. Dentro de estas controversiales figuras se encuentran lideres como José Antonio Kast y Jair Bolsonaro, procedentes respectivamente de Chile y Brasil, y que respaldan fervientemente al proyecto libertario de Milei ¿Pero realmente que representan estos personajes?

Bolsonaro fue presidente de Brasil entre 2018 y 2022, pero ya desde antes se caracterizaba por un discurso histriónico, con lenguaje popular y políticamente incorrecto. Proveniente de las filas del ejército brasileño, se opuso al fin de la dictadura (1964-1985) y amenazó con volar cuarteles, por lo que fue suspendido del ejercicio de dicha corporación, posteriormente iniciaría su carrera en la política nacional, siendo un severo critico de las posturas de izquierda, especialmente contra el PT y Lula da Silva, considerándoles corruptos y causantes del atraso de Brasil.

Por todo ello Bolsonaro recurrió a una estrategia de campaña donde aprovechó la investigación judicial contra Lula entremezclándola con una glorificación de la dictadura militar, combinando esto a su vez con la promoción de posturas neoliberales y una reaproximación con occidente, sobre todo con Estados Unidos.

Bolsonaro logró ejercer la presidencia, sin embargo, la falta de un combate serio a la corrupción y las consecuencias de una mala estrategia contra el COVID-19 generaron que fuera derrotado en las urnas en 2022 por justamente Lula da Silva. En los últimos meses su movimiento parece haber decaído, en parte por los arrestos e investigaciones contra las tentativas golpistas perpetradas a comienzos de este año, aun así, el exmilitar tiene todavía una base de apoyo considerable.

Kast por su parte, aun no ha conseguido el poder en Chile, aunque ha estado cerca de lograrlo. A finales de 2021 contendió por la presidencia con un movimiento independiente, aunque ideológicamente vinculado a la extrema derecha, logrando quedar en primer lugar, pero sin suficientes votos para evitar un balotaje, al final acabó perdiendo en la segunda vuelta contra el actual presidente de Chile, Gabriel Boric, pero no sin antes haber logrado prácticamente un 45% de la votación.

Es muy enigmático este resultado, en especial porqué Kast prácticamente hizo una ruptura con la derecha clásica de Chile a la que acusó de desviarse de sus principios más elementales. Y en la pasada elección para constituyentes, tras el primer fracaso de votación para una nueva constitución, son legisladores afines a Kast los que lograron la mayoría en dicha convención, y por consiguiente él y su movimiento político son los principales promotores de este nuevo borrador constitucional que será sometido próximamente a una votación, borrador que muchos analistas consideran como mucho más conservador que la actual constitución chilena creada por Pinochet.

Estas dos figuras, junto con Milei en Argentina, aunque puedan tener un gran marketing político, incluyendo discursos antisistema o hasta contrarios a los principios democráticos, siguen llevando el principio económico de la mayoría de las derechas latinoamericanas, que es el modelo neoliberal. Aun cuando se presenten como figuras caudillistas o de mano dura, finalmente estos tres personajes comparten el hilo común de seguir promoviendo el liberalismo económico, la disminución de derechos a minorías invisibilizadas, así como promover políticas exteriores alineadas completamente al capital extranjero por sobre el nacional, sobre todo estadounidense.

Lo anterior significa que estas figuras son meramente la reacción más radical del viejo esquema neoliberal implantado a finales del siglo XX en la región. Ni Kast, ni Milei, ni Bolsonaro proponen modificaciones reales en materia económica, simplemente reaplicar el viejo neoliberalismo, solo que radicalizándolo aún más.

El éxito de estos personajes radica no propiamente en su propuesta económica, sino directamente en sus actitudes políticas, a la gente parece gustarle la idea de un líder que habla con lenguaje coloquial y hasta altisonante para insultar a la clase política tradicional, misma que ha quedado a deber en muchos aspectos a la ciudadanía. Estas figuras se presentan como supuestas nuevas alternativas a la vieja política, la cual consideran corrupta e ineficiente, pero en el fondo el contenido real de sus propuestas es en esencia el mismo que existió durante los noventa: reducción del intervencionismo estatal lo más posible, dejando al libre mercado como único regulador de las principales problemáticas sociales.

Probablemente la incorrección política de estos individuos, sumada a su estrategia de comunicación por redes sociales, les ha dado un gran posicionamiento político, sin embargo, esto no es suficiente por sí mismo para terminar colocándose como una genuina alternativa política. Basta ver por ejemplo el caso de Bolsonaro, su éxito lejos de medirse en el campo social o económico fue netamente una cuestión política-electoral, donde consiguió desbancar a la derecha tradicional brasileña y forzar a su elite y militancia a tener que votar por él para evitar el regreso de Lula, que aun así no logró conseguir, sin embargo, y aunque pudo subir varios puntos en el balotaje, ya el pueblo brasileño sabe bien las limitantes de este personaje. Al final ni seguridad física ni social, ni tampoco el desarrollo económico fueron elementos que se caracterizaron en su gobierno, lo cual finalmente le terminó por repercutir.

Es probable que lo mismo ocurra con Milei ahora que ha sido electo y quiera llevar a cabo sus reformas “libertarias”, que son simplemente neoliberalismo más profundizado. La población argentina tiene expectativas de estabilidad y crecimiento económico, de tal forma que en el caso de que estas no sean logradas con las propuestas de Milei, el libertario probablemente iniciará otra estrategia mediática para tratar de justificarse, pero los pueblos tienen límite de tolerancia, el límite de Macri fue de 4 años, seguramente el de Milei será mucho menor.

Y aunque todavía no ha llegado al poder probablemente Kast haga lo mismo, ejerza un discurso autoritario de incorrección política pero que en el fondo solo será mera pantalla para profundizar el esquema neoliberal, que por obviedad será resentido por la sociedad chilena, como ya ha ocurrido antes.

Se advierte entonces que este tipo de “nueva derecha” o de “ultraderecha” en Latinoamérica, lejos de aportar nuevos componentes a la discusión pública, únicamente pretender mantener viva y en ejercicio del poder la propuesta neoliberal del siglo pasado, en todo caso lo único “innovador” son los cuestionamientos anti institucionales y hasta críticos de la democracia. Por todo ello, más bien este fenómeno es la reacción más conservadora y radical del neoliberalismo frente al fracaso de sus “militantes políticamente correctos”.