DEBATAMOS MICHOACÁN: Diversidad sexual y la paz

Colectivo Gay de Apatzingán. | Fotografía: cortesía Gerardo Herrera Pérez

En diferentes conferencias me he pronunciado por avanzar en los estudios de paz y generar espacios para la comprensión de la cartografía de las paces; es decir, la irenología, o la ciencia que estudia la paz, nos ofrece la epistemología para la comprensión de la paz, no como ausencia de violencia, sino como la posibilidad de la resolución de conflictos entre las personas, los pueblos, las naciones a través del diálogo para llegar a resolver con equidad dichas problemáticas, pero además de ello, la paz requiere de otros elementos sustantivos para hacer que exista una sana convivencia social, entre ellos está el contar con los valores de la paz, el cumplimiento de los derechos humanos y libertades para el respeto de la dignidad humana y evitar la existencia de grupos en condición de vulnerabilidad y precariedad.

Por otro lado, existen varias generaciones de estudios de paz, todas ellas conformadas por teóricos como Johan Galtung, Francisco Muñoz, Francisco Jiménez, entre otros, quienes nos hablan de la paz negativa, paz positiva, paz neutra, así como la paz multicultural, la paz intercultural, la paz transcultural, la paz interna, la paz vulnerable, la paz sostenible, la paz resiliente, la paz ambiental, la paz imperfecta, incluso la paz decolonial, pero hoy amerita trabajar en la PAZ DIVERSA SEXUAL,  es decir, mientras no logremos desincorporar de nuestras mentes los elementos del binario sexual, del lenguaje excluyente y discriminatorio con el masculino neutro, mientras no logremos repensarnos no en un universalismo y globalidad, sino en la comprensión de los pluriversos, que nos ayuden a entender y hacer las deconstrucciones necesarias metacognitivamente para advertir la existencia de una riqueza social sostenida a través de la diversidad social, cultural, dogmática, lingüística,  étnica, política, y desde luego, la llamada diversidad sexual que incluye el acrónimo LGBTTTIQ+ (poblaciones lésbicas, gay, bisexuales, transgénero, transexual, travesti, intersexual, queer, o no binarias y otras expresiones de identidades sexuales más), entre otras diversidades de identidades sexuales.

Sin equivocarme, existe un avance en la normatividad para la atención de las poblaciones LGBTTTIQ+ de dimensión internacional, regional, nacional, local, incluso municipal, así como estructuras operativas de igual calado para atender el mandato de la ley o norma y desde luego el diseño de la política pública antidiscriminatoria y de no violencia, no obstante, seguimos observando procesos de discriminación, violencia, invisibilidad, estigma, prejuicio, así como la diferencia de trato social, de exclusión y en general de distintos mecanismos de opresión en contra de las comunidades LGBTTTIQ+.

Frente a ello, se requiere, en primera persona, hacer un trabajo permanente metacognitivamente entre las poblaciones principalmente aquellas que se asumen como heterosexuales o cisgénero y cuyas ideologías sean machistas, misóginas, racistas, clasistas, homófobas, xenófobas, transfóbicas, bifóbicas, lesbofóbicas que generan violencia y que no permiten avanzar en procesos de inclusión, por lo que es de importancia impulsar modelos de tolerancia (Principios de la Tolerancia de la UNESCO), respeto, así como de inclusión y de convivencia para la participación social, y por ende la cohesión social, donde sea un hecho real trabajar con la deconstrucción de las masculinidades hegemónicas y violentas.

Dichos procesos podrán estar acompañados desde la educación formal y no formal, en donde el pensamiento crítico como hoy ya se impulsa en la educación básica, la inteligencia emocional, los contenidos de la paz diversa sexual, la deconstrucción y tránsito de masculinidades negativas y hegemónicas  a masculinidades positivas e incluyentes, así como la creación y desarrollo de conciencia antropológica, ambiental, cívica, espiritual, de prevención y de paz diversa sexual, así como desarrollo de comunalidad y desde luego impulso de la felicidad, entre otras temáticas puedan coadyuvar en actuar sobre la psique de las personas y comprender la importancia de la diversidad y los pluriversos, tal como lo señala en el concepto de transmodernidad de Enrique Dussel.

Todo ello, acompañado desde las estructuras de la educación para: evitar los ataques contra docentes y el estudiantado LGBTIQ+, o los que sean percibidos de dicha manera; garantizar en el currículo una educación sexual (integral, laica, científica) para la comprensión de la identidad, la orientación, el género y las características sexuales y fenotípicas. Esto porque, de acuerdo con la ONU y la OEA, puede convertirse en instrumento para contraponerse a la discriminación o los ataques fundados en prejuicios.

Por otro lado, igualmente revisar y en su caso aplicar las normas internas y los manuales en las instituciones de educación, de manera que se prohíba la discriminación por razones de índole sexual o corporal, si bien existe normativa sobre las reglas de convivencia estas aun no se encuentran internalizadas; Del mismo modo, de existir restricciones en cuanto al uso de prendas de vestir, accesorios e incluso sobre manifestaciones de afecto entre personas LGBTTTIQ+, ellas no deben ser diferentes de las orientadas hacia personas heterosexuales. Es decir, debe propugnarse la igualdad de género.

Además de instrumentar los protocolos de actuación para investigar, prevenir y castigar los comportamientos de acoso en el espacio público educativo, especialmente fundado en el género, la orientación o la identidad sexual, independientemente de si el hostigamiento es realizado por personal docente, administrativo, cuerpo estudiantil o cualquier otro miembro de la comunidad educacional.

Además de sustentar programas y políticas educacionales destinados a reconducir comportamientos culturales y sociales que generen discriminación y prejuicio contra individuos LGBTIQ+. Esto incluye el hecho de educar a las personas para derribar los estereotipos que potencien la violencia hace dichos sujetos.

Es urgente seguir construyendo una Paz Diversa Sexual para atender las problemáticas de violencia y crimen que viven personas LGBTTTIQ+, como las que hemos observado durante estas primeras semanas de 2024.