Todavía no está todo escrito…

Códice Florentino.

Todavía no está todo escrito, de lo que fue nuestra verdadera historia. Nuestras raíces y cosmovisión es sumamente rica, y hay mucho más por descubrir.

En los últimos meses ha habido muchísimos hallazgos arqueológicos, que de inicio nos muestran su espléndida belleza, su asombroso conocimiento de ingeniería, de astronomía para saber la dirección, el lugar en donde debía ser construida una ciudad, un templo, un espacio para el juego de pelota, una escuela, las casas. Cada edificio, cada pieza lleva en sí mismo muchísima información de nuestro pasado, aún por investigarse.

De lo más importante y asombroso que acaeció en los años posteriores a la invasión europea de Mesoamérica en 1521, fue que los pueblos indígenas sostuvieron sus tradiciones y su cosmovisión, con enorme valentía y resiliencia creativa, que debe ser considerada un ejemplo en la historia de la humanidad

 No obstante, de sufrir la pérdida de su historia con la destrucción de sus ciudades y templos, así como la quema de sus más preciados libros pintados (códices), los habitantes de pequeños centros y grandes ciudades se dedicaron a volver a pintar y a escribir su historia, es decir, a pintar un nuevo mundo. Los grupos indígenas pintaron y escribieron manuscritos históricos, genealógicos, económicos y legales en los que combinaron la escritura alfabética bilingüe en lengua indígena y en español con pinturas que sintetizaron, con su estilo novedoso, el cambio histórico que experimentaron los pueblos indios después de la conquista.

Los manuscritos pintados por indígenas en formato de libro europeo son obras que dan testimonio de la resiliencia creativa de este momento. Obras como el Códice Borbónico, el Códice Durán, el Códice Mendocino, el Códice Telleriano-Remensis, el Códice Ríos y el Códice Aubin, de 1576, todos en bibliotecas europeas, son ejemplos sobresalientes. Sin embargo, el producto más importante de este esfuerzo por recuperar la dignidad que trae consigo la profundidad temporal de una cultura es el llamado Códice Florentino, o Historia general de las cosas de la Nueva España, realizado entre 1575-1577 en la ciudad de Tlatelolco por Bernardino de Sahagún y un grupo de coautores nahuas integrado por sabios, en náhuatl tlamatinime, y pintores o tlacuiloque.

El Códice Florentino fue concebido como una enciclopedia en 12 volúmenes que abarca todos los aspectos de la vida y la cultura de los antiguos pueblos del Centro de México, hablantes de náhuatl. Los 12 volúmenes fueron escritos en dos columnas paralelas, la original en náhuatl a la derecha y la traducción resumida al español a la izquierda. Acompañados por pinturas enmarcadas; algunas tienen brillantes colores y otras están hechas en blanco y negro. Sahagún   describe como gramáticos trilingües a los indígenas que escribieron y pintaron su historia, para ser leída por otros.

Este códice es llamado así porque se conserva en la Biblioteca Medicea Laurenciana de Florencia, Italia, es una copia que envió Fray Bernardo de Sahagún a Roma con el padre Jacobo de Testera para que fuera entregada al papa en 1580.

En 1590 muere Saghun, en 1732 San Juan de San Antonio, menciona que el manuscrito se encuentra en el convento de Tolosá en España, y que de ese texto salieron las ediciones de la Historia General de la Nueva España.

En 1762, el texto es adquirido por un librero de Madrid, el cual vende una parte del texto a la Real Academia de Historia y la otra parte al Palacio Real, esa parte es actualmente conocida como los códices Matritenses.

En 1793, los códices Matritenses con numerosas variantes, adiciones, así como el texto en castellano de la Historia General de las cosas de la Nueva España, llegan por razones no muy claras a la biblioteca Medicea Laurenciana de Florencia, a cargo de la Familia Medici, ese texto es conocido como el Códice Florentino.

En 1979, el Archivo General de la Nación pública la primera edición facsimilar del Códice Florentino.

En 2001, la editorial Mas Cultura y Aludos, publica la primera edición facsimilar de lujo, en cuatro volúmenes reordenas por Miguel León-Portilla.

En 2013 la biblioteca Medicea Laurenciana, pide financiamiento a la biblioteca del Congreso de Estados Unidos para que sea digitalizado el Códice Florentino, para que formase parte de la biblioteca digital mundial. el Códice Florentino nos permite conocer, gracias a su riqueza narrativa y a sus casi 2.500 ilustraciones, los dioses, los calendarios, las profesiones y demás aspectos de la vida cotidiana de los mexicas. Por todo ello se considera la fuente de información más confiable sobre el Imperio Mexica.

Aunque el documento se podía consultar en digital a través de la Biblioteca Digital Mundial desde 2012, su lectura era imposible para quienes no conociesen la lengua náhuatl o el castellano antiguo. Así que, tras más de 6 años de mucho esfuerzo y trabajo, una nueva versión digital, fue escrita en la versión moderna de ambas lenguas y con posibilidad de traducción al inglés.

Si no está en Internet, no existe. Esa es tal vez una de las frases que mejor describe el momento histórico actual, en el que es más frecuente buscar información a través del navegador que en los pasillos de una biblioteca. Es por esta razón que un equipo del Getty Research Institut, se empeñó en darle una segunda vida al Códice Florentino, abriendo su contenido al mundo.

Me maravilla la historia de este Códice, la cual conforme iba leyendo, lo traducía mi mente en imágenes dignas de una película. Me imaginé a los Médicis mandando robar ese gran tesoro a España.

El conocimiento es sin duda el más gran tesoro de la humanidad, esto lo aprendí de mi padre desde muy pequeña y cada día le agradezco que me transmitiera tanto afán de conocimiento.  Esa fue mi herencia y de mis hijos. Ellos son ahora los que me han introducido al mundo mágico de navegar.

Y lo hago cada día con inmenso placer. Imaginándome las letras y pinturas ancestrales pintadas en amate, y ahora navegando en el espacio, hasta llegar a nuestros ojos.

Hace unos días mi hijo Raúl, me hizo llegar el link https://shorturl.at/qtwJ4 que me permitió entrar al mundo prehispánico a través del Códice Florentino.

Se los comparto con mucha alegría esperando se sumerjan en el mar del conocimiento ancestral, del cual aún todavía no está todo escrito.