Carta de Principios de la Economía Solidaria (II)

La economía de solidaridad no es "economicista" sino integral, constituyendo un proceso a la vez económico, político y cultural.

La Carta de la Economía Solidaria de la Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS), fue fue elaborada en el año 1995 en España y se revisó posteriormente en 2000 y 2011. En 2022, se presentó una actualización de sus contenidos, de acuerdo a los cambios que se han ido produciendo en los contextos tanto locales como globales, en el ámbito de las alternativas económicas transformadoras y en el propio movimiento de la Economía Solidaria (ES).

Dicha Carta establece los seis principios rectores de la ES: equidad, trabajo digno, sostenibilidad ecológica, cooperación, reparto justo de la riqueza y compromiso con el entorno.

El principio de TRABAJO DIGNO establece que mucho más que un empleo o una ocupación, el trabajo es toda actividad humana que hace posible que la vida se sostenga, sea tratada con cuidado y se reproduzca, tanto en el presente como en el futuro. Por eso, desde la ES, se reconocen los trabajos en plural, productivos y reproductivos, profesionales y voluntarios, remunerados y gratuitos.

Así mismo, se entiende el trabajo como una herramienta de acción colectiva al servicio de las necesidades de la comunidad y de la sostenibilidad de la vida, orientada al desarrollo de las capacidades y al empoderamiento individual y colectivo.

La interdependencia y la ecodependencia son asumidas como procesos básicos y necesarios para nuestra supervivencia, por lo que, particularmente, los trabajos de cuidados entre las personas, comunidades y con el planeta, se sitúan como prioritarios para la organización social. Compartir la responsabilidad y distribuir equitativamente su provisión es indispensable para promover la calidad de vida de las personas, de la comunidad y su entorno ambiental, así como para el desarrollo de relaciones sociales y económicas justas.

Por ello, la ES promueve un empleo digno, saludable y emancipador, basado en la cooperación y en el equilibrio salarial, en el derecho a participar de la propiedad de los medios de producción y en la toma de decisiones. Un empleo dirigido a producir bienes y servicios socialmente útiles de forma equitativa y sostenible.

Como forma de superar las dinámicas de empobrecimiento crónico y precarización vital, las experiencias de la ES ofrecen a las personas los recursos y el tiempo necesario para disfrutar de vidas que merezcan la pena vivirse. Para ello, promueven iniciativas cooperativas, autogestionadas, participativas y transparentes que satisfagan necesidades y contribuyan al bienestar individual y colectivo. Estas iniciativas deben garantizar el desarrollo de las capacidades personales, el reparto de todos los trabajos, así como la creación de empleo estable y de calidad que facilite la inclusión social y económica en un entorno de igualdad de oportunidades.

Mediante la propuesta de un nuevo reparto, valorización y reorganización social de todos los trabajos, la ES impulsa un cambio cultural que permita superar las lógicas dualistas de dominación y de fragmentación entre las diferentes esferas que conciernen a la vida de las personas. En último término, se persigue revalorizar la vida en todas sus dimensiones y etapas.

Para desarrollar este principio, se propone:

  • Fomentar el reparto de todos los trabajos (remunerados o no), la equiparación del valor social y económico del trabajo productivo y reproductivo, y la distribución equitativa de la renta como garantía de una buena vida.
  • Defender y garantizar el derecho fundamental para todas las personas de acceso a las oportunidades laborales y sociales necesarias para la obtención de recursos.
  • Desarrollar un empleo decente, emancipador e inclusivo capaz de gestionar la diversidad e incorporar laboral y socialmente a las personas que sufren cualquier tipo de discriminación.
  • Impulsar empresas horizontales, diversas y democráticas que impulsen la participación, el liderazgo cooperativo y el pensamiento crítico, poniendo atención en los procesos y en las relaciones, incorporando en la cultura organizacional la salud emocional y la necesidad de dar y recibir cuidados.
  • Promover una nueva organización social de los cuidados que garantice su provisión desde la responsabilidad compartida y el reparto de los trabajos en las esferas privada, comunitaria y pública.
  • Impulsar la organización y participación comunitaria para el impulso de iniciativas sociales que promuevan la solidaridad económica, la satisfacción de necesidades sociales y la promoción del bienestar, con o sin intermediación del dinero.
  • Construir organizaciones habitables y corresponsables con la sostenibilidad de la vida, teniendo en cuenta tanto las dimensiones social, ambiental y comunitaria de los cuidados, como la capacidad de las personas para elegir su trabajo desde sus habilidades y anhelos.

Fuente: https://reas.red/