Turismo y seguridad: una agenda pendiente

Además de ser los propietarios del Tren Maya, las fuerzas armadas se han abierto paso para operar terminales portuarias y próximamente servicios de transporte en destinos turísticos. | Fotografía: Archivo

A quince días de que finalice el 2023, es necesario hacer un balance de lo que, este año se llevó en materia turística. Diversos tópicos surgen al respecto, inversión, generación de empleos, derrama económica, cuestiones culturales, etc. Sin embargo, resalta un tema que, por su naturaleza es relevante por su vinculo con el turismo, la seguridad.

El año 2023, se caracterizó por ser uno de los mas violentos en los últimos años, esto con la complacencia y permisión de las autoridades de todos los niveles de gobierno, incluyendo y principalmente del ejecutivo federal. El tema de la inseguridad fue en escalada mientras transcurría el presente año.

La inseguridad encontró diversas manifestaciones que colocaron a destinos centros turísticos y no turísticos en blanco de noticias tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Incluso algunos países alertaron a sus connacionales para evitar viajar a los destinos turísticos mexicanos. La incursión de diversas bandas criminales logró el control de zonas donde años atrás era impensable el “cobro de piso” al comercio local, extorsiones, compra-venta de drogas, etc.

Por ejemplo, durante todo el 2023 se evidencio una y otra vez, la incursión de grupos de la delincuencia organizada a los denominados “pueblos mágicos”, causando zozobra y terror, tanto a turistas, pero sobre todo a la población residente. Diversos grupos delincuenciales en su ciega lucha contra bandas contrarias, desencadenaban pánico entre la población.

El 2023 fue testigo, un día sí y otro también, de actos violentos causados en los diversos destinos turísticos de México. Mientras el miedo se apoderaba de las diversas zonas, el gobierno federal desestimaba una y otra vez la magnitud de los sucesos. Mientras tanto, la población residente soportaba los embates de la delincuencia organizada.

Difícilmente se tiene registro de algún destino turístico libre del yugo del crimen organizado. Tanto las zonas de sol y playa como aquellos espacios patrimonio de la humanidad, pueblos mágicos, incluso aquellos destinos incipientes que apenas están logrando algún tipo de beneficio como lo son los nuevos pueblos mágicos.

Si bien, el turismo es uno de los sectores mas afectados por el crimen organizados, no es el único. El nivel de afectación es mayúsculo, trastocando todos los sectores de la población. Incluso, muchas zonas del país han presenciado una especie de “éxodo”, ante los constantes embates del crimen organizado.

Zonas completas devastadas por causa de la lucha de bandas criminales, municipios enteros controlados por estas. Lo cual devela el enorme vacío de gobernabilidad y estado de derecho. Esto sin duda atenta contra los derechos fundamentales de las personas que habitan estos lugares, cuya condición se debe en gran parte y es responsabilidad del ejecutivo federal. Contrario a lo que pregona, afecta a la población más vulnerable, promoviendo su falta de libertad, autoexclusión, migración, pérdida de identidad al alejarse de su territorio, etc.

Uno de los elementos que coadyuvaron para el incremento de la presencia de los grupos criminales es sin duda la permisión y complacencia del gobierno federal, lo que kilómetros de distancia es notorio es la errática y fallida “política de abrazos”. Mientras que en palacio de gobierno tenga “otros datos”, difícilmente se revertirá la tendencia para el 2024.

El escenario resulta complejo, ya que el próximo año 2024, será un año atípico, en términos políticos, ya que estarán en juego diversos cargos públicos, entre estos, la presidencia de la república. Esto es relevante ya que los grupos de la delincuencia organizada, al igual que los distintos grupos políticos, buscarán posicionarse a toda costa, lo cual es bastante delicado en términos de la convivencia social.

Así, el balance 2023 en torno al binomio turismo-seguridad, presenta un amplio déficit, lo cual representa un gran reto y una agenda pendiente, seguramente no para la actual administración federal, empecinada en sus “otros datos”, sino para el o la siguiente mandataria, cuya tarea no es menor, por el contrario, brindar certeza aquellos quienes sostienen la industria turística, nada más ni nada menos que, la tercera fuente de ingresos en el país.