Para ahorrarles incomodidad, certificaría Immujeris ‘deconstrucción’ masculina a través de app

Especialista cuestionó los riesgos que este tipo de iniciativas pueden significar para el reforzamiento de la violencia contra las mujeres.

Resistencias enfrentan aún nuevas masculinidades. | Fotografía: Impacto Digital

Morelia, Mich.- Para evitarles la incomodidad que les significa la exposición pública, este 2024 el Instituto de la Mujer Moreliana e Igualdad Sustantiva de Morelia (Immujeris) lanzará una plataforma de autocapacitación en temas de masculinidades, dirigida a aquellos hombres que no quieran enfrentarse a la mirada de sus congéneres en el formato de los cursos tradicionales.

Lo adelantó la directora del Instituto, Nuria Gabriela Hernández Abarca, quien también recordó que el pasado diciembre cerró la primera generación de la Escuela de Formación de Masculinidades Positivas “Hombres trabajando” del municipio, de la que se graduaron sólo 30 de más de 100 inscritos originalmente.

Muchos hombres, declaró Hernández Abarca, “no quieren acercarse a tomar los cursos, porque no quieren que otros hombres los vean”, razón por la cual el Immujeris lanzará una aplicación digital: “Van en la combi, en donde estén, en el bar, se echan su clase para avanzar en su curso”.

Es fundamental ‘poner el rostro’ en procesos comunitarios: especialista

Son necesarios los procesos de reflexión individual, pero insuficientes, pues es fundamental “poner el rostro” en los procesos comunitarios para cerrar efectivamente las brechas de desigualdad, declaró el especialista en masculinidades José Alfredo Cruz Luego, consultado sobre el tema por Cambio de Michoacán.

“Es muy fuerte que, con el ánimo de tratar de evitarles la pena, evitarles la vergüenza, les acerquemos el uso de tecnologías, como para ahorrarles la exposición pública a estos hombres. Lo que tiene que ver con un proceso de reflexión o deconstrucción personal, preferimos mantenerlo en silencio, en el anonimato”.

El también fundador de Círculo Abierto para Hombres, una organización con sede en la Ciudad de México con 18 años de experiencia en el trabajo con masculinos, remató que, no obstante, “no basta la reflexión y el aprendizaje personal en el monitor o en la aplicación, sino hay que hacerlo extensivo a los cambios sociales”.

Hombres buscarían hacer cursos sólo para certificarse

Uno de los aspectos del planteamiento que más le preocupan a José Alfredo, dijo, es que se corre el riesgo de que “los hombres hagan sus cursos solamente para certificarse”, y no tanto porque de verdad quieran iniciar un proceso de resignificación de las conductas violentas que reproducen en detrimento de las mujeres, niños, y el resto de las personas a su alrededor.

Esto podría tener impactos incluso “a nivel ministerial”, añadió, en referencia al hecho de que, en el cumplimiento de penas por la comisión de delitos relacionados con violencia de género, a los hombres les requieren haber pasado por un proceso de reeducación, que podría ser cubierto con este tipo de recursos digitales, sin un auténtico proceso de autocuestionamiento.

‘Deconstrucción’ tiene principio, pero no fin; difícil medir avances

A diferencia de la formación técnica o profesionalizante, subrayó Cruz Lugo, los procesos de reflexión comunitaria “tienen un principio, pero no tienen un final”, pues atraviesan la persona “en sus dimensiones de la memoria, corporal y personal, el mundo emocional, mucho más allá de lo cognitivo”.

Cruz Lugo expuso que en el Círculo que dirige trabajan con un modelo que requiere alrededor de 45 sesiones de trabajo para empezar a hacer trabajo comunitario con hombres para la igualdad sustantiva, sin embargo, reparó, “eso no da garantía de absolutamente nada”.

“No podemos firmar nada a nadie”, sentenció, y recordó que por su organización han pasado promotores que han tenido que ser retirados de su labor de promotoría, pues, a pesar de todas las sesiones trabajadas, se verificó que seguían reproduciendo prácticas violentas en contra de las mujeres o personas a su alrededor.

“No es que nos graduamos del ‘nuevo hombre’, ni es una intervención, ni una apuesta por cubrir créditos, módulos, formaciones, diplomados, sino es un trabajo personal que atraviesa la historia de cada quien, y a partir de allí la resignificación de nuestras conductas. Un certificado, ¿de qué?, ¿cómo?, ¿cómo evaluamos?”, cuestionó.